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Enric Gardiner
Miércoles, 13 de noviembre 2024, 16:09
Carlos Alcaraz apareció este miércoles en la pista de Turín con una tirita nasal y con apenas media hora de entrenamiento en dos días. Estaba tocado por el resfriado que arrastra desde la semana pasada, pero no hundido. Necesitaba ganar su segundo partido de las Finales ATP para no quedarse fuera del torneo de maestros, y lo consiguió, por 6-3 y 7-6 (8), ante Andrey Rublev, que continúa sumido en su inconsistencia mental.
El ruso tenía ante sí una oportunidad única ante un Alcaraz mermado y la dejó escapar, porque el murciano estaba lejos de encontrarse al 100%, especialmente al principio del duelo, cuando estaba precipitado y con ganas de acabar los puntos rápido. Tras imponerse a Rublev, el viernes, presumiblemente en el turno de noche, Alcaraz se enfrentará a Alexander Zverev por un puesto en las semifinales.
Tras cancelar su entrenamiento del martes a los cinco minutos, las alarmas sobre la continuidad de Alcaraz en el torneo saltaron, pero Juan Carlos Ferrero las acalló. Aseguró que el murciano jugaría sin estar del todo bien, que es lo más normal en estos profesionales. Siempre hay que jugar alguna vez con dolor.
Por ello Alcaraz no quería entrar en el juego de intercambios largos de Rublev, ni caer en la telaraña en la que ya cayó en Madrid este año, su única derrota contra el ruso y un oasis en la temporada del moscovita, que llegaba al partido de Turín contra el español con cuatro derrotas en los últimos cinco encuentros.
Alcaraz no escondió sus problemas para afrontar su segundo encuentro en las Finales ATP. «Podría estar mejor, no te voy a mentir», dijo tras el encuentro. El español se apoyó en su servicio, con el que conectó diez saques directos y ganó el 84% de puntos con primeros y también en las subidas a la red. Se acercó a esa zona de la pista en 24 ocasiones y se llevó el punto en 18 de ellas. «El servicio es un arma muy importante cuando sabes que no estás bien. Necesitaba sacar mejor que en el primer partido», matizó.
Y lo cumplió. En el primer set perdió solo seis puntos con el saque, mientras que en el segundo ganó 26 de 28 puntos con el primero y solo perdió seis con el segundo. En todo el partido no enfrentó ni una bola de rotura. Rublev no llegó a estallar en ningún momento, no perdió la cabeza, pero no encontró la forma de enredar a Alcaraz y dos pérdidas de servicio, desde el 2-3, le hicieron ceder los últimos cuatro juegos del parcial.
«Pensaba que contra un jugador como Rublev que le pega muy duro no podría aguantar muchos intercambios, pero me he sorprendido a mí mismo. He jugado muy tranquilo desde la línea de fondo. Quería olvidarme de que no me encontraba bien. Quería salir a la pista y tratar de jugar», aseguró el jugador de El Palmar.
Por eso, Alcaraz empezó a estar más cómodo con el paso de los minutos, aunque Rublev también subió la intensidad y el segundo set, en el que no hubo ni una pelota de rotura, se decidió en el 'tie break', donde el murciano estuvo cerca de meterse en un buen lío. El español pasó de tener un 4-1 y un 5-3 a que el pupilo de Beto Martín le remontara hasta el 5-6. Salvó la bola de set con facilidad, pero con 7-7 erró una volea muy sencilla en la red. Ferrero, en la grada, tragaba con dificultad sabiendo que entregaba punto de partido al ruso y que un tercer set es lo peor que le podía pasar para el físico. Sin embargo, tras desactivar la segunda oportunidad del ruso, Alcaraz dio carpetazo al encuentro con un resto ganador directo con el que se quitó el resfriado y la presión de encima.
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