Simone Biles, Michael Phelps e Iniesta también sufrieron ansiedad o depresión

La gimnasta estadounidense Simone Biles fue la gran estrella de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016 con cinco medallas, cuatro de ellas de oro. Cinco años después, en Tokio, mostró la otra cara del deporte cuando bajo la condición de absoluta favorita decidió retirarse de la final por equipos. La ansiedad quebró la salud mental de una deportista que en su momento confesó haber sido víctima de los abusos de Larry Nassar, el que fuera médico de la selección estadounidense de gimnasia, en un episodio traumático por el que sufrió depresión.

Su compatriota Michael Phelps, el mayor coleccionista de preseas de la historia olímpica, también pasó por momentos muy complicados en su vida, especialmente tras anunciar su retirada después de los Juegos de Londres 2012. «Soy alguien que ha pasado por al menos tres o cuatro periodos de depresión fuerte después de los Juegos y llegué a poner mi vida en peligro. En 2014 había momentos en los que no quería vivir», reconoció el Tiburón de Baltimore, que después de ponerse en manos de un especialista recondujo su vida e incluso retomó su carrera profesional con el epílogo soñado en Río 2016.

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La tenista japonesa Naomi Osaka, encargada de encender el pebetero de los Juegos de Tokio, ha sido otra de las deportistas afectadas por los problemas de salud mental en los últimos tiempos, en su caso desbordada por la presión mediática y el episodio de estrés que precipitó su abandono en Roland Garros en 2021.

En España, Andrés Iniesta desveló que entre 2009 y 2010, antes del Mundial de Sudáfrica, pasó por una etapa delicada tras la muerte de su amigo Dani Jarque, al que rindió tributo tras el histórico gol a Países Bajos en la final mundialista.