Borja gonzález
Viernes, 11 de septiembre 2020, 18:51
Después de tres grandes premios llenos de complicaciones, Yamaha consiguió este viernes empezar con firmeza en Misano. Tres de sus motos terminaron en lo alto de la clasificación con la cuarta en la sexta plaza.
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Un poco antes de las diez de la mañana, las ... cámaras de televisión enfocaban a Valentino Rossi. Esta vez sí, su imagen se replicaba en las pantallas gigantes del Misano World Circuit Marco Simoncelli, activadas por la presencia por primera vez de público en las gradas de un circuito desde el regreso del Mundial de motociclismo.
Un plano contestado por los pocos aficionados que pudieron presenciar el arranque del Gran Premio de San Marino (un máximo de 10.000) con una sonora ovación que dio un color distinto al inicio de la séptima prueba del año, la sexta para MotoGP. Un viernes que terminó siendo de reivindicación para Yamaha, una fábrica que vivió con cierta penuria su paso por las tres últimas carreras de la temporada, las consecutivas disputadas en Brno y Austria (dos en Spielberg).
Para el todavía líder de la categoría, Fabio Quartararo, el séptimo puesto en la República Checa fue lo más positivo; para el que empezó como segundo ese triplete, Maverick Viñales, la cosa fue mucho peor, con el espeluznante accidente de Estiria, cuando saltó de su moto en marcha, y con el décimo puesto de la primera carrera en Austria como mejor resultado, lo que le ha bajado a la quinta plaza de la general.
En ese sentido, Misano se presentaba con un doble perfil: el esperanzador, después de que en 2019 las cuatro Yamaha terminasen entre el segundo y el quinto puestos, todas por detrás del ganador Marc Márquez; y el de las incógnitas, por ser la única moto que no había probado el nuevo asfalto del trazado italiano, y por ese inercia negativa de la que venían. Por el momento, tras dos entrenamientos libres, se impuso la vertiente positiva.
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«Me he visto muy fuerte hoy», reconocía Viñales, segundo en la primera jornada a sólo 9 milésimas de segundo de Quartararo. «Al final puede cambiar todo mucho, pero lo vamos a intentar. El primer objetivo es estar en el podio y retomar las buenas sensaciones. Y si tengo la oportunidad de ganar la carrera voy a ir a por ella, no lo voy a dudar», declaraba el catalán, autor de la pole en 2019 y que recibió una buena noticia al llegar a Italia, el saber que se había salvado el motor de la moto estrellada en Austria, algo que preocupaba mucho en su box conscientes de la situación crítica que viven en la parte propulsores (de los cinco de los que dispone cada piloto para toda la temporada, Viñales ya había puesto en uso los cinco además de tener que retirar uno por rotura).
«Después de tres carreras muy difíciles siempre sienta muy bien estar primero», respiraba aliviado el líder Quartararo, que el año pasado le peleó el triunfo a Márquez hasta la última vuelta, después de liderar casi toda la prueba. «Hemos llegado a una pista que me gusta mucho, en la que la Yamaha va muy bien, así que estoy súper contento, aunque todavía tenemos faena para intentar mejorar algunos detalles».
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Franco Morbidelli cerró el trío de cabeza, con Rossi sexto, en un día en el que volvieron a brillar las KTM. Y es que las cuatro motos austriacas terminaron metidas entre los nueve mejores, con Pol Espargaró cuarto, el debutante Iker Lecuona quinto, Brad Binder octavo y el ganador en Estiria, Miguel Oliveira, noveno.
«No creía que pudiéramos estar todas las carreras a este nivel, aunque hay que esperar, porque creo que no estamos tan bien como en Austria», apuntaba Espargaró, consciente del punto más de las Yamaha en Misano. «Están mejor de ritmo, van muy rápido, pero estamos infinitamente mejor que el año pasado aquí. Tenemos opciones de hacer un buena carrera, no digo que para ganar, pero sí para estar entre los cinco primeros», señalaba, a la vez que reconocía el buen papel de Lecuona, el piloto más joven de MotoGP, y que plasmó sobre la pista uno de los mejores ritmos de todos los pilotos de la parrilla en un día en el que las Suzuki evidenciaron más problemas de los previstos, y en el que de nuevo las Ducati rindieron a un nivel inferior de lo esperado. «Cada vez que llegamos a una pista es como empezar de cero, tenemos que adaptar todo para poder hacer funcionar los neumáticos», analizaba sobre su talón de Aquiles en este 2020 Andrea Dovizioso, undécimo, y que llegaba a Italia con la intención de discutir el liderato de la general a Quartararo, al que tiene a solo tres puntos.
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