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BORJA GONZÁLEZ
Madrid
Sábado, 28 de diciembre 2019, 17:21
Marc Márquez pelea ya por ser el mejor piloto de todos los tiempos y uno de los deportistas más importantes a nivel mundial. En 2019 ha cerrado un campeonato casi perfecto, permitiendo también que HRC se hiciese con el título de constructores y ... el Repsol Honda con el de escuderías. Un curso redondo con la guinda del título de Moto2 para su hermano Álex, su nuevo compañero de equipo.
Hagamos un pequeño ejercicio de 'motociclismo ficción'. El domingo 14 de abril se disputaba en Austin la carrera de MotoGP. Un escenario en el que Marc Márquez, hasta ese momento, había sumado todas las victorias y todas las 'poles', incluyendo la del sábado. Uno de esos trazados en los que parece imbatible. En la ficción, en la vuelta diez de veinte, en la curva doce, su Honda no sufre un problema de electrónica (el motivo del accidente como confesó días después en Jerez). Y gana. Algo que con los cuatro segundos de ventaja que había acumulado hasta ese momento sobre el segundo no parece descabellado. De haber ocurrido esto, el campeón lo habría sido con trece victorias y seis segundos puestos, lo que le habría llevado a sumar el 93% de los puntos puestos en juego. Una barbaridad, aunque la realidad no lo ha terminado siendo menos: 420 puntos, el 88%, pudiendo cerrar el título en Tailandia, con cuatro carreras aún por disputar. Lo dicho, una barbaridad, en el que quizás haya sido su mejor año.
El sexto galardón de Márquez en MotoGP, octavo en el Mundial, ha llegado desde la consistencia, variable a la que se ha añadido la inconsistencia de los rivales, lo que ha dejado ese resultado arrollador. El campeón se las vio en algunos momentos con Andrea Dovizioso y su Ducati, un piloto que sumó su tercer subcampeonato consecutivo y que se impuso a Márquez en dos mano a mano a la milésima en Catar y en Austria. Otro rival 'Guadiana' fue Alex Rins, que logró sus dos primeras victorias en MotoGP, una en Austin y la otra en Silverstone, jugándosela con Márquez hasta la línea de meta (13 milésimas de margen).
Dos éxitos parciales también se llevó Maverick Viñales, en Holanda y Malasia, estas con cierta superioridad, aunque terminó por los suelos después de que Márquez le birlase la cabeza de la carrera de Australia en la última vuelta.
El de Yamaha hizo una temporada de menos a más, aunque fue otro con demasiados altibajos. Y con el problema añadido de la irrupción de Fabio Quartararo, un novato con poco palmarés y que con la Yamaha versión 2018 sacó los colores al resto de pilotos de la marca (brilló sobre todo en la pelea por las poles, en la que se impuso hasta seis veces). Fue el francés de 20 años el que más elogios recogió del campeón, con el que se encontró tres veces en una lucha por ganar. Todos estos más Danilo Petrucci, ganador en Mugello, inquietaron puntualmente a Márquez, aunque no constantemente.
Márquez llegará al primer test de 2020 tras otro invierno de trabajo físico por la operación a la que se sometió en noviembre en su hombro derecho, pero con la tranquilidad de saber que van a tener que ser los demás los que tengan que esforzarse para tratar de llegar hasta su puesto hegemónico.
Todas las fábricas están atrincheradas en sus cuarteles buscando dar algo más a sus pilotos, que por su parte tendrán que, como mínimo, alcanzar la regularidad del de Cervera, aunque incluso eso podría no ser suficiente. Cuando alguno tiene un poco más que él, Márquez saca un extra que le ha permitido este año aguantar hasta el final con Dovizioso en las dos carreras en las que éste parecía superior, amargar a Quartararo o hacer lo propio con Viñales (en Australia).
Este monumental 2019 del campeón es la previa de lo que espera en 2020 no sólo en el lado deportivo, sino también en otro que tendrá influencia por la tensión que suele provocar: el del mercado de fichajes, con todos los pilotos terminando contrato a la vez. El propio Marc incluido, pero también su hermano Álex, el que ya es su nuevo compañero de equipo.
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El menor de los Márquez consiguió a la quinta el ansiado título de Moto2, gracias a una versión menos exagerada de la consistencia de Marc, en su caso una regularidad en la segunda mitad de la temporada que le permitió aprovechar la renta que había adquirido en las primeras carreras, sobre todo con sus cinco triunfos en los seis grandes premios disputados entre Francia y la República Checa.
Un éxito que no le dio el pase directo a MotoGP, oportunidad que le llegó tras el sorprendente anuncio de retirada de Jorge Lorenzo y que permitirá que se escriba una de las páginas más curiosas de la historia del campeonato, la de dos hermanos conviviendo en el mismo 'box', el más potente e icónico de la clase reina. Y con la intriga de no saber cuál va ser su final, por lo menos el que corresponda a 2020, período en el que finalizan los contratos de los campeones de MotoGP y Moto2 de este curso.
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