El campeón del mundo de MotoGP de 2021, Fabio Quartararo. AFP
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El Diablo coloca a Francia en el olimpo del motociclismo

Es el segundo piloto más joven de MotoGP y el primer galo en ser campeón de la clase reina en 73 temporadas disputadas

borja gonzález

Misano

Domingo, 24 de octubre 2021, 16:47

Fabio Quartararo ha terminado con nueve temporadas consecutivas de dominio español en MotoGP: de Jorge Lorenzo en 2012 a Joan Mir en 2020, pasando por otro del mallorquín en 2015 y el resto con el nombre de Marc Márquez. Un logro que da el primer ... título de la clase reina a un piloto francés, un hecho histórico para un campeonato que ha repartido con esta 73 coronas. Aunque hay una parte de lo que Quartararo es 'made in Spain', para un piloto que incluso cumplió con la ESO cuando vivía en Altea (Alicante), como dice él, hecha en español. Y es que su historia es una más de esas de 'padre expiloto (Etienne, campeón francés de 125cc) que lleva a su hijo allí donde haya un circuito', unas infraestructuras mucho menos extendidas en Francia si se compara con Italia o España.

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Todo comenzó en el parking de un centro comercial, el Cap 3000 de Niza, localidad en la que nació el 20 de abril de 1999. Un campeón de 22 años que, estando ya en su tercera temporada en MotoGP, es el segundo más joven de la categoría, con solo Iker Lecuona por detrás. Y es que sus precoces éxitos fueron los que hicieron que llegase al Mundial con la vitola de ser 'el nuevo Marc Márquez'.

Quartararo debutó en Moto3 en 2015, merced a una exención ex profeso en la normativa que le permitió dar ese paso con 15 años (el límite mínimo es 16), después de haber ganado con solvencia en 2013 y 2014 el Mundial Júnior de la categoría. Y ese salto lo dio en la escudería española Estrella Galicia, dirigida por Emilio Alzamora, el mentor de Márquez. Culminaba así una trayectoria que comenzó en ese parking de Niza y que continuó por Italia y sobre todo España. En viajes en una furgoneta en la que recorrieron más de 7.000 kilómetros para hacerle un asiduo de las competiciones de promoción en las que se encontró con muchos de los que después han sido sus rivales, merced a ese sistema español que permite que florezca sin pausa nuevo talento motociclista. Salida de casa el jueves, entrenamientos viernes y sábado, carrera el domingo, en una rutina que le dejó sin tener eso que se define como una infancia normal. Un camino poco placentero, como el recorrido hasta hacerse con un título.

Sus primeros años no cumplieron con las expectativas. En 2015 terminó décimo de la general, con dos segundos puestos (eso sí, el primero en su segunda carrera disputada en Austin) y dos poles como premios. En 2016 dejó la Honda del Estrella Galicia y cogió la KTM del Leopard Racing, con Mir como compañero, en un curso en el que terminó decimotercero y en blanco. El tercer cambio, una mala señal, lo hizo en 2017, donde defraudó ya en Moto2 en el equipo de Sito Pons, que había triunfado en el pasado con Pol Espargaró o con novatos como Maverick Viñales y Álex Rins. De ahí afrontó su cuarto movimiento en cuatro años, también en Moto2, pero con la Speed Up en vez de la Kalex. Aunque este paso ya dejó algo, por lo menos a ojos de los responsables del Sepang Racing Team, escudería que se preparaba para entrar en MotoGP de la mano de Yamaha.

Los bajones, con un psicólogo

Quartararo solo fue décimo de la general, pero ganó con mucha solvencia en Montmeló y terminó segundo en la siguiente cita en Assen, lo que hizo que le llegase la propuesta para saltar a la clase reina. Y no se lo pensó. Un quinto cambio que generó muchas dudas, con mucho debate alrededor de algo que sonaba a locura y que terminó en una historia de éxito: seis poles, cinco segundos puestos y dos terceros, llegando incluso a pelear hasta el final victorias al rey Márquez; y tres triunfos y cuatro poles en 2020, en un año que arrancó con dos triunfos y en el que se fue desinflando.

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Esos bajones los ha trabajado esporádicamente con un psicólogo un piloto que en 2021, ya en el equipo oficial de Yamaha, ha demostrado ser el más fuerte de la categoría, lo que le ha permitido cerrar un título que incluso podría haber finiquitado antes de no mediar algunos momentos extraños. Como cuando se quedó sin victoria en Jerez cuando su brazo derecho empezó a quedarse sin fuerzas, lo que le obligó a pasar por el quirófano, o cuando en Montmeló se le abrió el mono en las últimas vueltas. En cualquier caso, Quartararo ha sabido aprovechar sus momentos de superioridad, entender cuándo tocaba ser segundo o tercero, y no naufragar cuando apareció la lluvia, una condición en la que aún no consigue sentirse a gusto. Todo sumado le ha dado a él y a Francia su primer título de MotoGP.

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