borja gonzález
Buriram
Domingo, 6 de octubre 2019, 09:51
El éxito de Marc Márquez en el Mundial de motociclismo es el éxito del talento, sí, pero también es el éxito del trabajo en equipo en una carrera deportiva planificada a la perfección. Su mánager, Emilio Alzamora, ha cuidado hasta el más ... mínimo detalle su recorrido en el campeonato. Le colocó en el 'box' del experimentado Aki Ajo, donde logró su primer título, el de 125cc, con Derbi (Aprilia), después de fajarse con una inferior KTM en sus dos primeros cursos; un salto, el de competir en condiciones complicadas, que se ha descubierto como un excelente sistema de aprendizaje, como se ha visto en los casos de campeones como Pecco Bagnaia o Jorge Martín (los dos lidiaron con la Mahindra).
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En Moto2 Alzamora pudo hacer el primer equipo a la medida de su pupilo, el germen de su actual grupo de trabajo en MotoGP; eligió una moto, la Suter, que se pudo desarrollar a la medida de un piloto que empezó a trabajar ya junto a Santi Hernández, su actual técnico, al que se llevó al Repsol Honda. Es más, tras firmar el título de 2013 en la clase reina (en su primer intento), exigió a la marca japonesa completar su equipo de trabajo con los mecánicos que no se había podido llevar desde Moto2. Un grupo al que considera su entorno, con el que comparte un chat de Whatsapp a través del que se mantienen permanentemente comunicados, para hablar de motos, pero también de cualquier tema personal que les mantiene en una sintonía especial que facilita su vida como piloto.
Los que le vieron aterrizar en su actual 'box' cuentan que cuando se estrenó con su MotoGP en Valencia en 2012 fue rápido, aunque enseguida entendió que esa montura reclamaba un esfuerzo físico especial, lo que le hizo cambiar por completo su plan de preparación invernal; al primer test de 2013, en Malasia, llegó un piloto mucho más fuerte y preparado para un reto en el que triunfó a la primera, en un año con bastantes incidentes en pista con los jefes de la categoría, una temporada en la que a veces parecía superado por el tamaño y potencia de su moto. 'Errores' de novato de los que se dispuso a aprender. «Mira todos los detalles, trabaja mucho», cuenta siempre Santi Hernández.
marc márquez
Márquez también entendió que tanto Dani Pedrosa, su compañero de equipo, como el anterior inquilino de su moto, el especial Casey Stoner, hacían cosas que le podían ser muy útiles para continuar creciendo; Pedrosa, por su capacidad de sobreponerse a su déficit físico, con su especial don para levantar la moto en las curvas; Stoner por su talento para usar el puño del gas, en un estilo peculiar para el que pedía a sus técnicos rebajar las ayudas electrónicas para lograr entender el comportamiento de la moto con el movimiento de su mano y muñeca derecha.
Eso, el aprendizaje, es algo en lo que incide siempre Márquez cuando analiza sus jornadas de trabajo o sus carreras. El cero de este 2019 en Austin, en una carrera que dominaba con solvencia en un trazado en el que era invencible, le ha hecho repetir que no puede confiarse nunca. «Una de las cosas que aprendí allí es que da igual tener cuatro segundos o doce; lo importante es ganar y gestionar la ventaja de la mejor manera», dijo tras dominar y vencer en Aragón.
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Aunque muchas veces sigue sacando su lado más salvaje, como cuando en Brno arriesgó innecesariamente para firmar una 'pole' estratosférica con una vuelta dos segundos y medio más rápida que la del segundo clasificado («Esto viene de serie: es mi ADN, el punto de arriesgar, si no pienso mucho encima de la moto, me sale»). Un desmelene que le valió una bronca en un 'box' que también entiende que no siempre se puede atar en corto a un piloto que gusta de jugar muchas veces en el borde del precipicio por puro instinto.
«Tenía ganas de hacer una carrera tranquila y de demostrar la velocidad del año pasado con la precisión necesaria y habiendo aprendido de los errores», explicó tras arrasar en Argentina, en un escenario en el que en 2018 se había vuelto 'loco' tras sufrir un problema en la salida, en una carrera en la que terminó sancionado por tirar a Valentino Rossi. «El año pasado fui el primero que dije que había cometido errores, fui penalizado por ello y estaba completamente de acuerdo. De eso me gusta aprender mucho y quería demostrar que puedo ser igual de rápido con más precisión».
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Aprender. Márquez no esconde que lo hace de Rossi y sus 'clases de estrategia', o de la manera de analizar y preparar las carreras de Andrea Dovizioso, su principal adversario en estos tres últimos años; el de Cervera observa mucho a sus rivales, y repasa al detalle lo hecho por él mismo en los años anteriores antes de empezar un gran premio. «¿Si me siento más fuerte? Me siento más completo. En 2014 me sentía invencible, pero al final la piedra también se rompe y este año es todo mucho más flexible, estoy más concentrado, más adaptado a la situación». Un punto fuerte, el del aprendizaje, que sus rivales tendrán que tener muy en cuenta si quieren poder parar a un piloto de leyenda que, hoy por hoy, parece invencible en la pelea por un campeonato.
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