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borja gonzález
Portimao (Portugal)
Domingo, 22 de noviembre 2020, 11:39
Tenía Albert Arenas la situación bastante de cara antes del inicio de la carrera de su vida. Iba a salir sexto, con su principal rival, Ai Ogura, quinto, pero con el tercero en liza, Tony Arbolino, vigesimoséptimo, un puesto que tenía que ser una ... montaña imposible de escalar para el italiano. Pero si una cosa ha demostrado Moto3 este año es que nada se puede descartar, que cualquier cosa puede pasar.
Y eso que el guión inicial de la prueba tuvo un texto bastante normal. Con un piloto, Raúl Fernández, autor de la 'pole', que volvió a probar lo que había intentado las otras veces que había salido desde una posición de privilegio, esto en un año en el que ha firmado seis 'poles': tirar y tirar para tratar de romper un grupo que suele parecer inquebrantable. En su única victoria hasta el momento, en la primera cita de Valencia, el plan le había salido. Llegó a rozar los tres segundos de ventaja a mitad de carrera, aunque al final cruzó la meta con menos de uno. Una semana después, en el mismo escenario, esta vez saliendo segundo, rebasó los dos segundos de margen, pero terminó sucumbiendo ante Arbolino y Sergio García. Por el contrario, en el Circuito Internacional del Algarve, sí que hizo la suya y arrasó a la competencia para alzarse con su segundo triunfo, en una jornada en la que le acompañaron en el podio Dennis Foggia y Jeremy Alcoba, mejor debutante del año y que firmó así su primer cajón en el Mundial.
Aunque los focos de la carrera ya no estaban puestos ahí, miraban más atrás, a la zona en la que se estaba decidiendo el Mundial. Mientras Fernández se escapaba, Arenas se mantenía en una buena situación, en un grupo en el que podía controlar a Ogura, con otros siete compañeros de viaje, entre ellos dos que parecían descartados de antemano: Foggia y Jaume Masiá, los dos con una sanción por cumplir durante la prueba que les obligaba a usar una zona más larga habilitada en todos los trazados hasta en dos ocasiones; en condiciones normales, una losa muy difícil de levantar. De hecho, cumplida la penalización, el grupo del líder de la general bajó a siete unidades, con un buen margen sobre los perseguidores. Y con el tercero, Arbolino, tratando desesperadamente de escalar posiciones.
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Pero mientras el ritmo de Fernández era uno, el del grupo de Arenas era mucho más bajo, con los de detrás rodando también más rápido, lo que empezó a generar una sensación de que podían pasar cosas en las vueltas finales del estresante Circuito del Algarve. Y pasaron. «Estaba rodando súper cómodo, pero he empezado a notar problemas en la rueda trasera y no era capaz ni de inclinar la moto», explicaba al final de la prueba sus sensaciones, con un último giro caótico en un trazado que es un continuo sube-baja de curvas enlazadas.
El resumen de cómo viró la prueba, de cómo es esta loca Moto3, vino de las actuaciones de Masiá, Foggia y Arbolino. Los dos primeros, pese a su sanción se metieron en el pelotón donde estaban Arenas y Ogura e incluso pusieron un punto más y se marcharon (el español terminó por los suelos a cuatro vueltas para el final cuando marchaba segundo); Arbolino llegó hasta Arenas, que intentó defender su posición, logró pasarle y abrir un pequeño hueco que elevó las pulsaciones del piloto español, cuyo margen en la general virtual empezaba a caer dramáticamente. Cualquier error, cualquier cambio de posición, podía ser fatal. Algo que intuyó Ogura, que dentro del loco grupo en el que andaba acompañado por Arenas intentó un ataque mientras que al líder se le veía rebasado por la tensión.
Al final, Arbolino terminó quinto, mientras que Ogura fue octavo y Arenas fue duodécimo y último de su pelotón, un puesto suficiente para cerrar desde la agonía y por cuatro puntos el título de Moto3 de la temporada más intensa y extraña que se recuerda. Un final a la altura de este 2020 en la que Albert Arenas se ha convertido en el vigesimoprimer campeón del mundo español en el Mundial de motociclismo, dando su noveno cetro a Jorge Martínez Aspar, cuatro como piloto, y cinco ya como propietario de escudería (este más los de Álvaro Bautista, Gabor Talmacsi, Julito Simón y Nico Terol). «Es increíble. Estoy todavía sin palabras. Sabía que si terminaba delante de mis rivales era campeón, pero no he pensado mucho en el título. Solamente quería conseguir un buen resultado. Al final, ha habido muchos toques en el grupo, todos eran muy agresivos. Era una carrera típica de Moto3. Hasta que no he visto a mi equipo en la curva, celebrándolo, no he sido del todo consciente de que era campeón del mundo», narró Arenas tras la carrera.
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