Fernando Alonso recupera el pulso y la sonrisa

Alonso saldrá octavo -se clasificó noveno, pero le benefició una postrera sanción a Yuki Tsunoda por estorbar a Valtteri Bottas-, una posición idónea para pelear por los puntos. Aunque el botín no es el que desearía, el asturiano es consciente de que ir rascando poco a poco es fundamental. Neutralizar la ventaja que tenía Ocon en las clasificaciones era clave. Uno de los motivos por los que Alonso había empezado mal este año o, al menos, no tan bien como esperaba, era precisamente que no se le estaban poniendo de cara los sábados. En los tres últimos ha logrado superar a su compañero, y no es casual: el trabajo de Alpine para ayudarle a que se sintiera a gusto y el suyo propio de readaptar su pilotaje han sido elementales.

No solo logra buenos resultados, sino que se divierte. «Esa vuelta ha sido preciosa. Más allá de la posición que logremos, me he divertido», confesaba por radio nada más culminar el pase al 'top 10'. La sensación es que Alonso no solo ha recuperado el cetro de piloto número uno en Alpine (algo que tarde o temprano iba a llegar), sino también las mejores sensaciones posibles. Ya iba por delante de Ocon en la general del Mundial, pero ir royéndole poco a poco las pocas ventajas que aún sostiene le vendrá mucho mejor.

El mismo Alonso lo admite. Se siente mucho más a gusto que antes. «Es verdad que he hecho algunas Q3 ya (lleva cinco de ocho posibles), pero sobre todo la vuelta de Q2, en la que he hecho séptimo, ha sido buena. He disfrutado y, no al cien por cien, pero ya estoy mucho más cómodo con el coche si pienso en Baréin o Imola», analizaba después de la clasificación del GP de Estiria en el circuito austríaco de Spielberg.

Sus buenas sensaciones contrastan totalmente con las del otro español en pista. Carlos Sainz se quedó a un suspiro de pasar a la Q3, apenas media décima, y aunque su 'feeling' con el coche no es malo, no le acaba de convencer. Parece que Ferrari ha dado un paso atrás -las proverbiales 'peoras' que suelen aparece en verano cada vez que intentan introducir mejoras-, y eso se nota.

Sainz saldrá duodécimo, justo por detrás del sancionado Yuki Tsunoda, y si Alonso no quería una carrera con lluvia para poder amarrar puntos, todo lo contrario le ocurre al madrileño. Máxime si padecen los problemas de degradación que ya se les vio en Francia como último ejemplo. Para Sainz, además, se une la presión añadida de que su compañero Charles Leclerc sí entró en la Q3 y saldrá séptimo. «Se nota que estamos sufriendo en este tipo de circuitos, se nota que nos cuesta con tanta recta larga; en curva media-rápida el coche no se está adaptando muy bien, y a mí sinceramente también me está costando un poquito más saber cómo conducirlo. Es lo que hay. A ver si por lo menos en carrera podemos ir un poquito hacia adelante. Es difícil ir peor de lo que hemos ido», sentenciaba con dureza.

Aunque el caso de Valtteri Bottas se explica, en parte, por culpa de Yuki Tsunoda, lo de Lewis Hamilton y Max Verstappen fue simple impotencia. El neerlandés cuajó dos vueltas por debajo de 1:04, el único que lo logró, y fueron suficientes para batir al heptacampeón del mundo, que incluso se buscó una estrategia a tres intentos para la Q3 con la intención de hacer algo distinto.

Se ahorró Hamilton un juego de neumáticos blandos en las dos primeras tandas para tener una vuelta óptima extra al final, y ni por esas. Verstappen está un paso por delante, y si sabe cómo sostener el ritmo de carrera del británico, puede tener un nuevo domingo de gloria, con el extra de que, además, será en casa de Red Bull.