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David Sánchez de Castro
Jueves, 25 de julio 2024, 12:19
Raro es el piloto que no tiene el Gran Premio de Bélgica entre sus favoritos. El circuito de Spa-Francorchamps, en pleno bosque de las Ardenas y con aroma a clásica ciclista por los lugares por los que se pasa para llegar, está considerado como uno de los más técnicos del calendario. La legendaria subida del Eau Rouge al Raidillon, aunque modificada desde hace un año, sigue siendo un espectáculo para aficionados y para pilotos, que deben demostrar su valía y su valor como en pocos lugares.
Si a un circuito que brinda espectáculo le unes un contexto como el que se lleva viviendo desde hace unas cuantas carreras y, más en concreto, desde la última de Hungría, mal se tiene que dar para que la carrera con la que se van a ir los pilotos de vacaciones no sea una edición moderna de Ben Hur. Y es que hay frentes por todas partes, en cada equipo prácticamente.
McLaren es ahora mismo el rival a batir. En las últimas carreras han pasado de sobra a la primera posición de equipos, como demostró el doblete, no sin polémica, en Hungría. Ahí es donde está la clave: ahora que tanto Lando Norris como Oscar Piastri saben lo que es ganar, la gestión de las órdenes de equipo será crítico para el equipo. Andrea Stella, el jefe de los de Woking, no se puede permitir dudar más a la hora de establecer una estrategia clara: si quieren ir a por el Mundial, deben apostar por Norris. Si quieren mantener un statu quo sin un piloto número 1, que dejen correr a ambos con todas las consecuencias.
Para pelear por la victoria tendrán que vérselas con un Max Verstappen que ya lleva varios grandes premios un tanto sobreexcitado. La ventaja de la que gozaba a principio de año está empezando a horadarse por el empuje de sus rivales, y sin un piloto escudero que le ayude, porque Sergio Pérez ni está ni se le espera, tendrá que estar totalmente enfocado. El evidente error de Hungría por el que chocó con Lewis Hamilton le hizo perder unos cuantos puntos más frente a Norris, y para evitar distracciones ya le han prohibido sus noches pegado a la videoconsola jugando (porque no es su profesión) a las carreras de simuladores. «No lo va a hacer más», le avisó públicamente Helmut Marko, el mentor y asesor plenipotenciario de Red Bull. También él debe decidir qué hacer con Pérez, al que se quieren quitar de encima apenas un mes después de incomprensiblemente renovarle. Sus actuaciones ya no están restándole a él de manera individual, sino a un Red Bull que necesita toda la ayuda posible para sujetar a los de atrás.
Y es que no solo McLaren tiene mucho que decir en la batalla por la victoria este domingo. Mercedes, que sumó dos victorias consecutivas antes, cuenta con un Russell que cada día se cree más su posición de líder del equipo y un Hamilton que tras quitarse el peso de encima de ganar dos años y pico después vuelve a estar de dulce. El heptacampeón del mundo tiene muchas cuitas pendientes con Verstappen, lo que es un extra de motivación para que los fans le tengan muy presente.
En todo este maremágnum se puede meter de lleno Ferrari. Capaces de lo peor y lo mejor, porque para eso son la Scuderia, tanto Charles Leclerc como Carlos Sainz son candidatos a todo en el trazado belga. El español sigue dándole sopas con hondas a su aún compañero, y aunque este está por delante en el campeonato, solo les separan 8 puntos. Ambos llevan los mismos podios (6) y las mismas victorias (1), pero Sainz se perdió una carrera por aquella apendicitis. Y sin equipo para 2025 aún.
Muchos ponen aquella victoria en la F3000 de Fernando Alonso aquí, aún en el siglo XX, como el inicio de lo que luego fue. Por eso, para el asturiano siempre es especial regresar a un trazado en el que luego ganó de nuevo, y demostró que es un sitio especial.
Para él, será una oportunidad de oro de confirmar que Aston Martin ha vuelto por los raíles. Después de esa convulsa primavera, la última cita del campeonato antes del parón veraniego está señalada en rojo porque necesitará menos coche y más bemoles. Ni un fallo tiene de margen si no quiere descolgarse aún más, toda vez que sabe que tanto él como el resto del equipo necesitan irse en alto de vacaciones, pero irse. Porque ya son muchas carreras bregando contra los problemas, y necesitan una alegría.
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