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David Sánchez de castro
Madrid
Jueves, 10 de septiembre 2020, 09:24
Uno de los primeros movimientos de fichajes en este caótico mercado de fichajes de 2020 en la Fórmula 1 fue la salida de Sebastian Vettel de Ferrari para dejar su asiento a Carlos Sainz. En la Scuderia dieron por terminada la época del tetracampeón, cuyo ... fracaso estrepitoso en intentar devolver a lo más alto al equipo está quedando apuntillado en una temporada para olvidar.
Vettel se veía en un escenario impensable para un piloto de su palmarés: no tenía equipo para 2021, ni competitivo ni comparsa. Pero si algo nos está enseñando este 2020 es que cualquier resquicio puede abrir la puerta a lo inesperado. Paralelamente a esta situación, en los despachos de Racing Point se producía un cambio de manos. El multimillonario Lawrence Stroll se hacía máximo accionista y anunciaban la absorción por parte de Aston Martín, de la que también era dueño. El primer beneficiado de este movimiento es su hijo, Lance Stroll, cuya carrera deportiva ha navegado gracias al dinero de su padre más que por la calidad o los éxitos deportivos.
Entonces se le abría una puerta a Vettel, de la manera más inesperada. Racing Point, futuro Aston Martin y antiguo Force India (y Spyker, Midland, Jordan…), quería un piloto de garantías para su nueva etapa. La marca británica de superdeportivos, asociada al glamour y al heroísmo de James Bond desde lo más hondo de su ADN, quería entrar en Fórmula 1 a lo grande. Las piezas encajaban a la perfección: Vettel, libre y desesperado -hasta cierto punto- por seguir en el 'gran circo'; y ellos, abiertos a una nueva etapa que les lleve a lo más alto.
Mientras negociaban con Vettel los detalles de su incorporación, los responsables de Racing Point/Aston Martin tenían que tomar una decisión difícil, tanto en lo ético como en lo puramente contractual. Aunque el hijo del jefe no da ni un argumento razonable para seguir, su posición es intocable. Quien quiera justicia a estas alturas de la vida en la Fórmula 1, o en el deporte en general, que vaya a los libros de caballería. El sacrificado tenía que ser Sergio Pérez.
Vettel tratará de ser la punta de lanza del nuevo proyecto, con 2021 en el horizonte como gran oportunidad. «Todavía tengo mucho amor por la Fórmula 1 y mi única motivación es correr al frente de la parrilla. Hacerlo con Aston Martin será un gran privilegio», señalaba el alemán, en el albor del GP de la Toscana que celebra los 1.000 grandes premios de Ferrari.
La llegada de Aston Martin para salvar al equipo con sede el Silverstone se produce después de unos años muy convulsos. La mala gestión de Vijay Maylla convirtió Force India en un equipo seriamente candidato a quebrar, con la pérdida económica y de trabajos que supondría para los miembros del equipo, empezando por los pilotos. Sergio Pérez se echó la manta a la cabeza y consiguió salvar al equipo, demanda de por medio, poniendo dinero de su propio bolsillo y sacando a los anteriores gestores. Él fue quien introdujo a los Stroll. Craso error.
Como quien mete a los zorros en un gallinero, han sido ellos quienes le han acabado echando. En una carta, Sergio Pérez anunciaba de manera unilateral (Racing Point respondió con un apresurado comunicado a la media hora) que dejaba el equipo. Un año después de renovar hasta 2022, le daban la patada. «En lo personal duele porque aposté mucho por el equipo en momentos muy difíciles; se logró salir adelante y me siento orgulloso de haber salvado el trabajo de muchos de mis compañeros», afirmaba el piloto de Guadalajara en el escrito. Por el camino quedan unos meses de fuertes discusiones, un positivo por coronavirus del propio piloto mexicano y la sensación de haber sido apuñalado por sus jefes.
Aunque señalaba no tener «un plan B», Checo Pérez está muy bien considerado en el 'paddock' y no le costará mucho encontrar un asiento, a priori. Alfa Romeo y Haas no tienen confirmados sus pilotos para 2021. En el equipo italiano, Kimi Räikkönen puede retirarse en cualquier momento y además al ser herederos de Sauber conocen bien a Pérez de sus años allí. Por parte de los estadounidenses, nadie duda de que Checo es capaz de superar a Grosjean y Magnussen. Incluso económicamente, al ser mexicano, le convendría esa asociación.
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