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david sánchez de castro
Madrid
Domingo, 29 de mayo 2022, 14:47
El Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1 de 2022 no defraudó ni mucho menos, y ya desde el primer momento dio espectáculo gracias al ingrediente que se añadió a primera hora del día: la lluvia. Las temidas nubes descargaron una gran tormenta sobre el ... circuito que propició no solo un retraso de una hora sobre el horario previsto para que se tomara la salida, sino también un juego estratégico del que hubo un claro ganador, Red Bull, y un claro perdedor, Ferrari.
Sergio Pérez fue el beneficiado por Red Bull, al que le salió todo bien. El mexicano no era el favorito en la carrera, ya que Charles Leclerc salió en busca del fin de su maldición en casa y parecía que iba a llevarse la victoria con autoridad, pero una pésima gestión (otra) de la estrategia por parte de su muro le mandó fuera del podio. Esa radio gritando ya es uno de los audios de la temporada de Fórmula 1, sin duda.
A Carlos Sainz no le afectó la decisión del muro de Ferrari, porque, consciente de que podía ser mejor, decidió desobedecer al equipo. A veces un acto de rebeldía sirve para un bien mayor, y Sainz prefirió no pasar de neumáticos de lluvia a intermedios y después a duros de seco, como hicieron con su compañero, sino que estiró el primer relevo con las gomas rayadas antes de pasar a las lisas. Los primeros compases con estos fueron complicados, porque la pista estaba fría y húmeda, pero conforme se hizo carril, Sainz emprendió el reto de intentar ir a por la victoria. Sin embargo, hacerlo en Mónaco, donde es casi imposible adelantar, era una tarea hercúlea imposible.
Con Sergio Pérez ya primero, la carrera dio un vuelco después de que Mick Schumacher acabase contra las protecciones de la zona de la piscina. El Haas acabó partido en dos, y las barreras 'techpro' se vieron afectadas, por lo que después de varias vueltas tras el coche de seguridad, se desplegó bandera roja en pista. El parón permitió descansar a los pilotos, pero inmediatamente confirmó que no se iba a llegar al objetivo de las 77 vueltas. A diferencia de otros deportes, como el tenis, la Fórmula 1 estableció hace años que los eventos solo podían durar un máximo de tres horas desde que se da la salida para evitar secuestrar la programación televisiva. Así, las seis de la tarde era la hora límite.
Con la reanudación parecía que iba a ser una nueva procesión. Sergio Pérez comandaba con relativa facilidad, Sainz iba detrás tranquilo pero sin opción a pelearle la carrera y Max Verstappen daba por bueno el tercer puesto, dado que Leclerc iba encendido pero impotente en la cuarta plaza. No fue hasta que restaban 10 minutos para el final cuando el desgaste de los neumáticos y el cambio de temperatura sufrido en el complicado asfalto de Mónaco hizo que las ruedas de Pérez empezasen a mostrar 'graining'. Oportunidad de oro para Sainz, que le llegó a meter el coche varias veces, pero se quedó con las ganas. El mexicano sacó rédito de los doblados, demostró que es uno de los mejores defensores de posición de la parrilla y se llevó a la postre su tercera victoria en Fórmula 1, además de reivindicarse ante sus jefes. La victoria de Pérez con Verstappen tercero dejó con muy mal sabor de boca a Ferrari, que llegó a protestar oficialmente contra los dos por, presuntamente, haber infringido las reglas de los límites de la línea de salida de boxes para intentar una sanción que les descalificara.
Otro de los que se reivindicó en esta carrera fue Fernando Alonso. El asturiano acabó desquiciando a Lewis Hamilton en su defensa de la posición, y aunque se vio beneficiado por los condicionantes de la carrera y del propio circuito, el asturiano se vio reforzado por un séptimo puesto final que es, además de su mejor resultado del año, la primera carrera de la temporada en la que acaba por delante de Esteban Ocon. El francés fue, además, sancionado por un toque con el propio Hamilton.
Carlos Sainz logró un gran segundo puesto en el GP de Mónaco y, aun así, se quedó con ganas de más. Y es que estuvo muy cerca de ganar. Le faltó un poco de fortuna y quizá unos minutos más de carrera, ya que no pudo adelantar a Sergio Pérez. Según Sainz, fue por culpa de un doblado, Nicholas Latifi. «La carrera ha sido una locura, pero creo que hemos hecho bien todo lo que teníamos que hacer. Fuimos pacientes con los neumáticos de lluvia, tomamos la decisión correcta de pasar a los secos, pero una terrible vuelta de salida detrás de un coche que se había quedado atrás me costó la victoria. Hay que entender la frustración, porque una vuelta de salida limpia me habría asegurado la victoria de la carrera, pero así es este deporte a veces», se resignó el piloto madrileño de Ferrari. Pese a todo, Sainz aceptó con deportividad el resultado -no así su equipo, que elevó una protesta formal contra Sergio Pérez por haber pisado la línea de salida del 'pit lane'- conseguido en Mónaco. «No me voy a quejar demasiado. Sé que este deporte es así, Checo tuvo mala suerte en Jeddah y hoy ha hecho una gran carrera. Además, ha tenido suerte», resumió el español.
En el caso de Fernando Alonso, el asturiano de Alpine completó su mejor carrera del año, aunque no por sensaciones o por adelantamientos, sino por su resultado. El séptimo puesto del GP de Mónaco es su techo en este 2022, además de ser la primera carrera en la que acaba por delante de su compañero de equipo. Fue una carrera compleja para Alonso por los condicionantes que tuvo. «Al principio no era posible ni salir, por el agarre y la visibilidad, y luego intermedios, de seco… hemos pasado por todo», explicó. «Era muy fácil cometer un error, pero hemos estado concentrados siempre y son buenos puntos. Quizá podríamos haber hecho sextos, porque creo que entré una vuelta demasiado tarde para poner neumáticos de seco. Sabíamos que con nuestro coche era demasiado optimista hacer 33 vueltas con neumáticos amarillos, así que hice mucha gestión de neumáticos», relató. Alonso cocinó su resultado en buena medida en su defensa sobre Lewis Hamilton. «Cuando me dijeron que Esteban (Ocon) tenía cinco segundos de penalización empecé a abrir un poco de hueco, pero Hamilton, o no tenía ya neumáticos o no tenía ya las ganas de ir más rápido. «Estaba un poco enfadado», sonrió el asturiano, en lo que se leyó como un dardo al heptacampeón del mundo.
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