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Sebastian Vettel y Charles Leclerc, pilotos de Ferrari. EP
La F1 aterriza en la Monza más hostil para Ferrari
GP de Italia

La F1 aterriza en la Monza más hostil para Ferrari

La crisis que atraviesa la Scuderia es el centro de las noticias en el GP de Italia, en el que por suerte para el equipo no habrá público

david sánchez de castro

Madrid

Jueves, 3 de septiembre 2020, 15:30

Pocos circuitos de automovilismo acogen un público tan enfervorecido como el de Monza. Desde hace varias décadas, las masas de 'tifosi' acudían al autódromo para romperse la camisa animando a Ferrari, el orgullo del país y una de las entidades que más y mejor se ... identifican con las virtudes (y vicios) de Italia.

La pandemia ha propiciado que no haya posibilidad de ver la tradicional invasión de la pista, ni las banderas ondeando ni nada similar. Solo habrá 250 sanitarios, entre médicos y enfermeras, que han invitado desde Ferrari a que vean de manera totalmente gratuita el gran premio de su país, en señal de agradecimiento por su lucha, que aún no ha acabado, contra la mayor crisis de salud desde tiempos de la I Guerra Mundial.

Las gradas contarán, además, con las caras de cientos de fans que han enviado sus retratos para que sean colocados en cartones. Al menos visualmente, los pilotos se sentirán algo más acompañados. Para los espectadores en televisión les da exactamente igual.

Los miles de aficionados que iban a acudir en masa a Monza se ahorrarán el previsible bochorno que va a provocar la actuación del Cavallino Rampante. Lo visto en Bélgica no es más que el prólogo de dos visitas a circuitos transalpinos, el tradicional Monza y el nuevo (para la F1) Mugello en una semana, en el que la carencia de prestaciones del SF1000 les pasará de nuevo factura. Todo lo que sea acabar entre los diez primeros será un logro para el equipo rojo, toda vez que es un fin de semana condenado a ser dominado por los Mercedes negros, con Lewis Hamilton asomándose al quicio del legendario récord de 91 victorias en Fórmula 1 que ostenta el último gran campeón de Ferrari, Michael Schumacher. Lo de Kimi Räikkönen en 2007 se puede considerar casi una nota al margen en los últimos lustros para la historia de los de Maranello.

Aunque los resultados hablan por sí mismos, los responsables de Ferrari aterrizan en Monza sin pronunciar la palabra crisis. «El equipo está en medio de la tormenta, pero estamos muy unidos. No hay crisis, no hay tensión; hay amargura y tensión que debe convertirse en motivación y reacción», decía Mattia Binotto, que puede caminar perfectamente con la cabeza en una bandeja de aquí a final de temporada, dado que lo más probable es que sea destituido.

Con una mirada puesta en su futuro equipo y otra en el actual, Carlos Sainz quiere quitarse en su querida Italia la amarga derrota sufrida en Bélgica, donde ni siquiera pudo salir a correr. El español tiene claro que está siendo una campaña muy dura, no solo por fallos propios, que son los menos, sino por la terrible mala suerte mecánica que le está acompañando. El fallo en el motor del MCL35 del madrileño ha puesto en jaque sus opciones para esta carrera del GP de Italia, donde el buen rendimiento del propulsor es clave. No obstante, visto cómo iban los propios Renault en Spa, hay motivos para creer en las opciones de Sainz y Norris… siempre que la mecánica les respete.

Los Williams se bajan del barco

Tras más de 40 años al frente de su equipo, la familia Williams disputará su última carrera este fin de semana en Monza. Claire Williams, hija del fundador, anunció este jueves que ella dimite en su rol de directora adjunta y su padre, ya seriamente ajado por la edad, tampoco volverá a un circuito en calidad de responsable de su escudería.

El fondo Dorilton Capital se ha hecho con la legendaria escudería, que tras convertirse en un ejemplo de cómo ser un equipo privado, acabó sucumbiendo a las malas decisiones tomadas por la propia Claire, que con la jubilación de su padre ha demostrado no estar a la altura del reto. La compañía que se convirtió en un imperio tecnológico atraviesa una crisis de resultados y, sobre todo, de financiación que ha forzado a su venta. Pese a las buenas palabras que llegarán en los próximos días, más en señal de respeto hacia Sir Frank y a lo que representa, la salida de la familia Williams del 'paddock' es la demostración de cómo no se debe gestionar una herencia.

Por el camino, pilotos de leyenda como los campeones Alain Jones, Nelson Piquet, Alain Prost, Damon Hill o Jacques Villeneuve, pero también corredores que eran sacos de dinero andantes, como Pastor Maldonado (que pasará a la historia como el piloto que les dio la última victoria en Fórmula 1, en el GP de España de 2012), Sergey Sirotkin o el más reciente Nicholas Latifi. No es la salida que los Williams se merecen, pero sí la que se han buscado.

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