David Sánchez de Castro
Madrid
Jueves, 16 de noviembre 2023, 16:05
La Fórmula 1 iba a entrar en Estados Unidos por razones o por bemoles. En un ejemplo de la mayor megalomanía posible, Liberty Media decidió regresar a Las Vegas, una ciudad que la competición abandonó en 1982, para planificar un show en el que prácticamente ... lo menos importante era el circuito.
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Gastarse aproximadamente 400 millones de dólares, de los cuales más de la mitad fueron solo en un solar para poder colocar los boxes, da buena muestra de las intenciones de la organización. Las Vegas, el mayor ejemplo de show y desfase posible como bien ha demostrado la historia de la ciudad de Nevada, ha visto esta semana cómo su barullo habitual se corta de manera radical para dejar el 'strip', su calle central más famosa, en manos de los pilotos. Un circuito más largo de lo habitual, superior a los seis kilómetros, con una enorme recta de 1,9 en la que los coches superarán con relativa facilidad los 350 km/h y que, incluso, podrían llegar a batir récords o, al menos, alcanzar velocidades similares a las de Monza. Contará con 17 curvas y pasará por localizaciones icónicas como los casinos del Cesars Palace, el Bellagio o el Venetian.
El trazado del nuevo circuito de Las Vegas no llama mucho la atención. Entre muros, cuenta con dos largas rectas, especialmente la citada que incluso permitirá más de un adelantamiento sin salir de ella y las circunstancias son propicias, y una zona virada que tendrá como mayor atractivo lo que se vea desde la televisión o desde las gradas, que finalmente no se llenarán por la avariciosa ambición de los organizadores. ¿Quién iba a pensar que poner las entradas por encima de los 1.500 dólares no iba a atraer a la inmensa mayoría del público, y que cuando los bajaron más de un 80% en algunas localidades ya no se iba a llenar? Todo apunta a que va a ser un fiasco relativo, ya que en las últimas semanas se han vendido packs de oferta inesperadamente bajos que ofrecían vuelo, hotel y entradas a precios mucho más asumibles para todos.
Uno de los puntos atractivos donde la parafernalia que rodea este gran premio tiene su punto álgido es la Esfera. El recinto es literalmente eso: un gigantesco orbe sobre el que se proyectan imágenes. Pero no de colores rojo, azul o amarillo para no distraer a los pilotos. En los días previos, por ejemplo, se pudo ver en esta esfera una curiosa promo de la película 'The Marvels', la cuestionable última producción de la franquicia de superhéroes, en la que se veía a uno de los gatos de la protagonista lamer la superficie de la esfera, pero a tamaño gigante.
Uno de los grandes retos de este circuito estará en las bajísimas temperaturas que va a registrar. El problema de hacer una carrera en Las Vegas es que requiere compensar los horarios locales con los europeos, que es donde está el grueso del público que sigue la Fórmula 1. De esta manera, se produce un hecho casi inédito sin la presencia de inclemencias climáticas: en hora local, la clasificación y la carrera se disputan el mismo día, ya que la pole se decidirá entre las 12 y la 1 de la madrugada del viernes al sábado y el ganador se conocerá a las 22.00 de la noche del mismo sábado 18.
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Celebrar las dos sesiones a esa horas implica que será de noche y, a poco que se sepa un mínimo de meteorología, se sabe que de noche en el desierto y más aún en pleno noviembre en el hemisferio norte las temperaturas son bajísimas. Aunque finalmente no se llegará a bajar de los 10ºC como se temía, no alcanzarán de media más allá de los 15º o 18º según algunos programas de predicción que manejan las escuderías, lo que supondrá un reto para las mecánicas, los pilotos y sobre todo los neumáticos, que sufrirán muchísimo 'graining' a poco que no sepan llevarlos a temperatura óptima.
En un fin de semana en el que, en palabras de Max Verstappen, los pilotos «son los payasos» de este circo de cartón piedra, hay serias dudas de quién puede ser el gran candidato. Lo conservador sería apostar por el tricampeón del mundo y su inmenso Red Bull, pero en circuitos de estas condiciones ya se ha visto que Ferrari puede comportarse muy bien. Tanto Charles Leclerc como Carlos Sainz esperan que el rendimiento del SF23 sea similar al que se vio en Monza o Singapur, trazados cuyo aroma se huele en este de Las Vegas.
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Las posibilidades de Fernando Alonso no son tan altas. Las circunstancias de este circuito, cuyo plano a vista alzada parece un cerdo de lado, es radicalmente distinto al de Brasil, donde logró el heroico octavo podio de la temporada, si bien parece que hay una pequeña posibilidad de verle arriba. Como al resto, le tocará bregar con las temperaturas bajas y la incógnita de un trazado que conocen solo del simulador.
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