david sánchez de castro
Madrid
Jueves, 7 de abril 2022, 17:21
Tradicionalmente, al menos en los últimos lustros, el GP de Australia era uno de los más esperados del calendario de Fórmula 1. No en vano era el que abría la temporada, y después de meses entre una campaña y otra, suponía el reencuentro de rivales ... y amigos. Todo cambió en 2020. El Gran Premio de Australia fue el primer gran evento que estalló por los aires con la pandemia, cuando varios mecánicos de McLaren dieron positivo por covid y, apenas unas horas antes de que comenzara, se tuviera que cancelar. Aquella temporada se inició meses después, acabó con el de casi siempre como campeón y Australia no se atrevió a regresar al calendario en 2021. Buena ocasión para una remodelación que ahora se estrena este fin de semana.
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Para muchos será la vuelta a uno de los circuitos más técnicos y entretenidos de la actualidad. El Albert Park, semiurbano, cuenta con variantes muy interesantes y zonas donde la velocidad punta de los monoplazas es clave, pero también unas partes lentas que obligan a los pilotos a no perder la concentración en las luchas cuerpo a cuerpo. Con un reasfaltado y ligeros retoques como ha tenido el circuito 'aussie', se espera que los nuevos coches dejen buenas batallas en la pista. Para darle más emoción (en teoría), se han ampliado de tres a cuatro las zonas de DRS. No se puede obviar que es un trazado estrecho donde adelantar es muy complicado, por lo que la organización se la ha jugado para propiciar batallas individuales y más cambios de posición. Habrá que ver si, realmente, este experimento sale bien.
El gran comienzo de Ferrari y, en concreto, de Charles Leclerc en esta temporada 2022, invita al optimismo para los tifosi. El monegasco es el líder del Mundial, pero tiene a su compañero Carlos Sainz justo detrás. La adaptación al nuevo estilo de conducción que requieren estos 'fórmula 1', los problemas con el 'porpoising' (el cabeceo incesante que sufren muchos coches, incluido el F1-75 de Maranello) y algún detalle menor que no ha ayudado, han hecho que el madrileño pase a ser un candidato pero no un favorito.
Si las cosas van como debieran, tarde o temprano ese gran objetivo de la temporada que es lograr su primera victoria llegará más pronto que tarde. Australia es un circuito propicio para que Sainz despliegue todo su potencial, especialmente porque ya entre la primera y la segunda carrera del año demostró una notable mejoría. Más que por rendimiento, que también, fue por sensaciones. Ahora mismo, hasta que lleguen a las carreras europeas –con el viaje relámpago a Miami de por medio–, estas primeras citas de la temporada deben centrarse en adaptarse al nuevo estilo.
Sainz lleva tres podios consecutivos (el último de 2021 y dos de 2022) y la certeza de que tiene capacidad, ritmo y máquina para estar al frente del pelotón cuando se completen las 58 vueltas previstas. La clave estará en si pueden con los Red Bull. Charles Leclerc y Carlos Sainz, de momento, han sabido sostener la batalla con Max Verstappen y Sergio Pérez, pero el campeón del mundo ya dejó claro en Yeda que no está dispuesto a dejar que le arrebaten el cetro con facilidad. El RB18 es un monoplaza que, sin tener un motor netamente superior (aquí le gana el Ferrari), sí cuenta con un paquete tan equilibrado como el de los coches de rojo. Además, conscientes de que son quienes son, aunque tengan que empezar como aspirantes y no como favoritos, en Melbourne pueden cambiar las cosas. Para darle más picante, Sergio Pérez, que se veía a años luz de Verstappen, se sacó una gran pole en Arabia que, aunque no pudo confirmar con un podio, sí dejó claro que en este arranque de año va a ser cosa de cuatro.
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La gran duda está en si alguien más se podrá colar en esa batalla. Mercedes va con la lengua fuera después de que el W13 haya nacido con serios problemas de rendimiento, y no solo por el 'porpoising' por mucho que ese sea el señalado. Otra de las claves de esta carrera será ver dónde pueden llegar los Alpine. Después de la batalla entre Esteban Ocon y Fernando Alonso –inesperada y algo agresiva, pero justa y limpia– se quedó una sensación algo agridulce, pero más por la avería del motor del asturiano que le obligó a abandonar. Si finalmente tienen que montar uno nuevo (ya sería el tercero en tres carreras), se quedarían sin margen para uno extra en caso de otro problema mecánico. Sin comodines ya, Alpine tiene que ponerse las pilas y en Australia pueden obtener un buen botín. Ritmo y rendimiento tienen: solo les falta algo de fortuna.
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