Max Verstappen celebro en octubre su segundo Mundial consecutivo. EP

La confirmación de Verstappen como el 'coco' de la F1

La temporada 2022 en la que entró en vigor una nueva normativa acabó con el mismo ganador que en 2021, pero de una manera mucho más aplastante

David Sánchez de Castro

Madrid

Viernes, 23 de diciembre 2022, 00:38

Quien vea la clasificación final de la temporada 2022 de Fórmula 1 podrá detectar claramente una realidad: Max Verstappen ha arrasado. En una campaña de 22 carreras (iban a ser 23, pero cayó el GP de Rusia por la guerra), en la que entró en ... vigor una nueva normativa que pretendía hacer más emocionantes las carreras y en la que los coches se iban a poder barajar en cuanto a sus condiciones para el título, el neerlandés fue de nuevo el vencedor. Quien no viera todas y cada una de las carreras podría creer, erróneamente, que ha sido una temporada aburrida.

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Y es que el año que se cerró en Abu Dabi empezó con Ferrari al frente. Charles Leclerc y la Scuderia parecían imparables, la labor de gestión era perfecta y hasta el mismo Carlos Sainz se veía sorprendido. Parecía una repetición de lo que tantos años se venía añorando desde Maranello: el imperio de Michael Schumacher. Sin embargo, parafraseando a cierto columnista futbolero durante el Mundial de Qatar, Ferrari es Ferrari y lo demostró durante los casi nueve meses que duró el campeonato.

Las caóticas decisiones que tomó, tanto estratégicas como de evolución de un innegable coche ganador, lastró las opciones de Leclerc, que muy pronto se vio sumido en la desesperante realidad del equipo italiano. Las ciclotímicas actuaciones de Ferrari también lastraron a Carlos Sainz, que incluso habiendo logrado sus primeras poles y su primera victoria, tuvo que tirar del carro más veces de las que le hubiera gustado. Aquel 'Stop inventing' que dedicó a su equipo en Silverstone, circuito del que guarda ya un hueco para siempre en su corazón, le granjeó el respeto y la admiración de quienes temían una cierta 'Barrichellización' del madrileño.

Aunque de lejos, Ferrari fue la única escuadra que pudo poner en jaque a Red Bull. Especialmente los sábados, cuando Leclerc se quedó con nueve poles. de las que solo logró tres victorias. Y eso gracias a que Mercedes dio un tropezón serio del que no se levantó hasta el final.

Como en todos los partos, especialmente los primerizos, el nacimiento del que luego sería un coche imbatible como el Red Bull RB18 llegó con problemas. Verstappen se convirtió en el piloto con más victorias en una temporada, 15, a las que hay que sumar las dos de Sergio Pérez, con el que saltarían las chispas en Brasil. La relación entre los dos corredores obligó, de manera un tanto inesperada, a que los jefes abroncaran en público y en privado al bicampeón del mundo por su falta de compañerismo con el mexicano, arrasado libra a libra por el neerlandés, pero que luchó -y perdió- por el subcampeonato hasta la última carrera.

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Pero si hay un equipo perdedor en la zona noble de la parrilla ese es Mercedes. El antiguo dictador apostó por una arriesgadísima interpretación de la nueva normativa para crear un W13 sin pontones laterales. Literalmente, su coche fue el único que no tenía esas vistosas tomas de aire que otros equipos conservaron, aunque modificadas, para labrar un nuevo camino de desarrollo que, quizá, les dé resultado más adelante.

La mano de la FIA

El gran perjudicado por tomar esa decisión fue Lewis Hamilton. Por primera vez en su carrera deportiva ha cerrado un año en Fórmula 1 sin ninguna victoria, algo que su compañero George Russell, bautizado como 'míster consistencia' por su gran regularidad, sí logró. Lo hizo en Brasil, ya al final de la campaña, pero le sirvió para acabar la temporada por delante del mismísimo heptacampeón del mundo. Por primera vez, y ante un recién llegado al equipo, Hamilton no ha bebido desde lo más alto del podio.

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En buena medida, esos problemas de rendimiento fueron consecuencia de la nueva normativa, que trajo de vuelta un viejo enemigo: el 'porpoising'. El cabeceo de los coches como síntoma del efecto suelo en los monoplazas fue una pesadilla para los ingenieros e incluso un riesgo para la salud de los pilotos, lo que hizo que la FIA permitiese levantar ligeramente el morro por normativa. Desde entonces, los Mercedes (entre otros equipos) fueron hacia arriba.

La zona media de la parrilla se revolvió un poco más, con Alpine como uno de los equipos que más acción generó. Las luchas intestinas en el muro del equipo francés, la caótica gestión de Otmar Szafnauer y el hartazgo de Fernando Alonso, que se vio expulsado del equipo por una clara falta de cariño y respeto de sus responsables, acabó por lastrar las opciones. Ni mejor ni peor. Simplemente igual que en 2021 pero algo más lejos del podio y mucho más de las victorias. El proyecto salió fallido y la sensación de que en breve puede implosionar del todo está cada vez más candente en la mente de todos.

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La de 2022 también fue la temporada en la que acabó una carrera deportiva como la de Sebastian Vettel. El alemán se ha soltado la melena reivindicativa y ya no tendrá que controlar (lo poco que hacía) sus palabras. Su retirada abrió el hueco a Alonso para Aston Martin en 2023, la que puede ser una campaña memorable.

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