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David Sánchez de Castro
Domingo, 24 de noviembre 2024, 06:58
Pocos lugares en el mundo mejor para una fiesta que Las Vegas, y este domingo hubo dos. La primera y más grande, de Max Verstappen, que con un quinto puesto más que suficiente -Norris no le puso ni media piedra en el camino- conquistó los puntos necesarios para proclamarse tetracampeón del mundo, además de manera consecutiva. El neerlandés ya iguala a leyendas como Alain Prost o Sebastian Vettel, y supera entre otros a su propio suegro, Nelson Piquet.
La otra fiesta del día fue para un George Russell colosal. El británico dominó de principio a fin, desde la pole y sin fallar en ninguna curva. Una victoria perfecta para Mercedes que completó Lewis Hamilton con un gran segundo puesto, remontando desde el décimo lugar, y Carlos Sainz para cerrar el podio. El madrileño, de menos a más, solventó una carrera más que digna para él. Muy por detrás, Fernando Alonso firmó una decimoprimera posición que supera las expectativas de Aston Martin pero que no es suficiente para estar satisfecho.
En una fría salida en la que no hubo ningún incidente, Carlos Sainz erró de manera clara al dejar la puerta abierta de la primera curva después de haberse quedado algo clavado en la arrancada. Las opciones de atacar a Russell se esfumaron de manera clara, hasta el punto de que Charles Leclerc le pasó con solvencia y facilidad. El que más ventaja obtuvo de esto fue el propio Russell, que desde el inicio se escapó.
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David Sánchez de Castro
Solo pasadas unas pocas vueltas Leclerc pasó al ataque. Intentó meterle el Ferrari al Mercedes, pero no supo o no pudo hacerlo, lo que acabó en un pequeño toque que le lastró. De hecho, poco después cedió otra vez con Sainz, pero también con un Verstappen que desde atrás no quería especular por el título. El neerlandés quería atar el campeonato sin tener que hacer cuentas, y con Norris en una mediocre actuación, él solo quería ganar aunque no lo necesitara matemáticamente.
Pero no hubo mucha acción en pista hasta que llegaron las primeras paradas en boxes. La bajísima temperatura en pista obligó a todos los pilotos a pasar al menos otra vez por la calle de garajes para poner nuevas ruedas.
En todas las rondas de paradas en boxes que hubo en Las Vegas, el primero en hacerlas fue Fernando Alonso. Había que intentar algo diferente, aunque no dio ningún resultado. Sin ritmo, sin estrategia óptima, sin posibilidad de puntuar, Alonso acabó prácticamente donde empezó y puede dar gracias de que ya solo queden dos fines de semana para acabar una temporada más que olvidable para Aston Martin antes de que los bolis de Adrian Newey empiecen a crear.
Que la estrategia de Aston no sea la correcta es, hasta cierto punto, indolora. No así la de Ferrari, cuyos ingenieros, esos 'estrategos' que suelen dar espectáculo sórdido de vez en cuando, vivieron otro domingo de bochorno. Prueba de ello fue lo ocurrido en las segundas paradas, cuando un Sainz que venía ya con los neumáticos destrozados se desgañitaba por la radio pidiendo que le dejaran entrar a cambiar gomas. Tanto fue así que el madrileño enfiló el 'pitlane' y, al darse cuenta de que sus mecánicos no estaban preparados, tuvo que salirse en el último momento al grito de «¡Despertad, chicos!».
La pelea entre los pilotos de Ferrari no se quedó ahí. Leclerc ironizó por la radio con sus ingenieros cuando estos le dijeron que habían pedido a Sainz que no le apretara. La respuesta del monegasco fue que se lo pidieran en español, porque el madrileño lejos de ceder la posición le rebasó de nuevo y se puso a perseguir a un Verstappen que se encaminaba hacia un posible podio que le valía de sobra.
El título del neerlandés llegó tanto por mérito propio como por demérito de un Norris que no salió en ninguna instantánea de esta carrera. El piloto que debía intentar evitar el alirón ni siquiera hizo amago de asomarse a la zona alta de la carrera, hasta el punto de que a Verstappen no le hizo falta ni siquiera subirse al cajón para alcanzar la gloria. El quinto puesto, adelantado al final por los dos Ferrari, no le supuso mayor problema.
La foto del podio en la carrera en la que el neerlandés se coronó tetracampeón del mundo fue para los invencibles George Russell y Lewis Hamilton, con Carlos Sainz sumando uno de sus últimos podios con Ferrari.
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