david sánchez de castro
Domingo, 2 de mayo 2021, 15:52
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Cuando Fernando Alonso acabó la mala clasificación pocos esperaban entre sus fans que finalizara la carrera del Gran Premio de Portugal con tan buenas sensaciones. El piloto asturiano terminó octavo en una prueba en la que empezó decimotercero, con dudas en la salida pero ... la certeza de que hay potencial.
La actuación del español fue, como en los viejos tiempos, un 'déjà vu'. Nuevamente demostró que lo que pasa los sábados no siempre se traduce al domingo, que él es un carrerista en el sentido más estricto del concepto: un piloto que explota todo su potencial en la cita que importa. No tuvo un buen arranque, pero sí un buen final. Tras ser uno de los que más estiró su parada en 'boxes' para montar el segundo juego de neumáticos para completar la carrera, en apenas 20 vueltas dio una lección de adelantamientos, primero a Daniel Ricciardo, después a Pierre Gasly y por último a un Carlos Sainz que ha aprendido por las malas qué significa depender de los estrategas de Ferrari. Alonso acabó octavo, pero bien podría haber finalizado séptimo si la carrera hubiera durado unas pocas vueltas más. Esteban Ocon, que fue quien ocupó ese puesto, respiró al ver la bandera a cuadros porque por su retrovisor venía la mancha azul del otro Alpine.
Si para Alonso fue una carrera en línea ascendente, para Carlos Sainz fue todo lo contrario. El madrileño arrancó quinto y el primer relevo de la carrera fue relativamente bien hasta que empezó a ir relativamente mal. En Ferrari no consideraron importante que los neumáticos medios de Charles Leclerc ya mostrasen un grave problema de 'graining' por las dificultades para conseguir la temperatura óptima, así que montaron a Sainz esos compuestos para ir hasta el final de carrera. No solo le obligaron a gestionar su desgaste más que si le hubieran puesto duros, sino que además esas ruedas no eran las adecuadas visto lo visto en el monoplaza de su compañero.
La consecuencia de esta pifia evidente de Ferrari (una más en su historial, primera para Sainz, que para esto también hay debuts) provocó que el madrileño fuese perdiendo posiciones a un ritmo preocupante. Primero fue adelantado por Ocon, después cedió con Gasly, con Ricciardo. y antes con Alonso. El asturiano le dio una lección de cómo se adelanta por el exterior de la curva 1, una de las más complejas del circuito, pero el ritmo del madrileño no era, ni mucho menos, bueno. Su resultado fue un pobre undécimo puesto, un botín escaso cuando salía quinto.
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La pelea por la victoria fue cosa de tres, aunque realmente dos fueron los que realmente optaron a ella. Valtteri Bottas, el 'poleman', dio una nueva demostración de lo que en Argentina llamarían una 'pechofriada': aguantó en la salida, después del coche de seguridad por el accidente de Kimi Räikkönen y poco más. Enseguida se vio que Lewis Hamilton tenía bastante más ritmo que él, hasta que llegó Max Verstappen a la fiesta.
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El neerlandés sigue siendo la salsa picante de esta Fórmula 1, aunque en esta ocasión acabó claudicando. Arrancó bien, incluso ganándole el puesto a Hamilton en los primeros compases de la carrera, pero se vio peleando con Bottas más pronto que tarde. Mientras el heptacampeón se escapaba al frente de la carrera, él tenía que conformarse con un buen segundo puesto, habida cuenta de que sabía que Bottas no iba a ser rival. Casi lo fue más Sergio Pérez, que intentó hacer una de las suyas: estirar hasta límites insospechados su primer juego de neumáticos para colarse en la pelea para el último 'stint'. No le salió bien esta vez, como tampoco la jugada de poner blandos al propio Verstappen para los dos últimos giros y buscar la vuelta rápida. La marcó en primera instancia, pero una vez más los límites de la pista le dejaron sin gloria y sin punto extra, que fue para Bottas. Esta vez no fue sancionado.
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La Fórmula 1 no sale de la Península Ibérica. La próxima carrera será en el Gran Premio de España, sin público en las gradas pero sí en las televisiones. El presumible ascenso de Alonso, la igualdad reinante y las esperanzas con Sainz han hecho recuperar ese picorcillo que hacía mucho que no se sentía para una cita en Montmeló.
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