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Max Verstappen celebra su triunfo en Imola. Massimo Pinca (Reuters)
GP de Emilia-Romaña

Verstappen gana la etapa llana de Imola

Anodina carrera en el Enzo e Dino Ferrari, donde apenas hubo un puñado de adelantamientos y varios fueron en boxes, con Sainz quinto y Alonso penúltimo

David Sánchez de Castro

Madrid

Domingo, 19 de mayo 2024, 14:56

Tremenda siesta la que regaló la Fórmula 1 a sus aficionados en un templo como Imola. Entre la superioridad clara de Max Verstappen (aunque acabó con cierta tensión), unas Pirelli que roban el espectáculo y un circuito donde se adelanta poco y mal, esta primera ... cita europea se convirtió en una prueba de resistencia al sueño para los hinchas. El neerlandés se llevó la victoria, por delante de un Lando Norris que intentó ponerle picante a la carrera, y un Charles Leclerc que ni apretó ni aflojó para sumar un podio.

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Carlos Sainz finalizó quinto, merced a un adelantamiento estratégico que le realizó Oscar Piastri, mientras Fernando Alonso acabó penúltimo, incapaz incluso de hacer vuelta rápida con el coche descargado, con neumáticos blandos nuevos y sin nada más en juego. Poco se puede destacar de los españoles en una carrera que pareció propia de un deporte más llamado a la calma que a la adrenalina.

Se veía venir desde el primer metro de carrera: no iba a ser una cita de muchos adelantamientos. Imola no es de esos trazados donde el DRS pueda actuar como está previsto que lo haga, y solo la salida era un momento en el que pudiera haber acción. No fue el caso. Nadie se movió de su puesto en la parrilla hasta que no hubo los cambios en boxes. El único interés estuvo en ver qué podía hacer Alonso saliendo desde el 'pitlane', después de tener que cambiar el reglaje completo por el accidente del sábado.

El asturiano no tuvo suerte tampoco aquí. Arrancó con blandos, con el objetivo de engancharse cuanto antes al pelotón antes de montar los duros con los que intentaría ir casi hasta el final. Todos le vieron las cartas y reaccionaron al respecto, lo que hizo que Alonso llegara al primer tercio de carrera en penúltima posición. Y no fue último gracias a que en Williams cayó de nuevo la desgracia, en este caso por una rueda mal puesta que hizo que tuviera que entrar de nuevo al garaje. Esto, una absurda salida de pista de Checo Pérez, que demostró por enésima vez lo absurdo que es defender su continuidad en Red Bull (y casi en la propia Fórmula 1), fue lo único destacable de una primera parte anodina de esta carrera.

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Y es que Imola dejó una buena siesta digna de etapas llanas del Giro que también se está celebrando en territorio italiano en estos días. Mientras los de la serpiente arcoíris encaraban el legendario Mortirolo, los de la Fórmula 1 deleitaban a los aficionados con una de esas carreras que no pasarán a la historia ni por mucho guion que se inventen en Netflix. Al menos hasta los últimos giros.

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Sainz, adelantado en boxes

Uno de los grandes problemas de la carrera estuvo en Pirelli, culpable de tantísimos defectos que se podrían mejorar en esta Fórmula 1. Incluso llevando los compuestos más blandos de su gama, fueron incapaces de dar unas ruedas mínimamente competitivas en términos de poca durabilidad. Sin que el desgaste (que sobre el papel debería haber sido mayor) apareciese como un factor determinante, la gestión de boxes fue clave.

Y ahí, como no podría ser de otra manera, Ferrari dio el 'do' de pecho… desafinando. De los escasos adelantamientos que hubo en esta carrera, uno de ellos lo protagonizó Oscar Piastri gracias a que realizó un brillante 'undercut' sobre Sainz, del que dicen los comentaristas que es «de manual». El madrileño nunca tuvo más opciones, por lo que el devenir de las vueltas propició que el madrileño se conformara con el quinto puesto.

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Por abajo, Alonso intentaba salvar los muebles. Tras una salida sin grandes noticias, ni peleas ni opciones, su único momento de protagonismo fue intentar hacer la vuelta rápida a falta de tres vueltas cuando montó los neumáticos blandos con los que remató la prueba.

Verstappen acaba pidiendo la hora

Aunque fue su segunda victoria del día (por la mañana estuvo jugando al simulador para llevarse las 24 horas de Nurburgring virtuales), no se puede negar que esta fue una que al final Verstappen acabó agradeciendo lograr en el último momento. Bien por aburrimiento, bien porque realmente no estaba fingiendo que tenía problemas con los neumáticos, lo cierto es que llegó a las últimas vueltas mirando a los retrovisores. Después de pasarse varias veces los límites de pista y recibir una bandera blanca y negra que le ponía ante el riesgo de una sanción, tuvo que ir contemporizando en los últimos giros. Algo que para Norris fue maná del cielo y un pequeño respingo para los aficionados, que despertaron de súbito para ver que no pasaba nada.

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Al final, otra victoria para Verstappen, por delante de Norris y de Leclerc. Sainz finalizó quinto y Alonso penúltimo. Adiós Imola, hola Mónaco.

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