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david sánchez de castro
Madrid
Domingo, 6 de septiembre 2020, 07:09
La primera victoria de Carlos Sainz en la Fórmula 1 se quedó a sólo una vuelta, y en un escenario inmejorable: el legendario Autódromo de Monza. El que será su hogar a partir de 2021, cuando compita con el escudo del Cavallino Rampante ... en el pecho, albergó una de las mejores carreras del año, por no decir la mejor. Buena culpa de ello la tuvo que no fuera un paseo marcial de los Mercedes, ya que ni Valtteri Bottas ni Lewis Hamilton tuvieron su día. Por suerte para el espectáculo, salió cruz para los coches negros este domingo.
¡Sainz demostró que iba a por el podio desde los primeros metros. En la salida, Bottas se quedó clavado mientras que el madrileño enfocó su punto de mira en el coche de Lewis Hamilton. El británico se escapó, como era previsible, pero con el español detrás, a una razonable distancia, pero sin mucho que temer. Mientras, el finlandés se quedaba tirado luchando por la tercera, cuarta y hasta quinta plaza, sin entender por qué esta vez su W11 no estaba a la altura.
El guión de la carrera parecía escrito: Hamilton se iba a llevar otra cómoda victoria, la 90ª en su carrera deportiva, y Sainz quizá lograría un buen segundo o tercero, algo que hubiera firmado antes de llegar a Italia, pero la Fórmula 1 a veces tiene el sentido del espectáculo necesario para seguir manteniendo a los fans pegados.
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Este golpe de argumento lo dio Kevin Magnussen. El piloto danés se quedó tirado con su Haas a las puertas del 'pitlane', lo que provocó la salida del coche de seguridad y, de paso, que se cerrara la entrada a la calle de 'boxes' hasta que el monoplaza averiado entrase. Este momento fue clave, ya que ni Antonio Giovinazzi ni Lewis Hamilton se dieron cuenta de que había una luz con una gran 'X' roja en la parte exterior de la curva previa. y quisieron aprovechar para cambiar neumáticos. Mercedes, la todopoderosa escudería que domina con puño de hierro, no se dio cuenta de este detalle y los comisarios sancionaron al líder del campeonato y al piloto de Alfa Romeo con un 'stop&go' de 10 segundos. Mientras los comisarios investigaban la situación, antes de confirmar el castigo, Sainz se puso líder de carrera. Segundo español tras Fernando Alonso en la historia de la Fórmula 1 que se pone al frente de un Gran Premio, una estadística que sirve como prolegómeno a lo que ocurrió después.
El causante del otro gran golpe de guión de la película de Monza fue Charles Leclerc. El monegasco perdió la trasera de su Ferrari y se estrelló contra las protecciones de la Parabólica, con una violencia tal que tuvo que salir una grúa para retirar el coche de ahí. Ante el peligro por un eventual choque contra esta (el recuerdo de lo ocurrido con Jules Bianchi está muy presente), dirección de carrera impuso una bandera roja. Carrera parada, todos a 'boxes' y a esperar. Ahí fue cuando Hamilton se enteró del castigo, que protestó yendo en persona a la sala de los comisarios para pedir explicaciones. Nada que hacer: cuando se reanudase la prueba, debía entrar en 'boxes', permanecer 10 segundos y volver a salir. Adiós a sus opciones de victoria, y obligado a remontar desde el final.
La resalida se produjo en parado, desde la parrilla. Con Hamilton y Giovinazzi descartados porque debían cumplir su sanción, Sainz se vio cuarto en apenas una vuelta, con otras 20 por delante y la certeza de que podía luchar por la victoria.
Para ello tuvo que adelantar por el camino a Lance Stroll, que fue el único que no había cambiado de ruedas antes de la bandera roja y, por tanto, se ahorró una parada, Kimi Räikkönen y el propio Pierre Gasly, que fue el gran beneficiado del momento del parón. A los dos primeros se los quitó de encima con maestría, especialmente al de Racing Point que no le puso las cosas nada sencillas, pero con el francés de AlphaTauri no pudo.
El ingeniero de pista de Sainz, Tom Sallard, le advirtió por radio que tuviera cuidado. Mejor era un segundo en mano que un posible primero contra el muro, pero la respuesta del español fue de las que habría dado su mentor Fernando Alonso o su mismísimo padre, el 'Matador': «Quiero esta victoria, Tom». Ante eso, en el 'box' de McLaren sólo pudieron callarse y esperar a que su piloto hiciese lo imposible. Llegó a la última vuelta a menos de un segundo, y la cruzó a menos de medio. Un giro más, quizá apenas dos curvas, y posiblemente Sainz hubiera pasado a Gasly.
Sin embargo, se quedó con las ganas. El que fuera su compañero y amigo en la cantera de Red Bull logró su primera victoria en Fórmula 1, en un circuito donde la antigua Toro Rosso, hoy AlphaTauri, había logrado también otra: en 2008, en el estreno de Sebastian Vettel por entonces. Sainz se tuvo que conformar con el segundo puesto, que pese a ser su mejor resultado histórico, le sabía a poco. Una vuelta más.
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