David sánchez de castro
Domingo, 2 de agosto 2020, 14:42
El azar es, desde cierto punto de vista, el juez más justo en cualquier debate o competición, aunque hay que merecerse su apoyo. Los campeones suelen tener una relación muy fluida con él, y lo visto este domingo en Silverstone es el mejor ejemplo. Sólo ... la intervención de un elemento externo como los neumáticos ha evitado que la resolución final de la carrera fuese tan previsible como anodina, aunque no fue ni mucho una carrera aburrida (los dos coches de seguridad por sendos accidentes así lo muestran), pero sí relativamente previsible hasta las dos últimas vueltas.
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De las 87 victorias que ha logrado Lewis Hamilton en su carrera deportiva, posiblemente una de las que no olvidará será esta. Después de dominar con puño de hierro, como estaba previsto, vio cómo el dios Loki, el que reina entre el caos, mandaba tres dardos consecutivos para que los corazones de todos los presentes, empezando por el suyo, se desbocaran.
Primero cayó Valtteri Bottas. Después de ir segundo durante 51 vueltas, vio cómo reventaba la ampolla que cada vez era más grande en su neumático delantero izquierdo. Blasfemando para dentro, el finlandés se salió de pista intentando controlar el Mercedes para entrar en boxes. Inmediatamente cundió el pánico en el equipo campeón, dado que Hamilton también había visto el mismo problema en su coche.
Y así ocurrió: Hamilton vio cómo saltaba por los aires la banda de rodadura del mismo neumático que había catapultado a su compañero fuera del podio. Con el corazón en la boca, según sus propias palabras, y rezando, logró llevar el W11 a tres ruedas hasta la meta. Aquí fue donde el azar le echó un cable: Max Verstappen, nada menos, acababa de entrar en boxes al ver el pinchazo de Bottas. En Red Bull reaccionaron inmediatamente ante un eventual reventón de su único piloto en liza (el 'highlight' de Albon en esta carrera fue provocar un accidente de Kevin Magnussen en la primera vuelta), aunque quizá si se hubieran quedado en pista habría logrado la victoria. Sólo le faltaron cinco segundos.
Entre medias de los dos pinchazos de Mercedes, la víctima fue Carlos Sainz. El madrileño había sido protagonista de la carrera con una memorable salida, en la que adelantó a su compañero Lando Norris por fuera y en el que se fajó en varias refriegas, incluida una muy peligrosa con Romain Grosjean. Sainz pasó de acariciar un gran cuarto puesto (iba quinto cuando pinchó Bottas) a entrar en meta en una pobre 13ª plaza.
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La acción de Grosjean con Sainz merece un aparte. El de Haas demostró una vez más su falta de compromiso con la seguridad ajena y realizó hasta tres cambios de trayectoria (zigzagueo) cuando se defendía de Sainz en dos acciones diferentes, lo que le granjeó una bandera negra y blanca, que a efectos prácticos equivale a una tarjeta amarilla en el fútbol. Cuando hizo lo mismo con Daniel Ricciardo, los comisarios le llamaron al orden aunque la investigación final ante una eventual exclusión se pospuso a final de carrera. y se saldó con un inocuo aviso. Para medir, es el mismo 'castigo' que le impusieron a Antonio Giovinazzi en los libres por dejar trozos de su neumático roto en pista y no apartar el coche.
De todo este caos hubo varios vencedores. Uno de ellos fue Charles Leclerc, que de nuevo volvió a mostrar un rendimiento muy superior al que su Ferrari por prestaciones merece. Durante toda la carrera estuvo en posiciones altas, peleando más con los McLaren que con los de arriba, pero siempre en posición de pescar algún buen premio si se le daba la oportunidad. Ahí estaba él cuando pinchó Bottas para amarrar su segundo podio de la temporada. De nuevo, el azar. A su compañero Sebastian Vettel le salió peor la carrera, en la que no pasó nunca del octavo puesto y acabó puntuando gracias al problema de Sainz.
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No se puede hablar de este fin de semana sin poner un aparte al amargo domingo de Nico Hulkenberg. El piloto alemán se quedó sin rodar ni siquiera un metro desde boxes, dado que su Racing Point se averió justo antes de la vuelta de formación de la parrilla. Los mecánicos lo detectaron y el sustituto de Sergio Pérez (que sigue aislado hasta nueva orden) no estuvo en carrera. Fue, posiblemente, lo único que le faltó a una carrera en la que podría haber pescado algo. Si Lance Stroll acabó noveno, y gracias al doble abandono de Bottas y Sainz, ¿hasta dónde habría podido llegar el piloto con más Grandes Premios disputados sin podio?
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