Verstappen somete otra carrera y Alonso firma un óptimo quinto

En el podio le acompañaron Sergio Pérez, pese a una sanción de cinco segundos, y un Charles Leclerc que mantiene el ritmo de Ferrari. No obstante, el héroe del día fue su compañero en esta carrera, un Oliver Bearman que con sus 18 años ha logrado sus primeros puntos en Fórmula 1 con una gran séptima posición.

Dos por encima acabó Fernando Alonso. Sigue sin ser suficiente un quinto puesto, según las expectativas, pero mejora lo visto en Baréin. El Aston Martin se mantiene como un coche de media tabla para abajo, pero visto que su compañero Stroll ni siquiera pasó de la primera parte de la prueba, bien estuvo. Desde los primeros momentos se vio que no iba a poder ser una lucha por el podio.

Verstappen no dio pie a la sorpresa. En los primeros metros ya se había escapado de Pérez y Leclerc, que se enredaron entre ellos para pelear por la segunda plaza, mientras Fernando Alonso intentaba sostener el cuarto puesto a duras penas con un Oscar Piastri que mostró más velocidad. El australiano le quitó ese puesto para mandarle a una constitucional quinta posición, en la que se asentó en los primeros compases de la prueba, aguantando bien como podía a un Lando Norris al que se le vio claramente cómo se saltaba la salida y, aunque investigada la evidente infracción, no fue sancionada.

Pero no fue este el incidente que marcó el devenir del primer tercio de la prueba, sino una demostración más de que Lance Stroll es, posiblemente, uno de los pilotos con menos condiciones para tener el asiento que tiene. El canadiense se dio contra el pico de una curva que partió el eje delantero izquierdo para irse directo contra el muro. Eso propició que casi todos menos cuatro entraran en boxes para cambiar ruedas.

En esas paradas, uno de los incidentes que causó sanción: Sergio Pérez se reincorporó de manera peligrosa, haciendo que Fernando Alonso tuviera que clavar frenos. Le cayeron cinco segundos, lo que le obligó a pensar para el final de la carrera, pero eso no le afectó demasiado. Cuando se tiene un coche de semejante ventaja, una sanción de ese tipo no supone mucho. Si hubiera sufrido los 20 segundos que le metieron a Magnussen por dos acciones ilegales (un toque con otro piloto y usar una chicane para adelantar), sí habría caído del podio.

Algo no va bien en la Fórmula 1 si la emoción está en la lucha por la 12ª posición, con pirañas como Magnussen, Tsunoda, Ocon y Albon pegándose por ella. La situación se estabilizó hasta que, llegadas las últimas diez vueltas, se puso un mínimo de sabor a esto.

Norris y Hamilton, que no habían parado durante ese periodo de bandera amarilla por el accidente de Stroll, entraron por fin a cambiar ruedas para montar neumáticos blandos, los más competitivos. El resto de pilotos y equipos monitorizaron si merecía la pena entrar, pero especialmente Oliver Bearman, el sustituto de Carlos Sainz, que cuajó una actuación más que destacable. El 776º piloto de la historia de la competición, con solo 18 años y subido al SF24 casi de sorpresa, se vio preguntando si iba a acabar por delante del mismísimo Hamilton o de Norris. Con nota ha pasado el examen sorpresa el británico.

Fernando Alonso, por su parte, se dedicó a gestionar haciendo, según sus palabras, vueltas de clasificación. Explicado este concepto, supone alternar una vuelta rapidísima con otra ligeramente más lenta para cargar baterías y que los neumáticos resistieran al final de la misma. Eso le permitió no solo acabar quinto, una posición que supone mejorar ligeramente la que le daba la simulación, sino hacerlo por delante de un George Russell que no pudo cazarle pese a su incesante persecución, aunque tampoco pudo cazar a Oscar Piastri para intentar acabar cuarto.

El podio lo formaron Max Verstappen, Sergio Pérez y Charles Leclerc, lo que supone prácticamente lo mismo que en la cita de Baréin, pero cambiando al monegasco por el del recién operado Sainz. Lo mejor de la carrera, de largo, el gran debut de Bearman, el pundonor de Alonso y las luchas de atrás. Pero seguirá siendo una carrera muy olvidable.