david sánchez de castro
Madrid
Lunes, 19 de noviembre 2018, 19:19
ernando Alonso se fue mascullando nada más salir del circuito de Shanghái. Con la chaqueta bien abrochada, bajo el incómodo clima que pasó todo el fin de semana en su última carrera competitiva de 2018, el asturiano se fue pensando en la faena que le ... habían hecho en Toyota. Ni siquiera se paró a hablar con los pocos periodistas españoles que habían viajado al trazado chino a seguir sus peripecias: no podía soportar la idea de que una decisión del muro le hubiera arrebatado la oportunidad de subirse a lo más alto del podio.
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Sin embargo, una vez que salió de China en dirección a Abu Dabi, donde va a vivir un fin de semana de muchas emociones y muchos homenajes, Alonso se contentó pensando en que, al menos, a diferencia de lo que le lleva pasando desde que volvió a McLaren, con Toyota puede enfadarse por optar a la victoria y no lograrlo.
Es por ello que su primera campaña fuera de la Fórmula 1 la vivirá con la intención de ganar todo en lo que compita. Alonso tiene que cerrar aún el WEC, que actualmente lidera junto a Sebastien Buemi y Kazuki Nakajima con sólo cinco puntos de ventaja sobre Mike Conway, Kamui Kobayashi y José María López, y volver a ganarse así la invitación a la gala de la FIA como campeón del mundo. Pero el calendario de lo que queda de Mundial de Resistencia es corto: sólo quedan tres carreras en 2019 para acabar esta supertemporada, y Alonso es un 'culo inquieto'. Después de prácticamente toda su vida viajando de circuito en circuito, la simple idea de estar semanas y semanas sin ponerse al volante de un bólido le vuelve loco.
Aparte del WEC, disputará las 500 Millas de Indianápolis, con el sueño de la triple corona en el centro de sus pensamientos. Es el gran sueño que tiene Alonso, un reto casi inédito (sólo un piloto lo ha logrado) que le convertiría en leyenda. No obstante, el asturiano y sus agentes están trabajando en garantizarle más pruebas.
Fernando Alonso ya sabe lo que es disputar las 24 horas de Daytona, pero en este 2018 compitió al volante de un Ligier de la categoría LMP2. Dicho en corto: desde el inicio sabía que no iba a ganar. Si este año se planteó la disputa de la cita de apertura del IMSA como un entrenamiento de lujo para las 24 horas de Le Mans, tiene entre ceja y ceja regresar al mítico trazado norteamericano esta vez para ganar.
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Por eso, está negociando con varias marcas para que le dejen competir al volante de un coche de la clase DPi, los prototipos que, en teoría, tienen más opciones y capacidad para ganar. No se cierra a ninguna opción, y bien sea con Mazda, Cadillac, Acura o Nissan, el bicampeón del mundo de Fórmula 1 quiere luchar por llevarse otra de esas carreras legendarias que quiere tener en su palmarés.
Si finalmente consigue un asiento, Alonso disputará las 24 horas de Daytona el fin de semana del 26 y 27 de enero.
El compromiso que adquirió con Toyota para disputar la larga supertemporada del WEC le ata a la marca nipona hasta, al menos, las 24 horas de Le Mans de 2019. Pero antes de regresar a La Sarthe para intentar el asalto a la prueba de resistencia por antonomasia, tendrá que viajar a un trazado que no conoce, Sebring, y a Spa, donde ha cuajado algunas de sus mejores actuaciones como piloto.
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El 15 de marzo de 2019 se disputan las 1.000 millas de Sebring, una prueba en la que se saborea lo mejor de la idiosincrasia estadounidense y de la europea. Un circuito, el de Florida, que tiene parte abierta y parte cerrada, similar a Le Mans y que es el más antiguo en territorio estadounidense de tipo mixto.
Dos meses después, ya en asfalto conocido, Alonso tratará de afinar la puesta a punto para Le Mans con las 6 horas de Spa, prueba que ya ganó en su estreno como piloto de resistencia en este 2018. Después, el 15 de junio afrontará el regreso al valle del Loira para tratar de repetir la gesta de ganar en el circuito de los circuitos, Le Mans.
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Entre la carrera de Spa y la de Le Mans, exactamente el 26 de mayo, Alonso se encontrará disputando sus segundas 500 Millas de Indianápolis. Es un desafío mayúsculo, posiblemente el más difícil de las tres piezas que componen la triple corona. Alonso ha confiado en McLaren, que a diferencia de lo ocurrido en 2017, contará con una estructura propia y se inscribirá como equipo, si bien tiene previsto colaborar con Andretti Autosport como en la primera aventura de Alonso en el mítico óvalo.
En resumen, Alonso tiene cerradas carreras en marzo, mayo (dos) y junio (una), a las que habrá que unir la de enero si finalmente consigue asiento en Daytona. A partir de ahí, sólo una renovación con Toyota le permitirá mantenerse en activo o bien buscarse otra aventura. Y es que, después del GP de Abu Dabi el domingo, viajará a Baréin para probar con un coche de la Nascar. Queda Alonso para rato, aunque sea fuera de la Fórmula 1.
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