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David Sánchez de Castro
Jueves, 31 de octubre 2024, 13:50
Hace no tanto tiempo, Brasil era el lugar donde se decidían títulos del mundo de Fórmula 1. Los dos de Fernando Alonso (2005 y 2006), el de Lewis Hamilton en 2008 o el tercero de Sebastian Vettel en 2012, por citar algunos de los más recientes, se escribieron en Interlagos, donde aún 30 años después de su muerte se sigue honrando al legendario Ayrton Senna. Y es que pocos ídolos en el deporte son más recordados que el mítico piloto brasileño. Es casi un cliché que todos los pilotos que llegan a la Fórmula 1, en algún momento de su carrera, dedican un homenaje a Senna. Con la resurrección de su figura por la vía Netflix, que estrenará una serie sobre su vida en unas semanas, viejos y jóvenes van a rememorar lo que supuso su figura. Cómo no, Lewis Hamilton es el primero que se ha puesto al frente de ese homenaje, con una bandera que ya ha enarbolado en el pasado en varias ocasiones, tanto en su tiempo en McLaren como ahora en Mercedes.
Pero más allá de ello, la batalla deportiva que hay por delante este fin de semana puede ser antológica. Después de las visitas norteamericanas a Austin y México, el intenso trazado brasileño puede vivir unas cuantas refriegas que determinarán, para un lado o para otro, las opciones del título de los contendientes. Aunque matemáticamente hay más candidatos, son Lando Norris y Max Verstappen los que se están jugando el título.
La ventaja evidente es para el neerlandés de Red Bull, que lleva ya unos meses penando. Sin el margen que obtuvo a principios de temporada con un monoplaza técnicamente superior -y legalmente cuestionable, como confirmó la FIA- al de sus rivales, ahora mismo no sería el referente en la clasificación. Llega a Brasil con 47 puntos de ventaja, pero no se puede confiar nada. Seguirá líder del Mundial, pase lo que pase, el domingo, si bien quizá no tanto. Este fin de semana se celebra un gran premio con formato sprint, lo que hace que se sumen más puntos.
Como máximo, el vencedor del sábado y el domingo, si además consigue la vuelta rápida, se embolsará 34 puntos (8 del sprint, 25 de la carrera del domingo y el punto extra de la vuelta rápida). En el mejor de los escenarios para Norris, si él lo gana todo y Verstappen no puntúa, le arrebatará prácticamente toda su ventaja en un solo fin de semana. A falta de tres más, y habida cuenta del ritmo de los McLaren frente a los Red Bull, este sería un resultado perfecto para él y, por supuesto, para el espectáculo.
Pero no será fácil. Verstappen tiene un control prácticamente absoluto sobre las carreras sprint, como demostró en Austin, donde, sin gozar del mejor coche, ganó el sábado. Luego pasó lo que pasó con los adelantamientos con el propio Norris, algo de lo que la FIA ya se tomó justa venganza el pasado domingo en México. Al neerlandés se le ha acabado la bula que, parecía, había otorgado el estamento federativo a lo largo de toda la temporada (y de su carrera deportiva) con una advertencia más que contundente: dos sanciones de 10 segundos por cada vez que echó a un piloto de la pista para ganar posición. A Verstappen se le ha agotado el crédito para que sus acciones al límite del reglamento sean aceptadas. Las tarascadas tendrán castigo.
Aunque el título está en manos de Norris y Verstappen, los ganadores de las dos últimas carreras lucían colores rojos. Ferrari es, en este periodo, el equipo referente por antonomasia. Dos victorias con sus dos pilotos en el podio en Austin y en México les han aupado a la batalla por el título de constructores, donde todo parece indicar que se lo jugarán con McLaren. Si Red Bull tuviera dos pilotos y no solo a Verstappen -Sergio Pérez es un estorbo para el equipo y están buscando cómo quitárselo de encima-, sería una batalla a tres, como puede ser en el campeonato de pilotos. Charles Leclerc está a 71 puntos de Verstappen, con 212 en juego, lo que no puede dejarle fuera de la batalla final en las apuestas y menos según lo que se ha visto en las últimas carreras.
Para añadir otro ingrediente a esta ensalada, Carlos Sainz ya advirtió en México que esa no iba a ser su última victoria con Ferrari si podía aspirar a más. El madrileño, consciente de que ya no le tiene que dar más lealtad a la Scuderia que la que su profesionalidad le dicte, tratará de marcar otra muesca en su palmarés, en un circuito que le trae muy gratos recuerdos. En Brasil fue donde logró aquel podio 'en los despachos', el primero en su carrera deportiva, aún en tiempos de McLaren.
Mucho más atrás batallará Fernando Alonso, tocado físicamente. Aston Martin anunciaba el miércoles que el asturiano no iba a estar en Interlagos este jueves para los compromisos con la prensa porque había tenido que viajar a Europa para recibir tratamiento médico a causa de la infección intestinal que ya le hizo disputar su GP 400, en México, con molestias. Superadas estas, espera quitarse el mal sabor de boca del abandono del pasado domingo y demostrar que, pese a todo, aquí puede seguir dando ese extra que le ha convertido en uno de los pilotos más queridos de la 'torcida' brasileña.
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