David Sánchez de Castro
Madrid
Jueves, 3 de junio 2021, 14:30
Azerbaiyán no es un país que el común de los mortales sepa colocar en el mapa, salvo que sea una persona realmente interesada en el estudio geopolítico. La 'Tierra del Fuego' está gobernada por un régimen cuya democracia formal pero no real ha ... permitido a los Aliyev perpetuarse al frente del país, mientras el resto de la comunidad internacional mira hacia otro lado. No hacen ruido, de momento, y por tanto no estorban en el tablero.
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Entre otros factores eso se debe a los mecanismos de propaganda. Azerbaiyán blanquea su régimen con acontecimientos como el Gran Premio de Fórmula 1 en Bakú que, de manera inesperada, resultó ser un gran acierto del sempiterno diseñador Hermann Tilke. Un circuito ubicado en las calles de la vieja ciudad medieval, que tiene reminiscencias al ya abandonado Valencia Street Circuit pero con un trazado mucho más entretenido. Rápido, sinuoso, con zonas estrechas y anchas y un espectacular paso por una muralla del siglo XIII que deja unas estampas espectaculares.
Deportivamente será una carrera clave para afrontar la siguiente parte del Mundial. Tras el paréntesis de Mónaco, cuya idiosincrasia no deja ver realmente en qué posición están los equipos, Azerbaiyán puede dar una mejor imagen de dónde se colocan, siempre teniendo en cuenta que hasta que no se llegue a Francia en quince días no habrá una foto sin distorsionar. Un buen resultado aquí puede suponer una alegría y un golpe de moral para quienes lo necesitan, y esto vale tanto para Lewis Hamilton o Valtteri Bottas, que han ganado en dos de las tres citas disputadas aquí, para Max Verstappen, líder que no ha logrado grandes resultados en estas calles, o para Carlos Sainz y Fernando Alonso, con ganas de reivindicarse.
El gran resultado del piloto de Ferrari en Mónaco le hace tener esperanzas. A Ferrari no se le ha dado demasiado bien este circuito históricamente (Leclerc acabó contra unas protecciones, Vettel embistió a Hamilton…), pero en la nueva era que se abre con Sainz como uno de sus referentes puede suponer una piedra de toque. Se le dan bien este tipo de circuitos y ha puntuado en las tres carreras que ha disputado en Azerbaiyán.
Más dudas hay sobre Fernando Alonso. El gran salto evolutivo de Alpine se espera para la cita de Francia, pero ya en Bakú se podrán ver algunas novedades técnicas. Después de la decepcionante participación en el Principado hace dos semanas, el asturiano quiere demostrar que la brecha que hay con su compañero Esteban Ocon no es tanta como la clasificación general apunta. El objetivo no puede ser otro que no sea puntuar, máxime cuando ya sabe lo que es hacerlo aquí… a dos ruedas. Ocurrió en su última participación aquí, en 2018, cuando después de un toque con el ruso Sirotkin se dio contra el muro y rompió los dos neumáticos laterales. Llegó a duras penas a boxes, donde se los cambiaron, y acabó remontando hasta una séptima posición que firmaría ahora mismo, con una, dos, tres o las cuatro ruedas de su Alpine.
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Si Valtteri Bottas hubiera nacido en tierras de brujas, conjuros y meigas, posiblemente le recomendarían que metiera en su mono de carreras unos ajos para ahuyentar la mala suerte que le persigue. Aunque no se espera de él más que dé la talla mínimamente con respecto a Lewis Hamilton (algo que no está logrando), lo cierto es que las cosas no le pueden salir peor.
Dos semanas después del problema que tuvo en boxes en Mónaco por una rueda atascada, ahora ha sido él mismo quien se ha quedado atrapado. Ocurrió entre el miércoles y el jueves previo, cuando tuvo que pasar prácticamente medio día entero en el aeropuerto de Helsinki. Los problemas en los vuelos para llegar a Bakú, que ya es un itinerario algo complejo, y una serie de retrasos ajenos totalmente a su voluntad hicieron que Bottas no llegase a la hora prevista al circuito.
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Tanto es así que la FIA tuvo que adelantar su comparecencia ante los medios y hacerla vía Zoom desde la propia sala de embarque del aeropuerto. Con el fondo difuminado y cara de cansancio -«Llevo más de cinco horas y media aquí», admitía-, Bottas dio sus explicaciones a los periodistas que le fueron preguntando. Una de las preguntas fue, precisamente, sobre esa tuerca que le obligó a abandonar una carrera que tenía por la mano. «Las imágenes dejaron claro que el coche estaba dos centímetros fuera de la marca. Y eso no suele ser bueno», admitía. Hasta ese punto llega la exactitud de los cálculos de los vigentes campeones (pero ya no líderes) del mundo.
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