David Sánchez de Castro
Viernes, 27 de octubre 2023, 22:35
Uno de los grandes condicionantes de disputar una carrera en México es la altitud del circuito. El Hermanos Rodríguez se encuentra a 2,285 metros sobre el nivel del mar, lo que supone una menor densidad en el aire y, por tanto, una mayor fragilidad ... de sus motores. Es, por tanto, uno de los circuitos donde más probable es que se vea una rotura de motor o, al menos, una dificultad mecánica que en otros es inviable.
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Lo puede decir Carlos Sainz, por ejemplo. No tuvo ni que esperar a los segundos libres para que su Ferrari le dejara tirado por un problema hidráulico, algo muy común en estos lares, donde por otro lado Ferrari no suele ir demasiado bien desde que llegó. No fue el único, varios pilotos, y sobre todo los anónimos mecánicos, sufrieron lo suyo para poner el coche en condiciones.
El caso de Fernando Alonso fue especialmente llamativo. El asturiano tardó buena parte de esa primera sesión en salir a pista, toda vez que sus ingenieros estaban intentando poner en condiciones la parte trasera de su AMR23. Este tipo de situaciones no son nada inusuales a estas alturas de la temporada, ya que muchos equipos que saben que no van a poder mejorar nada echan el tiempo en probar algunas ideas de cara al coche de la siguiente temporada. El caso de Alonso, y en menor medida de Stroll, es el ejemplo: el asturiano es un perfecto preparador (así lo ha sido durante toda su carrera, con una meticulosidad exasperante en muchos casos para sus ingenieros). En este caso fue, además, en un circuito donde la configuración aerodinámica cobra un protagonismo mayor, por lo que esa media hora que estuvo esperando a que el ala trasera estuviera a su gusto le privó de rodar.
Y cuando lo hizo, susto: al final del circuito, salida de pista y al traste con la posibilidad de verse cerca (no se sabe cuánto exactamente) del inalcanzable Max Verstappen y del no tan temible Sergio Pérez, que cuenta en este circuito con el factor casa más que nunca por los miles de hinchas que le vitorean a cada paso por la curva. No tanto a su compañero, al que le han tenido que poner protección extra porque, según esos 'terraplanistas' que creen en las conspiraciones que impiden a su 'Checo' triunfar, se exacerban demasiado.
La dificultad para leer los libres se multiplica en estos circuitos. Ver, por ejemplo, a Alex Albon colarse entre los Red Bull es algo que no parece que vaya a repetirse el domingo, al igual que los problemas de los McLaren que han sido la gran revelación de las últimas citas. O los Mercedes, tapados como siempre en los primeros giros y en busca de un ritmo decente.
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Esto es precisamente lo que no se sabe bien de Alonso y de Aston Martin. Ya se vio en Austin: parecía algo más rápido que en citas anteriores, pero la mecánica le impidió acabar. Si los problemas que se vivieron en Estados Unidos y la dificultad para poner todo el paquete unido se repiten aquí, habrá que ver salir a Alonso otra vez con cara de pocos amigos.
No obstante, esos brotes verdes que se vieron en la anterior cita norteamericana se repitieron aquí ya desde esos primeros libres. Antes de su salida de pista, con los neumáticos blandos, rodaba en ritmo cercano a los Red Bull. La hora de la verdad, no obstante, es la que es. Si en la clasificación no vuelve a su lugar natural, la Q3, Alonso es consciente de que tendrá difícil adelantar, toda vez que varios equipos parecen estar fuera de posición y eso puede beneficiarle o perjudicarle en función de dónde se asiente Aston Martin en la parrilla. Si finalmente llega a su zona de confort, entre los diez primeros, Alonso puede plantearse un objetivo ambicioso hasta cierto punto: un top 5. En buena medida dependerá de si su coche aguanta, de si el ritmo es el óptimo, de si los neumáticos funcionan como se espera (Pirelli lleva aquí una gama un punto más blanda que en su visita de 2022) y, sobre todo, si puede esquivar incidentes. Y es que a diferencia de lo que ocurrió en el arranque de campaña, ahora el asturiano no está en una posición de poder frente a esos rivales de la zona media con los que debe pelearse el cobre.
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