Alonso lleva a otro nivel el término 'exhibición'

Bajo los focos de Abu Dabi, según acabó la clasificación, Alonso volvió a enfundarse su viejo mono con el que ganó su primer Mundial y dio cuatro vueltas al trazado de Yas Marina en las que la ensordecedora sinfonía del motor V10 colapsó los oídos más jóvenes del 'paddock'. Apenas cuatro giros que le valieron para dejar claro que, si le dejaran preparar este monoplaza en condiciones, podría incluso ponerse en tiempos perfectamente asimilables a los de la actual parrilla.

Las dos vueltas cronometradas fueron letales. La primera, en 1:40.5, ya fue dos segundos más rápida que la mejor del viernes. Pero la siguiente aún rebajó más su tiempo, hasta un 1:39.9 que hizo levantar muchas cejas. Vale que es un coche más potente y ligero, pero sus limitaciones eran tantas que hace impensable que apenas haya un segundo y medio con el tiempo de Nicholas Latifi, que saldrá penúltimo del gran premio de este domingo, solo por delante del penalizado Sergio Pérez.

La sonrisa y palmadas con las que Alonso se bajó del R25 dan buena muestra de lo bien que se lo pasó. Hasta Esteban Ocon, su compañero en 2021, pidió subirse a semejante máquina, aunque por su altura (el francés mide 1,86 metros, el más alto de la parrilla) le costó más que al español. Tras los tiempos y ritmo mostrado en estas dos jornadas, ya son muchos los que esperan con ansia la jornada de este domingo, no solo porque va a ser la última competición de 2020, sino por ver hasta dónde puede bajar el crono el joven más viejo de la parrilla de la próxima campaña.