Carlos Sainz aún tiene ganas de más

Comer las uvas mirando a la Puerta del Sol de Madrid, agobiarse en el centro de las grandes ciudades para ver la iluminación, los atracones familiares y los regalos de Reyes. Son tradiciones que cada diciembre y enero se cumplen, tanto como volver a recuperar el nombre de Carlos Sainz en los titulares, pero sin que eso conlleve la Fórmula 1 a su lado, sino el Dakar.

Un año más, el Matador recupera su estatus de piloto y no de padre de piloto para subirse a su enésima aventura en el raid más duro del mundo. El Dakar saudí comienza este viernes en Bisha, una ciudad al suroeste del país que los saudíes han convertido en una especie de parque de atracciones para los aficionados al deporte. Y hasta el día 17 será el escenario de otra batalla entre los viejos zorros del desierto, con Sainz como el más veterano por la comentada ausencia de Stéphane Peterhansel, quien por primera vez en las últimas cuatro décadas, no disputará la carrera. El eterno piloto francés se ha vuelto a subir a una moto Yamaha para disputar el Africa Eco Race, una suerte de Dakar a la vieja usanza durante estos días.

Sin Peterhansel, los favoritos en los coches serán los de casi siempre. El vigente campeón, Carlos Sainz, llega a Ford con el reto de ganar el Dakar con una quinta marca, algo inédito en la historia del raid. El Raptor T1+ que ha ayudado a perfeccionar es uno de los grandes favoritos, tanto en su montura como en la de Nani Roma, que por primera vez compartirá equipo con Sainz; con Mattias Ekstrom, que como el madrileño dejó Audi en dirección a la marca estadounidense; y Mitch Guthrie, que se aventura por primera vez en la máxima categoría de las cuatro ruedas.

Sainz parte con cierto favoritismo frente a sus rivales, aunque tiene muy claro que Nasser Al-Attiyah será su gran adversario… entre otros. Y es que Dacia, con el Sandrider, llega como uno de los equipos que, a priori, puede dominar el Dakar. No solo porque el príncipe catarí es su jefe de filas, sino porque cuenta con otros dos pilotos de la talla de Sebastien Loeb, que estrena de copiloto a Fabian Lurquin y no a su sempiterno Daniel Elena, o la española Cristina Gutiérrez, que tras ganar la categoría Challenger en 2024 quiere batirse el cobre con los 'morlacos' de arriba.

Tanto Dacia como Ford se estrenan en este Dakar con coches nuevos, lo que coloca de nuevo a Toyota como un equipo muy a tener en cuenta. No es casual que campeones dakarianos como Toby Price y Sam Sunderland se hayan pasado de las motos a los coches para llevar uno de los Hilux de la estructura Overdrive, donde también estará otro de los potenciales ganadores, el local Yazeed Al Rahji. Tampoco hay que dejar de lado a los Mini del X-Raid, uno de los preparadores 'top' de este tipo de competición, con pilotos como Guerlain Chicherit o el clásico Giniel de Villiers, que en 2024 batió el récord de participaciones terminadas en el Dakar.

Contra todos ellos tendrá que bregarse Sainz que, a sus casi 63 años, sigue siendo el 'coco'. Será además un Dakar especial para los que llevan siguiendo al Matador desde sus tiempos en el Mundial de rallies, ya que se reencontrará con el que fue su jefe en los 90 y principios de los 2000, Malcolm Wilson. El Raptor es, además, un coche con motor atmosférico que lo hace más potente (sobre el papel) que el de sus rivales, lo que ha obligado a la FIA a modificar su reglamento para igualarlos un poco más. Si en ediciones pasadas ya era habitual, en esta habrá más de uno y más de dos días en los que las revisiones de tiempos obligarán a cambiar crónicas y clasificaciones al final de la jornada.

En la categoría de motos se abre un escenario complejo. Con KTM, el gran dominador histórico, en plena bancarrota y prácticamente desapareciendo, el paso de Price y Sunderland a los coches o las dudas de estructuras como Honda, hay muchas opciones arribas. De los españoles, cabe destacar a Tosha Schareina, que viene de un 2024 espectacular y que llevará una Honda 450 idéntica a la del vigente campeón, Ricky Brabec. También muchos ojos se pondrán sobre Lorenzo Santolino, el soldado de Sherco que tiene hambre de venganza tras el doloroso abandono por problemas mecánicos, o el novato Edgar Canet, fichado por KTM a sus escasos 19 años y con el mismísimo Jordi Viladoms como padrino y mentor.

Quedan por delante dos semanas de sufrimiento, mucha arena (no faltará la visita al clásico Cuarto Vacío), estrategias y aventura para un Dakar que, como cada edición, pone el inicio al año de los deportes de motor.

Las primeras imágenes del Dakar 2025 ya han dejado entrever lo que va a ser el primer enemigo de los primeros días, el viento. En el vivac de Bisha, al suroeste de Arabia Saudí y centro de las primeras etapas, ya se tuvieron que apuntalar las tiendas de campaña por una tormenta de arena que cubrió de un manto de polvo toda la instalación temporal. De hecho, incluso las verificaciones técnicas y administrativas se tuvieron que trasladar de lugar para ponerse a cubierto.

Este es un ingrediente extra a unas jornadas que se presentan infernales. Ya lo advertía David Castera, el director del Dakar, en la presentación: va a ser de pura resistencia. No es casual que la novedosa crono de 48 horas, que se estrenó en 2024, se haya colocado en la segunda etapa. Cuando suene el 'gong' a las 17:00 horas del domingo, todos los corredores tendrán que parar en uno de los seis puntos habilitados para el descanso y reanudar la marcha el lunes. Quienes sobrevivan a los primeros cuatro días alrededor de Bisha aún tendrán en la jornada siguiente el gran reto de la etapa maratón.

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