david sánchez de castro
Sábado, 16 de enero 2021, 17:14
Carlos Sainz llegaba al Dakar 2021 con la certeza de que podía ganar. No en vano, la ventaja notable del buggy de X-Raid frente al resto ha quedado patente no sólo en las quejas de Nasser Al-Attiyah o que Stepháne Peterhansel tuviera una ... participación razonablemente cómoda, sino en que él mismo ganó tres etapas y acabó en el podio de otras cuatro jornadas.
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Sin embargo, no entender el 'roadbook' le costó, según sus palabras, un mejor resultado. «No hemos conseguido entender bien cómo había que navegar, los cruces... estaba hecho para pillar a los copilotos, no para hacerles la vida fácil. Este año era diferente y pagamos por ello, perdimos media hora en dos o tres ocasiones y al final el Dakar no puedes ganarlo así», se resignaba en la meta de Jeddah, antes de descansar, por fin, tras dos semanas durísimas.
«En esta carrera no puede estar todos los días todo el mundo perdiéndose. Es un poco lotería y las marcas no pueden apostar a la lotería... para eso jugamos en Navidad, como en España, pero no en enero», zanjó en sus críticas.
Pero más allá del mal sabor de boca final, Sainz quiso despedirse con algo que desquicia a los mecánicos: unos trompos. En el parque cerrado, el madrileño se puso a hacer 'donuts' para festejar el final del raid. Dejó las ruedas destrozadas, eso sí. «Joan, mi ingeniero, no estaba muy contento», bromeaba en Twitter tras las imágenes. A sus casi 59 años, sigue con la ilusión de un recién llegado.
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