Secciones
Servicios
Destacamos
David Sánchez de Castro
Jueves, 18 de enero 2024, 12:03
Fortuna y gloria. Lo que buscaba Indiana Jones en el Templo Maldito es lo que encontró Carlos Sainz en la penúltima etapa del Dakar. Lo primero porque vio cómo la endiablada etapa entre Al Ula y Yanbu, donde acabará el raid este viernes, se cobró ... una de las víctimas más importantes, la de Sebastien Loeb. Y lo segundo porque está a solo una etapa de ganar su cuarto trofeo Touareg, lo que aumentará un brillante palmarés que se remonta a hace casi medio siglo.
Aunque no se puede desdeñar ni mucho menos lo que ha hecho Sainz a sus 61 años en este Dakar, no se puede dejar de lado la labor de equipo en Audi. Ha sido fundamental para la criminal etapa de este jueves, la última de peligro real, como lo fue el día anterior y, en general, en toda la disputa de esta edición. Después de lo vivido el miércoles, aún quedaban más de 400 kilómetros sobre un mar de piedras afiladas como cristales. Lo de los pinchazos iba a ser una constante, como ya lo fue el día anterior, con la ventaja de que suponía para ello para la marca de los cuatro aros tener a sus tres coches en pista, mientras que su gran rival tenía que ser un llanero solitario.
La espantada de Al-Attiyah (habrá que ver si no le cuesta mucho más caro) dejó al nonacampeón del mundo francés y a Prodrive solos ante las embestidas de los Audi. Sin ayuda de un compañero y con las urgencias propias de quien tiene que recortar, verse parado en el primer tercio de la etapa por un golpe que les había roto algo no era lo ideal. Fue en el kilómetro 132 de la especial donde Loeb y Lurquin, su copiloto, tuvieron que poner pie a tierra para comprobar que lo que les había pasado era mucho más serio de lo previsto.
Y es que no habían pinchado: habían roto el brazo de la suspensión delantera derecha. La avería era grave y casi definitiva para su continuidad, hasta el punto de que incluso desde la organización se dio por hecho el abandono. Gracias a un buen samaritano, un piloto del equipo chino YunXiang China con un Hunter (el mismo coche de Loeb) privado que le dejó piezas, pudo reparar y reemprender la marcha, pero con más de una hora de retraso con respecto a un Sainz que se dirigió expedito hacia la meta.
Líder durante toda la jornada, escoltado por Ekstrom detrás y Peterhansel delante, el madrileño solo tuvo que preocuparse por conducir y su copiloto, el siempre fiel Lucas Cruz, por no perder los puntos de paso correctos. Porque la navegación, que este año parece haber sido más suave que en citas anteriores, ha sido también clave en estos últimos compases del raid. Tercero en meta a poco más de 5 minutos y medio del ganador del día, Guerlain Chicherit, el 'Matador' fue el gran vencedor de la jornada.
Ya solo queda cruzar los dedos para que los tópicos y típicos fantasmas no se aparezcan en los 175 kilómetros cronometrados para que Carlos Sainz Cenamor, una de las mayores leyendas mundiales del deporte del motor de todos los tiempos, ponga un hito más en su carrera.
Lo tiene casi imposible, pero Ross Branch no va a ceder hasta que se baje la bandera a cuadros. El botsuano se llevó la victoria en la penúltima etapa del Dakar, pero Ricky Brabec no especuló. El estadounidense llegó a la meta con solo 32 segundos perdidos frente a su principal perseguidor, toda vez que ganó más de cinco minutos y medio en bonificaciones. El estadounidense de Honda llegará a la etapa final con poco más de 10 minutos de margen frente al piloto de la Hero, que a su vez tendrá que vigilar de cerca lo que haga Adrien Van Beveren, tercero en la general y en la etapa, que tiene en el punto de mira el 2º puesto. Solo les separan cuatro minutos a los dos en la lucha por la plata.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La bodega del siglo XIV que elabora vino de 20 años y el primer vermut de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.