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Silvia Navarro, durante la semifinal del Mundial entre España y Noruega. EFE
Campeonas que Inspiran

Silvia Navarro, incombustible, 'guerrera' y guardiana

La valenciana, todo explosividad con sus 167 centímetros de altura, sigue siendo un muro bajo los palos de la selección española cumplidos los 40

Martes, 17 de diciembre 2019, 00:06

Los porteros de balonmano tienen algo de incombustible. Mientras en la mayoría de demarcaciones y en otros deportes la carrera de los deportistas se apaga a medida que avanzan en la treintena, los dueños de las porterías, gente de otra pasta, aguantan y aguantan. Silvia ... Navarro (Valencia, 1979) encarna a la perfección esta condición de longevidad sorprendente. La guardameta sigue siendo el alma de las 'Guerreras' ya cumplidos los 40 y de ello da fe el enorme Mundial de Japón que se ha sacado del bolsillo, siendo pieza clave de la plata conseguida por la selección española, el mejor resultado de su historia en un Campeonato del Mundo.

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Tras haber sido partícipe del bronce mundial conquistado en Brasil en 2011, del bronce olímpico de los Juegos de Londres en 2012 y de la plata en el Europeo de Croacia y Hungría de 2014, Navarro ha corroborado en las dos últimas semanas en Kumamoto su espléndida madurez deportiva, después de haber llevado a su actual club, el Rocasa Gran Canaria, a su primer título de Liga la pasada temporada. Además de aportar su indiscutible calidad deportiva, la portera ejerce el crucial papel de veterana en la remozada selección de Carlos Viver, capaz de luchar por las medallas en un Mundial en plena transición generacional.

El técnico formado en la siempre exigente cantera del Granollers ha sido el encargado de afrontar, desde su llegada a la selección española en 2017, un proceso de renovación marcado por el adiós de grandes nombres como Verónica Cuadrado, Begoña Fernández, Eli Pinedo, Marta Mangué o Macarena Aguilar. Para formar a las jóvenes figuras, nada mejor que el papel de jugadoras como la propia Navarro, Nerea Pena, Lara González o Carmen Martín -ausente por lesión en el Mundial-, eslabones entre la generación dorada y la nueva hornada.

Como tantos porteros, Silvia comenzó su andadura bajo los palos por casualidad y necesidades del guión, ya que empezó a los 8 años como jugadora pero se sintió tan cómoda parando que ya no quiso dejar nunca la posición. «Me dieron a elegir y lo tuve claro, desde que me metí en la portería dije 'no quiero salir de entre estos tres palos'», señala sobre aquella decisión. La mejor guardameta de la historia del balonmano femenino español es todo explosividad, instinto, anticipación y capacidad de salto pese a sus 167 centímetros de altura. Formada en la cantera del Mar Valencia, que por aquel entonces disputaba sus partidos en La Eliana, fue testigo en sus primeros pasos de la única Liga de Campeones conquistada por un equipo español en 1997 y aprendió los secretos de la portería con la rusa Svetlana Bogdanova como ejemplo a seguir. En el Ferrobus Mislata continuó su exitosa carrera, antes de contribuir decisivamente al dominio en España del Itxako Estella, con el que conquistó cuatro Ligas consecutivas entre 2009 y 2012, además de disputar la final de la Champions ante el Larvik noruego en 2011.

«Me dieron a elegir y lo tuve claro, desde que me metí en la portería dije 'no quiero salir de entre estos tres palos'».

SILVIA NAVARRO

El amargo final del potente proyecto navarro, que derivó en la salida de las mejoras jugadoras y en la desaparición del club por impagos, obligo a Silvia Navarro a hacer las maletas y probar fortuna lejos de España por primera vez, una situación habitual en la última década entre las 'Guerreras', un equipo de 'exiliadas', pues la precaria situación económica de los clubes españoles obliga a probar suerte en Francia, el Este de Europa o los países nórdicos para así poder vivir de la práctica del balonmano.

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En el Oltchim Valcea rumano vivió una experiencia breve, de apenas una temporada, antes de optar por lo seguro en el retorno a casa mediante el Rocasa Gran Canaria, el club en el que ha militado las últimas siete campañas y que le ha permitido compaginar el balonmano y la maternidad, los dos pilares de su vida. Con el club canario firmó un contrato que le deja las mañanas libres para dedicar tiempo a su hijo Unai. «Viene conmigo a muchos entrenamientos y me gusta que comparta lo que hago porque el deporte es una buena escuela de valores», explica la guardiana de las 'Guerreras', que por ahora y a tenor de su rendimiento, está lejos de tener fecha de caducidad como deportista de élite. La incombustible portera ya mira a Tokio 2020.

 Las claves

  • Amor por la portería Como muchos otros guardametas, comenzó a practicar el balonmano a los ocho años en otra demarcación, pero ya no quiso cambiar tras probar bajo los tres palos.

  • Aprendiendo de las mejores Formada en la cantera del Mar Valencia, descubrió los secretos del oficio con la rusa Svetlana Bogdanova, toda una leyenda.

  • La época dorada del Itxako y el 'exilio' Fue partícipe del potente proyecto navarro, cuatro veces campeón de Liga de forma consecutiva y finalista de la Champions en 2011, antes de fichar por el Oltchim Valcea rumano por los problemas económicos del club español.

  • Balonmano y maternidad En el Rocasa Gran Canaria ha compaginado durante las últimas siete temporadas la competición y el cuidado de su hijo Unai.

  • Pilar de las 'Guerreras' Es una de las mejores jugadoras en la historia de la selección española, con la que ha conquistado una plata y un bronce mundial, un bronce olímpico y una plata europea.

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