«La mascarilla se humedece con el sudor y pierde efecto, esta medida no se entiende en el deporte»

Durante la tarde del sábado los jugadores de Ademar de León y SinFin fueron los primeros en protagonizar un encuentro marcado por las imágenes insólitas sobre el parqué del Palacio de los Deportes leonés. El protocolo aprobado por la Junta de Castilla y León obliga al uso de los cubre bocas en toda práctica deportiva que conlleve contacto en espacios cerrados, una normativa que incluye a los árbitros, que también están obligados a portar mascarilla.

Esta normativa recoge que «durante la práctica deportiva en las instalaciones deportivas cerradas el uso de la mascarilla será obligatorio, incluidas las competiciones que se rigen por el Protocolo armonizado del CSD». Para dejar claro que «en las instalaciones deportivas cerradas (pabellones, naves y otros espacios deportivos similares que cuenten con, al menos, tres paredes y cubierta) será obligatorio el uso de mascarilla en todo momento, incluso durante la realización de actividad física».

Para Nacho González, entrenador del Balonmano Burgos, esta nueva norma, que «entienden» y «acatan», no deja de parecerle «extraña». «Cuando una mascarilla se humedece, y con el sudor se va a humedecer, ya no tiene un buen efecto. Si la llevas bajada tampoco tiene un buen efecto, venimos entrenando sin mascarilla, en el resto de comunidades autónomas la competición oficial siempre ha sido sin mascarilla... Es una medida que creo que no se entiende en el deporte», explica.

Además, a todo esto, se le suma la pregunta de qué efecto tendrá sobre los deportistas, pues en un deporte con esfuerzos anaeróbicos y de alta intensidad como el balonmano puede suponer sensaciones de ahogos o mareos.

La norma no especifica qué tipo de mascarilla es la que debe utilizarse, pero Nacho González aboga por usar «la mascarilla quirúrgica». Sin embargo, el técnico lamenta que en Castilla y León «no se ha abordado la problemática de los diferentes tipos de deporte» y que no se «entiende que no se legisle en función de las necesidades y de que el deporte es salud».

«Si por la situación de la pandemia no se puede jugar, como ya ocurrió, pues lo que debe de primar es la salud, y en eso estamos todos de acuerdo, pero cuando se pone una medida que la pura lógica te dice que tampoco ayuda a primar la salud...», lamenta.

González incide en una situación muy visible: «El deporte no deja de ser algo donde se refleja la sociedad y quizás también hay que reflexionar si la imagen que queremos que vea la sociedad es a unos deportistas con la mascarilla que se mueve, caída, húmeda, mojada, mal colocada. Es imposible tenerla de manera normal. No es que los jugadores no quieran, sino que las características del deporte hacen que la mascarilla no se quede quieta. Entonces, ¿para qué se hace? Nos han contado que la mascarilla tiene que estar seca, la nariz debe ir por dentro, si la imagen que queremos ver es una en la que es imposible que eso ocurra, si se entiende que para que sea seguro el deporte tiene que hacerse con mascarilla o no se puede practicar quizás la medida necesaria no es esa».

No se trata así de una negativa al uso de las mascarillas, sino que va más allá, hacia una reflexión sobre la medida tomada: «Creo firmemente que hay que priorizar la salud y soy muy pesado con ello, he estado muy encima de mis jugadores para cumplir a rajatabla todas las medidas que entendíamos que eran importantes, pero hay que ver el punto de vista de la utilidad». Y la utilidad de las mascarillas mientras se practica deporte de alta intensidad está dejando imágenes que hacen dudar de ella.