El Recoletas sobrevive en Santboi gracias al pateo

No fue fácil la puesta en escena del Recoletas. Las inclemencias meteorológicas que se vivieron en Santboi, con lluvia y fuertes rachas de viento, condicionaron al extremo el choque desde los primeros compases. Los errores en la entrega se sucedían, ninguno de los dos equipos era capaz de hilvanar una buena fase de juego de manos y unos y otros se vieron obligados a jugar a la patada, a menudo sin solución de continuidad.

También se sucedían las indisciplinas en un partido que por momentos se volvió bronco y que comenzó dominando la Santboiana. A falta de continuidad en su juego, el cuadro catalán aprovechó los golpes de castigo para abrir distancias. Así, José María Torre coló el oval entre los tres palos en dos acciones en los primeros minutos, que permitieron a los de Santboi ponerse por delante en un abrir y cerrar de ojos (6-0).

Intentaría responder el Recoletas usando la misma fórmula, pero el viento reinante impidió a Carrió abrir el marcador para los visitantes en el minuto 11. Sí conseguiría encontrar palos el jugador gualdinegro minutos después con otra patada que, esta vez sí, subió al marcador (6-3).

Y ahí acabó el tanteo de una primera parte muy trabada, en la que ninguno de los dos equipos consiguió encontrar el camino al ensayo. Lejos de ello, el juego apenas se acercó a la zona de 22, más allá de alguna fase puntual de la Santboiana, mejor plantada sobre el sintético y más fuerte en el choque y la melé durante el primer acto.

Eso sí, el cuadro catalán no pudo ampliar su tímida ventaja. Ni siquiera fue capaz de superar con claridad al Recoletas a pesar de que el conjunto burgalés se quedó con 14 tras la expulsión de Iñaki Mateu, que en el 27 se fue a la grada por una agresión a un rival.

Con todo por decidir en un escenario del todo desapacible arrancó la segunda mitad. Y lo cierto es que el guión del encuentro varió poco o nada. La imposibilidad de jugar a la mano con seguridad y las férreas defensas impuestas por unos y otros volvieron a derivar en un choque muy trabado, sin continuidad en las fases y con mucho protagonismo del juego de pies.

Eso sí, a diferencia de lo acontecido en el primer acto, y a pesar de estar con uno menos, en este caso fue el Recoletas el más incisivo gracias al concurso de Carrió, que mandó a palos dos de los tres golpes de castigo de los que dispuso en los primeros compases. Esos dos pateos permitieron al cuadro burgalés empatar y ponerse por delante en el marcador por primera vez en el choque.

Sin embargo, poco les duraría la alegría a los gualdinegros, que apenas unos minutos después vieron como De la Torre volvía a empatar con otro pateo a palos.

Se habían disputado ya 60 minutos del encuentro y ni unos ni otros habían conseguido posar el oval. De hecho, apenas se habían acercado con peligro a la zona de anotación y todo hacía indicar que el choque se resolvería a base de patadas. Y así acabó siendo.

El Recoletas, que fue de menos a más, se hizo con el control del oval en la recta final, encadenando fases ofensivas en busca del error rival. Un error que acabó apareciendo en forma de indisciplinas y que otorgó a Carrió todo el protagonismo en un final apretadísimo.

El propio argentino fallaba un golpe de castigo y no conseguía encontrar palos en un drop, pero justo cuando el partido se precipitaba a su final, consiguió encontrar el premio gordo con un postrero golpe de castigo que subía al marcador.

Ya no hubo tiempo para más. La Santboiana perdía la posesión del oval en la siguiente jugada y la árbitro ponía punto y final a un partido tan complciado como competido que devuelve al Recoletas a lo más alto de la tabla.