El Recoletas, a la final de la Copa del Rey

Tras superar al Barça en la primera eliminatoria, el cuadro castellano afrontaba el choque inmerso en una dinámica envidiable, con 15 triunfos consecutivos y sintíendose fuerte en todas las facetas ante un rival al que ya había superado en dos ocasiones en la liga regular.

En ese contexto, poco tardaría el Recoletas en abrir el marcador. Apenas se habían disputado tres minutos de juego cuando el conjunto gualdinegro recuperaba el oval en campo propio y lanzaba un contraataque tan rápido como demoledor. Tani Bay terminaba de romper la línea defensiva catalana y cedía la pelota para Walker, que casi sin oposición materializaba un ensayo bajo palos transformado con solvencia por Zabalegui (7-0).

El escenario parecía pintarse propicio para los intereses del Recoletas, pero apenas dos minutos después, Carrió tenía que abandonar el campo por lesión, generando ciertas dudas en el engranaje local. Unas dudas que aprovechó la Santboiana para crecer a base de empuje. Así, tras varias fases ofensivas muy bien trenzadas, Daniels conseguía encontrar el camino y posar el oval. Socino fallaba la transformación, pero acto seguido se resarcía anotando un golpe de castigo que ponía a su equipo por delante en el marcador (7-8).

Aquellos fueron quizá los mejores minutos de una Santboiana muy fuerte en el choque e intensa en la defensa, pero que acabaría siendo presa de sus propios errores y de la calidad del Recoletas, que reaccionó como los equipos grandes, recogiendo el guante, consolidando su línea defensiva y lanzándose en tromba hacia la línea de 22.

Fruto de aquella reacción, el conjunto burgalés se acabó desatando. Zabalegui recuperaba la iniciativa con un golpe de castigo desde su casa (10-8) y la delantera cogía el testigo. Facu López anotaba un ensayo tras aprovechar una magnífica patada a seguir en el ala izquierda y, ya en el 28, Cánepa se erigía como el más listo de la clase, cazando una mala patada de Lescano en zona de anotación para posar el oval.

Las transformaciones de Zabalegui permitieron al Recoletas abrir brecha en el marcador antes de enfilar el túnel de vestuarios (24-11) a pesar de un postrero golpe de castigo de Socino, quizá el jugador más determinante de la Santboiana.

El resultado estaba siendo ajustado, pero el cuadro gualdinegro parecía tener el partido bajo control. Máxime después de que Cánepa volviera a hacer de las suyas nada más arrancar la segunda mitad, interceptando un mal pase de la Santboiana en campo propio y lanzándose a la carrera para anotar otro ensayo bajo palos.

Una nueva transformación de Zabalegui permitía al Recoletas encarrilar el choque a falta de más de media hora (31-11), pero aún tendría que sufrir. Y mucho, por cierto. Acto seguido, Lescano culminaba un gran ataque de la Santboiana que recortaba diferencias. Tani Bay respondía apenas dos minutos después con una magnífica acción individual y el conjunto catalán se lanzaba definitivamente a la ofensiva.

Durante más de veinte minutos, el partido se disputó exclusivamente en campo del conjunto burgalés. La Santboiana acumulaba fases ofensivas y encerraba al Recoletas en la zona de 22, buscando un hueco que no terminaba de aparecer. Los gualdinegros se defendían como gato panza arriba y conseguían anular uno tras otro los numerosos envites rivales.

Aún así, la Santboiana acabaría encontrando el camino y Pigatto y Socino recortaban diferencias mediado el segundo tiempo (36-23), dando esperanzas a su equipo. Unas esperanzas que aumentó Joan López a falta de cinco minutos posando de nuevo el oval (39-28), pero que acabarían desapareciendo cuando Facu López sentenciaba el choque en la última acción ofensiva en estático del conjunto burgalés, que estará el próximo fin de semana en la gran final de La Cartuja de Sevilla. Su rival, por cierto, será el VRAC, que tras firmar un final de infarto acabó superando en la otra semifinal al Real Ciencias Enerside.