El Recoletas Burgos vuelve a quedarse a las puertas de la gloria

Lo tuvieron en su mano durante muchos minutos los de José García, pero los queseros reaccionaron y consiguieron devolver con rapidez los ensayos burgaleses para cambiar la dinámica de partido y dejar el resultado ajustado hasta el final.

Fue entonces cuando una inmejorable patada del jugador vallisoletano dió al VRAC una oportunidad de anotar ensayo que el cuadro quesero aprovechó para revertir el conteo y hacerse con su sexta Copa del Rey.

Arrancaba puntual la batalla final por la Copa del Rey en el estadio de La Cartuja con un alto saque por parte del VRAC para ir rápidamente a preisonar y ganar terreno a un cuadro burgalés enfervorizado ante la oportunidad de colocar la primera Copa de la historia en sus vitrinas.

Tras quedarse a las puertas hace dos años, el Recoletas Burgos quería que, a pesar del dicho, la segunda fuese la vencida. Y se notó. Apretaba el conjunto quesero en los primeros minutos de partido pero tiraba de potencia el cuadro gualdinegro para repeler los envítes vallisoletanos.

Golpeó primero el VRAC en una gran jugada coral de lado a lado que finalizó Martiniano con una gran carrera por el costado derecho para abrir un marcador que Dyer no fue capaz de ampliar con un pateo que se marchó a la derecha de los palos burgaleses.

Quería arrancar el cohete Tani Bay con Carrió haciendo uso de su magnífico golpeo del oval para sacarse de encima el arreón quesero, que se vino arriba tras ponerse por delante en el conteo y no dejaba salir y desarrollar su juego a los de José García.

Pero fue la derecha argentina de Zabalegui la que volteó el marcador. Quería crecer en el partido el Recoletas ante un VRAC que dejó entrar de nuevo en el partido a los gualdinegros. Y no suele ser buena idea.

Dos golpes de castigo perfectamente ejecutados por el argentino pusieron el 5-6 en el conteo para delirio de los sombreros amarillos que poblaban varias de las gradas del coliseo sevillano.

A las puertas de la media hora de partido, Dyer perdió la oportunidad de volver a poner por delante a los suyos con una patada lejana que no encontró la H, segunda que erraba el 10 quesero en el encuentro.

Tras una necesaria pausa de hidratación por las altas temperaturas en tierras andaluzas, el partido alcanzaba la media hora con las espadas en todo lo alto y una igualdad latente sobre el césped.

Entró mejor el Recoletas en la reanudación del juego. Las buenas carreras y la potencia en las melés fue aculando a un VRAC que se vio superado por momentos.

En esas, el cuadro gualdinegro alcanzó la línea de ensayo ante un conjunto vallisoletano que se defendía como gato panza arriba para evitar la anotación de los burgaleses. Con suspense por un posible avant y revisión mediante, el Recoletas lograba sumar su primer ensayo del partido para poner tierra de por medio.

Zabalegui amplió fácil la ventaja para alcanzar el 5-13 y mandar la final al descanso con un Recoletas Burgos por encima en el marcador y con la sensación de que, esta vez sí, estaba más cerca que nunca de la Copa.

Salió con la inercia del buen final de primera mitad el Recoletas Burgos. Estaba con confianza el cuadro burgalés y eso se notó en la estratosférica carrera de Carrió para eliminar varios rivales y pasar la línea de 22 para ceder a Zabalegui, que la puso en la de cinco para que Valentín Bustos culminase el ensayo (5-18).

Apenas tres minutos tardó en reaccionar el VRAC, que tiró de orgullo y de la garra de su capitán, Kolo Kolo Gavidi, para acortar distancias y abrir de nuevo la final de la Copa del Rey.

Igual de rápido lo quiso cerrar el conjunto gualdinegro, que aprovechó una mala recepción de Dyer para, tras una buena touche y un mejor maul, anotar por medio de Valentín Bustos para devolver las aguas al cauce favorable a los intereses burgaleses.

Carrió puso dos puntos más con su pateo que parecían apaciguar el intento de reacción vallisoletano. Pero el cuadro quesero no había dicho su última palabra. Moala, recién ingresado al campo, recogió el oval por delante de la 22 de los de José García y se lanzó a por un ensayo revitalizante que no fue redondo gracias al palo en la transformación de Dyer.

El VRAC cambió la dinámica del partido a base de coraje y empuje. Superior en las melés de la segunda parte. Así con esa pujanza vallisoletana, el capitán Gavidi, empujado por dos compañeros, rompió la resistencia gualdinegra para, con la patada acertada de Dyer, apretar aún más el partido (24-25) y dejar encarrilado un final de infarto a la altura de la cita.

Tras el vendaval del VRAC, el cuadro burgalés se rehizo a tiempo y reestructuro sus líneas para volver al ataque y echar a su campo al conjunto quesero para ir a por la final.

Se notaba lo que estaba en juego y ambos equipos no querían errores y optaron por las patadas para evitar problemas en las zonas de peligro. Pero a dos minutos del final, una increíble patada de Miejimolle puso el oval a cinco metros de la línea de ensayo para, tras una buena touche, volver a recogerlo y anotar un ensayo que ponía en ventaja a los queseros.

A la desesperada, Recoletas Burgos saco todo el coraje y se lanzó a por un ensayo para llevarse la Copa. Con el tiempo cumplido, Carrió lanzaba un golpe de castigo a la banda para forzar una touche y una última acción cerca de la línea de ensayo.

Pero el VRAC aguantó y el Recoletas Burgos se volvió a quedar, dos años después, a las puertas de levantar su primera Copa del Rey. Cayó con honores un cuadro gualdinegro que, con el nivel demostrado esta temporada, no tardará en brillar en las vitrinas del club burgalés.