Elodie SOINARD
Gwangju
Domingo, 21 de julio 2019, 19:14
Pese a no ser bienvenido por todos tras su rocambolesco control antidopaje del año pasado, el chino Sun Yang no se dejó distraer y se colgó el oro en los 400 metros estilo libre de los Mundiales de natación, este domingo en la ciudad surcoreana ... de Gwangju. En la misma distancia, la australiana Ariarne Titmus doblegó a la estadounidense Katie Ledecky.
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La Federación Internacional de Natación (FINA) parece cómoda con la presencia de Sun, a quien no sancionó por defecto de forma después de que el nadador chino destruyera con un martillo una muestra de sangre durante un control antidopaje sorpresa el pasado mes de septiembre.
Pero ese no es el caso de todos los presentes en Gwangju. Durante la ceremonia de entrega de medallas, el australiano Mack Horton, plata por detrás de Sun, mostró su descontento, rechazando posar junto al ganador para los reporteros gráficos.
Poco después, invitado de nuevo a posar junto a los otros dos medallistas, Horton dejó una distancia ostensible entre él y Sun. Su sentimiento era «de frustración». «Creo que ustedes saben por qué», lanzó Horton. «Creo que sus acciones y la manera en la que se manejan son más significativas que cualquier otra cosa que pueda decir», añadió el australiano.
En Río de Janeiro en 2016, cuando privó a Sun del título olímpico en los 400 metros, el australiano fue muy claro. «No respeto a los dopados», sentenció. «Estoy al corriente de los rumores, pero me concentro en la natación. Sé que hay un problema personal conmigo», dijo por su parte el nadador chino, ganador de la prueba por cuarta vez consecutiva con un tiempo de 3 minutos y 42:44 segundos.
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El culebrón de Sun no ha terminado: en Gwangju todavía debe nadar en los 200 y 800 metros y en septiembre declarará ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) después de que la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) apelara la decisión de la FINA.
En la categoría femenina se resquebrajó el dominio absoluto de Ledecky, que cuenta con cinco oros olímpicos y 14 mundiales a sus 22 años, lo que la convierte en la nadadora más victoriosa en los Mundiales.
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Ledecky cuenta con un título olímpico y tres mundiales en los 400 metros y nunca había conocido la derrota en un gran campeonato. Pero la joven australiana Ariarne Titmus, de sólo 18 años, la desplazó de su pedestal, con una espectacular remontada en el último largo.
«Duele un poco, claro, no estoy acostumbrada», reconoció Ledecky, que evitó cuidadosamente a Titmus al salir del agua. «Estaba nerviosa, sabía que iba a ser una carrera difícil. Voy a levantarme y concentrarme en las próximas carreras», aseguró.
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El ascenso de Titmus no es una sorpresa: la nadadora que dejó su Tasmania natal con su familia para instalarse en Brisbane lleva avisando desde hace un año que es una rival a tener en cuenta en la distancia, y en tres ocasiones ha nadado por debajo de los cuatro minutos.
«No estoy sorprendida con el tiempo. Sabía que tenía probablemente eso en mí. Lo he dado todo en los últimos 50 metros», declaró Titmus. Ambas nadadoras se volverán a ver las caras a partir del martes en los 200 metros.
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Quien también empezó fuerte fue el británico Adam Peaty, oro olímpico y cinco veces campeón del mundo, que batió el récord planetario de los 100 metros braza con un tiempo de 56:88 segundos en su semifinal, la primera vez que pasa la barrera de los 57 segundos.
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