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El 'Messi' de los dardos pierde la final del Mundial «más dramática de la historia» a sus 16 años

El inglés Luke Littler se ha convertido en un fenómeno global. Aunque anoche perdió contra su compatriota Humphries, los especialistas creen que hará historia

A. Algaba

Jueves, 4 de enero 2024, 13:43

Si hay una persona en el mundo del deporte que está dejando a todos con la boca abierta en este arranque de 2024, ese es un adolescente inglés de 16 años que responde al nombre de Luke Littler. En Londres, ante miles de personas enfervorecidas ... y con sus pintas de cerveza en la mano, el talentoso niño, bautizado ya en todo el mundo como el Messi de los dardos -aunque en Inglaterra lo ven más como el Wayne Rooney- jugó y perdió anoche la final del Mundial ante su compatriota Luke Humphries. «Ha sido la final más dramática de la historia», dijeron los especialistas. Una irrupción rutilante que no pudo tener su colofón en la partida que disputó ante su compatriota Luke Humphries, después de que Littler haya arrasado ronda por ronda en el torneo hasta llegar a la final que se ha celebrado en el Alexandra Palace de Londres. Nadie se explica cómo Luke Littler ha alcanzado ese nivel a una edad tan temprana y algunos, incluso, ponen en duda que solo tenga 16 años.

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Conocido también por su apodo 'The Nuck' ('La bomba nuclear'), nació en Runcorn, Inglaterra, el 21 de enero de 2007, pero su estética y corpulencia han hecho dudar a los seguidores de estos torneos sobre su verdadera edad. «¿Has apostado que no tengo 16 años? Pues has perdido la apuesta», le respondía a un periodista tras una de sus últimas victorias en Londres.

Anoche no pudo convertirse en el mejor jugador del mundo y embolsarse 500.000 libras como premio. Solo con llegar a la final, eso sí, se ha llevado 200.000 libras y nadie duda de que pronto será el número uno. Nada mal para un chico de 16 años.

Aunque su talento es innato, la rutina y aficiones de Littler no están lejos de las que de un adolescente de su edad, o la de cualquier joven de algo más de edad. Su desayuno, como él ha confesado, suele ser siempre el mismo. «Me como una tortilla de jamón y queso para desayunar», admite. Su afición es el fútbol y también se confiesa amante de la comida rápida. De hecho, tras algunos de sus triunfos, no duda en subir a sus redes fotos comiéndose un kebab.

Su historia, eso sí, parecía predestinarle al deporte que ahora comienza a dominar con un poso y una tranquilidad poco común en una persona tan joven. Y es que como publicó 'The Times', Littler cogió sus primeros dardos cuando apenas había echado a andar. Su padre se los regaló cuando tenía 18 meses. Dardos adaptados a su edad y sin peligro para que no se pinchara, pero con los que su padre logró sembrar esa semilla de afición a esta práctica. Por tanto, de los 16 años que tiene, casi 15 se los ha pasado con los dardos entre las manos.

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Y como era de esperar, a los siete años ya se encontraba lanzando a una diana de tamaño normal, como las que puede tener cualquier familia en el garaje o en el jardín... o en cualquier bar. A los nueve años, como publicó 'The Guardian', se apuntó en una academia en una localidad cercana, y desde ahí y con miles de horas de práctica ha labrado su precoz talento hasta colocarse al borde de ser el mejor del mundo. El pasado año, en agosto, se coronó campeón del Mundial junior ante jugadores con varios años más y finalizó el curso compitiendo en torneos profesionales y rondando el puesto 160 del ránking. Anoche, entre gritos y miles de litros de cerveza, trató de hacer historia. No ganó, pero ya ha hecho camino.

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