Un mal primer tiempo condena a la derrota al Aparejadores (32-28)

El inicio del partido para los burgaleses fue malo. Al Aparejadores le costó mucho entrar en el partido y en el primer minuto de juego, Les Abelles ya había puestos el 7-0 en en el marcador. Un erro defensivo propicio que Víctor Martínez posase el oval entre los palos y pusiera por delante a los valencianos. La patada de Güemes hizo subir la transformación del ensayo y la cosas se le complicaban al Aparejadores.

Y más aún porque solo cinco minutos después el XV valenciano hacía subir el 14-0 con un nuevo ensayo de Molina y la posterior transformación del ex del Barça Bauti Güemes que además obtuvo en la primera parte otros seis tantos merced a dos golpes de castigo.

Entre medias, los burgaleses entrenados por José Basso tomaron aire y en uno de los escasos ataques y llegadas a la línea de 22 en esta primera parte, a los 12 minutos, Pablo Rascón consiguió la marca llegando a la línea de fondo no sin suerte para poner los cinco primeros puntos del equipo burgalés que después Sirvent los elevó a los siete tras una transformación complicada.

El XV burgalés estuvo muy precipitado toda la primera parte, con errores infantiles y se topó con unos 'abejorros' muy centrados y presionando muy arriba y sin dar opción a los visitantes.

En la segunda parte, Basso puso toda la pólvora sobre el tapete del Quatre Carreres. Y mejoró el juego de los burgaleses que estaban más frescos y con más piernas. Carrió, Tomás Dominguez, Tani Bay y Santi Gramajo eran el revulsivo que necesitaba el equipo.

A medida que pasaba el tiempo, el equipo burgalés iba recortando, pero el partido se había convertido en un correcalles en el que Les Abelles siempre ganaba la partida. El equipo valenciano aprovecho la precisión de Güemes en el pateo a palos y todas las infracciones burgalesas las llevaba a disparos porque desde la melee y las touches, los valencianos no estaban acertados.

En los minutos finales, Masuyama puso la emoción y dejó el marcador a un punto (29-28); pero todo fue un espejismo porque el XV burgalés, pese a acercarse a poder ganar con juego y estrategia, fue víctima de los lanzamientos a palos de Les Abelles lo que les condenó a la derrota.