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Miguel Olmeda
Jueves, 1 de marzo 2018, 21:48
Respuesta. No tengo en cuenta esta cifra porque sé que en cualquier momento puede aparecer alguien y dejar de ser así. Para mí lo más importante es pensar en los resultados y en sentirme bien al saltar, pero no en esta serie de triunfos.
R. ... Era muy agradable y siempre ha sido una competidora muy fuerte. Tengo un buen recuerdo de Ruth y de sus competiciones, en las que no sólo había esfuerzo y trabajo, sino una pizca de suerte. Es necesaria en el sector de saltos.
Esta conversación tuvo lugar en el Centro Deportivo Gallur, en la jornada previa al Meeting Villa de Madrid. La representante de Lasitskene, Olga Nazarova, había accedido encantada a la petición de entrevista, pero se había dejado en el tintero un detalle menor… La atleta habla única y exclusivamente ruso. Por suerte un compañero, que responde a las iniciales de SHR y que domina a la perfección el idioma, anda por allí ayudando a la Federación y se presta a las labores de intérprete. Eso sí, Nazarova, el marido de Lasitskene (y responsable de que ya no se la conozca como Kuchina, su apellido de nacimiento) y su entrenador no se despegan de la saltadora rusa ni por asomo.
R. (Se ríen todos) Francamente, no me acuerdo con exactitud en qué momento de mi infancia ocurrió. Sí que es verdad que siempre me gustó saltar.
Su representante interrumpe y, medio en ruso medio en inglés, indica que fue su entrenador quien la encontró. Gennadiy Gabrilyan no puede evitar esbozar una sonrisa.
R. Tuvo buen ojo, sí.
Más allá de sus condiciones atléticas, idóneas para el salto de altura, y del trabajo que lleva a cuestas, no se puede entender el éxito de Lasitskene sin su carácter. Actúa con una tranquilidad pasmosa, sencillamente le resbala lo que ocurre a su alrededor. O eso parece. Si no, ¿cómo es posible que una superestrella que viaja durante todo el año por el mundo no sea capaz de articular una frase en inglés? Lo mismo pasa con el listón.
R. La verdad es que no me obsesiona esa altura. No me establezco límites, voy paso a paso y la asumo como cualquier otra.
R. De momento, en invierno, conseguir una medalla de oro en el Campeonato del Mundo de Birmingham.
Misión cumplida con 2,01 este jueves.
R. Todavía no sabemos si podré competir en el Europeo de Berlín.
Y es que la IAAF tiene pendiente volver a reunirse para decidir sobre el futuro de Rusia en el atletismo. A finales de 2015, tras salir a la luz las conclusiones del Informe McLaren que hablaban de dopaje de Estado orquestado por el Gobierno de Vladimir Putin, la Federación Internacional suspendió al gigante exsoviético, que no pudo acudir a los Juegos Olímpicos ni al pasado Mundial de Londres, y tampoco está en Birmingham. Lasitskene sí que ha participado en los dos últimos bajo bandera neutral, y de hecho en ambos ha ganado el oro; pero en 2016 la IAAF no le permitió competir en Río.
Antes de que Lasitskene responda, su representante y su marido intercambian palabras en ruso.
R. Fue muy desagradable, pero ya he pasado página.
Se hace un silencio brusco, y ya empezada la siguiente pregunta, la atleta interrumpe.
R. Además, recibí la noticia en un momento en el que acababa de conseguir la mejor marca mundial del año.
Resulta evidente que ni a Lasitskene ni a su entorno les hace gracia hablar de un asunto que el Gobierno ruso todavía se niega a reconocer. A los cuatro se les nota visiblemente incómodos. La conversación, breve, parece abocada a su fin.
R. No, en absoluto.
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