COLPISA/AFP
Dubái
Viernes, 27 de septiembre 2019, 17:02
El campeón yemení de kung-fu Hilal al-Haj tenía la ambición de hacerse un nombre en Europa, pero su sueño se quebró en el Mediterráneo, donde se ahogó tras ser llevado por una ola cuando intentaba alcanzar las costas españolas. Campeón de Yemen en ... 2011 y tras ganar medallas en torneos árabes y asiáticos, el joven, que debía casarse próximamente, fue enterrado este viernes en Saná, la capital de su país asolado desde hace cuatro años por una sangrienta guerra.
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«Amaba la vida, detestaba la guerra», relata por teléfono a la agencia AFP su hermano mayor, Said al-Haj, estudiante en Argelia, que explica que el deportista intentó el pasado 16 de septiembre llegar por mar desde Marruecos a Melilla. «Buscaba un país que pudiera reconocer su talento y su valor, como ser humano y como atleta», dice Said. Hilal «soñaba con participar en competiciones internacionales y convertirse en un gran campeón» prosigue Said.
Nacido en Saná, y amante de las artes marciales, Hilal había publicado numerosas fotos en Instagram donde se le ve, con su porte atlético y su barba bien recortada, enarbolar orgullosamente la bandera nacional. A su regreso de Azerbaiyán, donde ganó una medalla de bronce en los Juegos de la solidaridad islámica de 2017, esperaba ser condecorado por los rebeldes hutíes, que controlan la capital. Pero la acogida no estuvo a la altura de las expectativas. «Se le dijo que nadie le pidió que enarbolara la bandera allá» relata su hermano, que denuncia una actitud de «desprecio» y una «injusticia».
En Saná, las autoridades conceden poco valor a los deportes en general y a las artes marciales en particular. Según Said, a su hermano «no le gustaba la política» y no adhería a ninguna de las partes en conflicto en Yemen. La embajada de Yemen en Madrid confirmó que «el atleta se ahogó cerca de las costas de Melilla el 16 de septiembre» y añadió que había pagado la repatriación del cuerpo. El cadáver pasó por Amán, antes de llegar al aeropuerto de Aden, en el sur de Yemen, de donde iba a ser llevado «en ambulancia» a Saná, según Said al-Haj.
El aeropuerto de Saná está cerrado desde agosto de 2016 debido al bloqueo aéreo impuesto por la coalición liderada por Arabia Saudita, que interviene en Yemen contra los rebeldes. La guerra, que devasta el país desde 2015, opone a los rebeldes hutíes, apoyados por Irán, y a las fuerzas progubernamentales y sus aliados.
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Tras varios fracasos para pasar la barrera que protege Melilla -pocos metros separan el enclave español del territorio marroquí- Hilal decidió pasar por el mar. «La distancia es corta. Mucha gente lo intentó antes que él. Para mi hermano, deportista, debía ser fácil. Pero se lo llevó una ola demasiado grande», afirma Said al-Haj.
Un amigo que acompañaba a Hilal al-Haj en su periplo sí consiguió llegar a la costa española. «Era muy difícil nadar, las olas eran muy grandes. Cuando (Hilal) gritó, pensé que estaba cansado, pero yo no sabía que se estaba ahogando», dice por teléfono a la AFP ese amigo, diplomado en Ingeniería civil, que fue acogido en un centro de refugiados en Melilla y requiere el anonimato.
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