«Hacíamos sesiones de cuesta en el bosque cerca de su casa. Él era pequeño, pero nos seguía, descalzo, después de cuidar de las cabras y las ovejas». El ruandés Gervais Hakizimana, hombre a la sombra del 'recordman' Kelvin Kiptum, contó que conoció en 2013 ... al corredor africano mientras entrenaba en la zona de Eldoret, en la región keniana del Gran Valle del Rift, a 2.500 metros de altitud. Allí se vieron por primera y por última vez después de que ambos encontraran la muerte en la carretera donde el atleta, que soñaba con el oro olímpico de París y bajar de las dos horas en la prueba de maratón, corría más de 250 kilómetros semanales. El Toyota Premio que conducía el plusmarquista mundial a las afueras de Kaptagat, se salió de la autopista, se golpeó contra un árbol y acabó en una zanja, según informó The Standard, el principal periódico del país y confirmó después el Ministerio de Deportes del país africano que presenta el mayor número de campeones por metro cuadrado.
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El nuevo icono de la distancia de Filípides estaba destinado a ser el primer hombre de la historia que bajaría con los métodos tradicionales de las dos horas en la prueba de los 42 kilómetros. Su fallecimiento deja huérfano el duelo que iban a disputar sobre el asfalto de París el corredor keniano con su compatriota Eliud Kipchoge, de 38 años, en el maratón de los Juegos Olímpicos, una cita que hubiera concentrado a millones de telespectadores en todo el planeta con el doble aliciente de saber quién ganaría y si alguno sería capaz de bajar de las dos horas. Dos estilos, dos atletas diferentes, pero una misma pasión y un mismo reto, hacer kilómetros y tratar de entrar en el libro de oro del atletismo mundial con las dos horas como barrera. Su nombre ya quedará en la memoria para siempre.
Su muerte pone fin a una corta trayectoria deportiva. Comenzó su idilio con el atletismo en 2016. Solo tres años más tarde ganó dos medias maratones en 15 días con tiempos asombrosos para su corta experiencia: 60:48 en Copenhague, Dinamarca, y 59:53 en Belfort, Francia. El atleta, de 24 años, tan solo había corrido tres maratones. Todos los ganó, y en todos dejó al mundo boquiabierto. Debutó en Valencia, en diciembre de 2022, con el crono más rápido de la historia para un debutante en la carrera (2h.01:53) y después, ya en 2023, ganó primero en Londres para confirmarse con 2h01:25. Nadie había corrido tan rápido nunca alrededor del Támesis. Y ya el 8 de octubre batió el récord mundial de la distancia con 2h00:35 en Chicago, arrebatando en la 'Ciudad del Viento' la anterior plusmarca a Kipchoge, Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2023.
«Sabía que en algún momento yo conseguiría ser el más rápido del mundo», dijo tras la carrera. Tres pruebas le bastaron para destronar a la leyenda de Kipchoge como rey de la distancia y cambiar las reglas del juego. Las tres veces fueron suficientes para meter sus tres marcas en el top 10 de la historia.
«En 2020 la pandemia me encerró en Kenia, me quedé allí un año y le entrené en el bosque. Corrí con él y luego empezamos un programa de maratón en 2021», explicó en una entrevista Hakizimana, en la que ahondó para AFP que lejos de cualquier planificación alimenticia rebuscada, el maratonista más rápido del planeta se alimentaba de productos sencillos: pan casero, frutas y verduras locales, té de Kenia, carne magra y el ugali, una papilla hecha con harina de maíz.
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Cuando no estaba entrenándose reposaba su cuerpo, ya sea durmiendo o comiendo. Jamás corría al 100% en los entrenamientos. Tres días al 80% y otros cuatro, al 50%. Todos alternos. Cuando los estándares actuales consideran un máximo de 220 o 230 para evitar lesiones, Kiptum promediaba en total entre 250 y 300 kilómetros a la semana. «Nunca he sentido sufrimiento en una maratón», afirmó el nuevo mito.
Al contrario que Kipchoge, al que Kiptum consideraba «el mejor de siempre», y todos los que brillaron antes que él, Kiptum casi nunca tocó la pista, su objetivo siempre fue ser el más rápido sobre el asfalto. «Me hablaba todo el tiempo del récord del mundo», comentó recientemente su entrenador, también fallecido en el siniestro. El atleta ya tenía toda la temporada programada tanto para el récord como el oro de los Juegos. Sólo se iba a dejar ver en el Maratón de Róterdam antes del asalto a la capital francesa el próximo 10 de agosto. Nunca llegará.
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