Muchos insultos, pero también aplausos a los deportistas de alto nivel

Pese a que se ha repetido por activa y por pasiva que los deportistas de alto nivel están exentos de cumplir con las restricciones horarias, incluso el Consejo Superior de Deportes (CSD) ha tenido que llamar la atención de una parte de la ciudadanía que parece no haberse enterado. Fue el pasado sábado 16 de mayo, un día después de que el triatleta paralímpico Kini Carrascosufriera el acoso de cinco conductores cuando salió a entrenar en bicicleta. El cacereño, que participó en los Juegos de Seúl 1988, Barcelona 1992 y Sidney 2000, denunció que uno de ellos incluso se le cruzó en la carretera, en pleno diluvio, para increparle: «¡A ver si te caes, manco!«.

«Por favor, respeto para nuestros deportistas», pidió el CSD a través de un mensaje en Twitter, en el que también tachó de «intolerable» e «insoportable» el comportamiento de esos individuos. Debió de surtir efecto, pues ese mismo día el propio Carrasco celebraba que en su rodaje ciclista «cada coche» que se había cruzado le había dado ánimos y apoyo.

También el Comité Olímpico Español (COE) tuvo que afear públicamente en la misma red social los insultos de otros vecinos, esta vez a la marchadora internacional Irene Montejo, que además sí cumplía con el horario establecido para el resto de la población, aunque por su condición de DAN no tendría por qué hacerlo. «Aún no he salido un solo día fuera de dicho horario. No me gusta llamar la atención y prefiero pasar desapercibida», reconocía en sus redes sociales. «Pues bien, ayer (por el domingo 17 de mayo) dos individuos tuvieron el gran detalle de llamarme 'vaya putón'. Ahora comprenderéis cómo nos sentimos los deportistas algunas veces, y que no nos quejamos por placer», lamentaba.

«Desde el COE transmitimos todo nuestro apoyo a la marchadora Irene Montejo y rechazamos todo comportamiento lamentable como el que denuncia de forma valiente. Ánimo y fuerza», reza el comunicado del organismo presidido por Alejandro Blanco, emitido el lunes 18.

Ya desde el primer día, numerosos atletas se quejaron del trato recibido por sus vecinos cuando salieron a entrenar. «De profesión, delincuente», comentaba con sorna el mediofondista internacional Ignacio Fontes; mientras que Carlos Mayo, campeón de España de campo a través este mismo año, aseguraba haber recibido «cinco llamadas de atención verbales, incluyendo a una señora gritando desde su balcón» en un mismo entrenamiento. El maratoniano Javi Guerra y los marchadores Julia Takacs y Jesús Ángel García Bragado decidieron entrenar en las franjas establecidas para evitar complicaciones.

Otros atletas han vivido en la vuelta al trabajo la cara opuesta de la moneda: no solo sus vecinos han respetado su situación, sino que los han arengado al entrenar. Es el caso del finalista mundial de 800 metros Adrián Ben. «Me ha pasado algo maravilloso. He salido a las 11:30 y me han animado más de 10 personas. Es un subidón tremendo. ¡Gracias, Viveiro!», publicó el gallego en redes sociales. También su compañero Fernando Carro, plusmarquista nacional de 3000m obstáculos, vivió una agradable experiencia: «Paracuellos del Jarama es ejemplar y vecinal. ¡En la sesión de hoy una mujer y su peque me animaron de tal manera que he roto el crono!»

Otros atletas internacionales como el velocista canario Samuel García, el saltador de longitud Eusebio Cáceres y el decatleta Jorge Ureña celebraron el haber sido vitoreados durante sus entrenamientos. Coincidencia o no, todos ellos residen en municipios pequeños, donde su figura es conocida por la población.

Todo lo contrario que Ángel David Rodríguez. El 'Pájaro', 21 veces campeón de España absoluto entre 60m, 100m y 200m, entrena en el Paseo de Camoens, en el distrito madrileño de Moncloa, también con experiencias positivas. Si bien es cierto que lo hace dentro de las franjas horarias establecidas, sus vecinos le animan y saludan cuando trabaja haciendo series de 100, 150 y 200 metros… Aunque solo sea por lo llamativo de su entrenamiento entre tanto trote y paseo.