MIGUEL OLMEDA
MADRID
Lunes, 7 de octubre 2019, 17:26
El atletismo español echa el cierre a la temporada más larga de la historia con un balance positivo en la cuenta de resultados. Después de unos magníficos Europeos de pista cubierta a nivel absoluto y al aire libre en categorías sub-23 y sub- ... 20, los Mundiales de Doha suponían el examen final previo a los Juegos Olímpicos, y el resultado es notable y alentador de cara a 2020. Hay presente y sobre todo futuro.
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España regresa de Doha con un bronce en el medallero y otros siete finalistas, su mejor resultado en unos Mundiales desde Moscú 2013, pues en Londres 2017 no ganó ninguna presea y colocó a cuatro atletas entre los ocho primeros, mientras que en Pekín 2015 logró un oro y un quinto puesto. En la clasificación por medallas, España fue trigésimo primera, la decimoquinta de Europa; en la de puntos, vigésimo cuarta, undécima del continente; y en la de finalistas, décima, quinta europea. Por resumir: el nivel global es alto, pero escasean estrellas. A día de hoy, solo Orlando Ortega, para quien la RFEA ganó en los despachos el bronce que la antideportiva maniobra de McLeod le había arrebatado en la pista.
Adrián Ben, con el desparpajo que le dan sus 21 años, fue sexto en el 800 para demostrar que en mediofondo se puede competir sin complejos contra las potencias. Y Ana Peleteiro, en un año irregular que comenzó proclamándose campeona de Europa 'indoor', acabó también sexta en el triple salto con más nivel de los últimos doce años. Sus 14.47 metros muestran menos de lo que vale, al menos 14.73 en pista cubierta, pero a los 23 todavía tiene tiempo de acercarse a los metales.
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diego reinares (COLPISA / AFP)
Séptimos finalizaron Javier Cienfuegos y Eusebio Cáceres, bienvenidos de nuevo a la élite, que irán a más si les respetan las lesiones. El de Montijo lanzó el martillo más lejos que nunca esta temporada, aunque en su primera final a nivel absoluto no encontró su mejor tiro, que habría valido medalla. El saltador de longitud, por su parte, va recuperando las sensaciones que le llevaron a ser cuarto en Moscú 2013, pero en Catar no pasó de 8.01 metros.
La marcha, un salvavidas habitual en el atletismo español, apenas concedió tres octavos puestos (de Jesús Ángel García Bragado con 49 años, Julia Takacs y María Pérez) que resultaron heroicos en vista de las temperaturas, superiores a 30 grados, y una humedad de más del 70%. Ni siquiera la preparación más específica de la historia ayudó a pelear unas medallas que ganaron los supervivientes.
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Fuera de los finalistas, ilusionó el buen rendimiento de Fernando Carro (undécimo) y Dani Mateo (décimo) en 3.000 obstáculos y maratón. Respecto al relevo 4x400 masculino, una de las grandes esperanzas para Tokio, el penúltimo puesto de su serie decepcionó, aunque ya se intuía que sin al menos dos 'titulares' (Hortelano y Búa) y el mejor de los reservas (Bernat Erta) llegar a la final sería utópico.
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