La burgalesa Laura Camarero, al Mundial de carreras de obstáculos

Menos de un año más tarde, esta burgalesa de 26 años ya ha participado en un campeonato europeo de esta especialidad, celebrado en junio en Hungría. Además, ya va camino del Mundial, que tendrá lugar en Bélgica los próximos 16 y 17 de septiembre. Asegura que, hace un año, «no sabía ni que existía este deporte».

Las carreras de obstáculos u OCR consisten en correr una distancia de varios kilómetros mientras los participantes sortean obstáculos que pueden estar relacionados con la fuerza, el equilibrio, la suspensión, los muros y la puntería. Camarero comenzó en este deporte hace menos de un año y ya está en la élite. Sus primeros pinitos los hizo en la categoría popular, aunque, vistos sus resultados, decidió pronto pasar a la categoría élite para competir contra otras mujeres de 25 a 29 años.

En su corto pero intenso periplo, Camarero ha viajado por distitnas ciudades españolas para competir contra otras jóvenes. Así, ella sola y después con su equipo, Zuas Sab, se ha ido haciendo un hueco en el panorama OCR español. Ahora ya se prepara para su próximo reto: el Mundial de Bélgica.

La plaza para esta competición la consiguió el pasado sábado, tras quedar como primera clasificada de su categoría en una carrera en Andorra. Ese puesto le aseguró una de las dos plazas que quedaban libres de su categoría y que representarán a España en septiembre. «No me lo esperaba para nada y no lo hubiese esperado nunca», afirma emocionada.

Sin embargo, los costes que supone participar en el campeonato ponen en duda a Camarero, que aún busca patrocinadores. Al no estar constituido como un deporte «oficial», participar en una carrera OCR, de la cuál no existe federación, es un coste muy grande.

La joven deportista tiene que acarrear todos los gastos de alojamiento, viajes, seguro, equipación y la participación en la prueba, que es de unos 140 euros. «Tenemos que cubrir todos los gastos nosotros mismos», sostiene. Para el europeo de Hungría, Camarero contó con el apoyo de la UBU y varias empresas privadas, y ahora señala que tiene que ver cómo lo hace, «qué patrocinadores encuentro y cómo ir», ya que el plazo para apuntarse acaba el viernes 14 de julio.

Por el momento, Camarero ha abierto un crowdfounding para recoger la cantidad deseada de 1.500 euros con los que costear todos los gastos.

Ampliar

Las carreras de obstáculos son pruebas muy exigentes, ya que los participantes han de correr unos 15 kilómetros mientras pasan obstáculos que van desde colgarse por unas escaleras hasta mover ruedas de tractor. Por tanto, el entrenamiento debe ser muy completo.

Camarero comenzó comprándose un kit de suspensiones para entrenar en parques. Eso lo completaba con entrenamientos corriendo y de fuerza en el gimnasio. También destaca que «venía con la ventaja de que he hecho deporte toda la vida, me ha gustado siempre la escalada, he hecho atletismo... Entonces se complementaba un poco todo y solo he tenido que juntarlo para llegar hasta donde estoy ahora.

Asegura que el del OCR es un entrenamiento «por libre» porque no tiene preparador, ya que es un deporte minoritario con pocos seguidores tanto en Burgos como en Castilla y León. Por eso buscó un equipo en Cataluña. Su presidente le auguró «una pasada» de año y, para Laura, «efectivamente, lo ha sido».

De cara al Mundial, Camarero destaca su «trabajo de muchos meses» para llegar donde está. Sin embargo, defiende que va a «entrenar como hasta ahora: cuatro días a la semana sólo de carrera y un par de días de suspensión, algo de escalada, fuerza... Entrenar seis días a la semana mínimo es necesario» para este tipo de competiciones.

Las carreras de obstáculos son, en palabras de Camarero, «un deporte muy completo pero es tan completo que entrenarlo es muy complejo». Además, cada una es distinta y los participantes no conocen qué obstáculos se pueden encontrar hasta que compiten.

«Muchas veces no sabes lo que te vas a encontrar en el recorrido y tienes que tener la habilidad y el control corporal suficiente como para poder pasarlas. Cada organizador pone sus pruebas» y, a partir de las bases, «todo vale».