Secciones
Servicios
Destacamos
Igor Barcia
Viernes, 7 de junio 2024, 21:15
Laura García-Caro se ha quedado a apenas un par de metros de abrir el medallero para España en el Europeo. La distancia que separa un bronce de una cuarta plaza la ha sufrido la marchadora de Lepe, pletórica en la recta final del Estadio Olímpico, saboreando un metal que nunca se colgará en su cuello. Después de mucho sufrimiento, de muchos problemas por culpa de un covid persistente, García-Caro llegaba a Roma a por todas y ha peleado al máximo para subirse al podio en la final de 20 kilómetros marcha, la que ha abierto el programa en el Europeo que se disputa desde hoy hasta el miércoles.
Con una Antonella Palmisano intratable, la andaluza ha sido la que más ha trabajado en el grupo perseguidor y aunque no ha podido seguir tampoco el ritmo de la segunda italiana en el kilómetro final, sí que parecía tener la medalla de bronce asegurada tras dejar atrás a la ucraniana Lyudmila Olyanovska, desde hoy un nombre que jamás olvidará Laura.
Del túnel del estadio -por fin se ha recuperado la tradición de finalizar las pruebas de marcha en la pista- ha surgido la española en tercer lugar, con la bandera nacional al hombro, dispuesta a saborear un metal que le compensaba todo lo que tuvo que sufrir en los dos últimos años. Pero la ucraniana no había dicho la última palabra, porque tenía en esos 300 metros finales la referencia de una española muy justa de fuerzas. Aun así, García-Caro ha entrado en la recta final con una renta jugosa.
El bronce era suyo hasta que ha cometido el error de dejarse llevar por la emoción, por esa felicidad de celebrar un bronce ficticio. Las imágenes de la enorme felicidad de su cara, lanzando el puño al aire en la parrilla de meta contrasta con el gesto de incredulidad posterior al ver pasar junto a ella a una marchadora ucraniana lanzada hacia el podio y más que al límite técnico en ese sprint final. El gesto de una atleta que sabe que su exceso de confianza la ha dejado sin un premio que merecía más que nadie por el gran trabajo realizado a lo largo de los 20 kilómetros marcha.
Apenas unos pasos han separado a España de la gloria a la decepción tras una actuación colectiva muy destacada, con esa cuarta plaza de García-Caro, la sexta de Cristina Montesinos y la novena de Raquel Gómez que vuelve a dejar a la marcha como una referencia a nivel continental y mundial. Por delante, la brillante Antonella Palmisano, la atleta de la flor en la cabeza que siempre le cose su madre antes de las grandes citas, la campeona olímpica en Tokio que ha estado intratable en casa, en ese circuito junto al estadio romano donde Italia ha cosechado un doblete donde avisa de sus intenciones en este Europeo.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La proteína clave para la pérdida de grasa
El Comercio
25 artistas para descubrir y disfrutar en 2025
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.