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Nunca es tarde para soñar, se puede decir de Mavi García. En 2017, con 33 años, la balear se proclamó subcampeona mundial de duatlón en Penticton (Canadá). Parecía su destino como deportista, ser una de las grandes de esta especialidad, pero la oferta que le hizo Movistar para centrarse en exclusiva en el ciclismo en carretera fue demasiado tentadora y ahora, con 40 años, Mavi García tiene un diploma olímpico porque hizo este domingo una carrera muy valiente, sin miedo ante las más grandes especialistas de un día del pelotón, y finalizó sexta en la prueba olímpica en ruta.
«Me voy contenta, sentía que tenía piernas para cualquier cosa», admitió la balear al finalizar la prueba. «Venía en forma y aunque el circuito no me beneficiaba demasiado, sabía que tenía que estar atenta y darlo todo. Estaba en mi mente pelear por un diploma y casi sabe a medalla, pero podía haberla peleado porque era una de las más fuertes», afirmó Mavi.
Así fue porque a pesar de su veteranía, la balear sigue siendo una corredora a tener en cuenta en el pelotón internacional y aunque el trazado parisino, con 158 kilómetros y esas ascensiones a Montmartre, favorecían a clasicómanas como Kopecky o Vos, Mavi García había llegado a París en muy buen momento de forma. Su instinto, su lectura de carrera, hizo el resto y eso le permitió estar en el primer corte decisivo de la prueba, cuando a 35 kilómetros se metió en ese grupo de doce ciclistas que se iban a jugar las medallas.
Tras el ataque de Vos y la húngara Blanka Vas, García se integró en un grupo perseguidor de cinco corredoras, pero no pudo aguantar el ataque de Kopecky en la última subida y ahí se le escapó esa opción de medalla por la que había peleado. La victoria fue para la estadounidense Kristen Faulkner, que aprovechó la vigilancia final entre Vos y Kopecky, que la escoltaron en el podio.
Detrás, a 1,23, llegaba una Mavi García a la que el diploma olímpico le sabe a gloria. Es un premio a esa ilusión que mantiene en activo a una deportista que siempre encontró en espacio para disfrutar. Porque Mavi iba para patinadora, pero los estudios y la necesidad de trabajar la llevaron a una empresa de hostelería. Fueron ocho años sin deporte hasta que Mavi empezó a correr por la necesidad de evadirse del trabajo. Se dio cuenta que el atletismo era un deporte donde podía rendir bien y de hecho, compitió en la liga de clubes con el Ría Ferrol en distancia de 3.000 metros, una época donde gracias a su hermano, entró en contacto con el duatlón. Podía compaginar ambas especialidades, pero en ésta creció hasta el punto de ganar dos medallas mundiales.
En 2016, Mavi se interesó por el ciclismo profesional. Era muy rápida sobre la bici y acabó fichando por el Bizkaia Durango. Tenía 31 años y un importante desconocimiento por algo tan básico como competir dentro de un pelotón, pero Mavi no es de las que se frena, y con mucho trabajo fue convirtiéndose en un nombre importante en el pelotón nacional, al punto de que Movistar llamó a su puerta en 2018 para competir al más alto nivel. Mavi llegó al podio del Giro de Italia al ser tercera en la edición de 2022, mientras que fue décima en el Tour de ese mismo año. Este año, enrolada en el Jayco, no ha sido el mejor en cuanto a resultados, pero a base de trabajo, la balear ha conseguido un diploma olímpico. A los 40 años.
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