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pablo m. Díez
Enviado especial a Tokio
Lunes, 2 de agosto 2021, 10:31
Si no hay cambios de última hora, que todo puede ocurrir, el mundo podrá por fin ver este martes en acción a la estrella de la gimnasia estadounidense Simone Biels. Cuando todos los periodistas desplazados a Tokio se esperaban una nueva renuncia tras las cinco ... retiradas de los últimos días, su equipo volvía a dar este lunes la sorpresa. «Estamos muy contentos de confirmar que podrán ver a dos atletas de Estados Unidos en la final de barra de equilibrio: ¡Suni Lee y Simone Biles!», anunciaba la Federación de Gimnasia de EE UU en Twitter.
Si no hay cambios de última hora, será el esperado regreso de Biles a la competición. Paralizada por una crisis psicológica debido a la enorme presión, la joven abandonó el martes pasado la final de gimnasia artística por equipos nada más empezar. Tras su salto al potro, que fue el peor de su trayectoria olímpica, explicó que se había sentido desorientada en el aire y reconoció el estrés y la ansiedad que sufría. Una confesión que le valió el aplauso de muchos atletas y de la mayoría de aficionados por atreverse a exponer los traumas que atraviesan los deportistas de élite por la presión profesional y mediática.
Desde entonces, Biles ha venido cancelando prácticamente cada día las finales para las que se había clasificado en estos Juegos Olímpicos de Tokio. Con el objetivo de superar las cuatro medallas de oro y la de bronce que ganó en Río 2016, la joven aspiraba a todo en la capital nipona: final por equipos, individual de concurso completo, salto, barras asimétricas, suelo y barra de equilibrio. Será en esta última en la que participe este martes a partir de las 10:50 horas.
Al igual que sus abandonos, que han conmocionado al mundo del deporte y han supuesto la noticia bomba de estos Juegos, su reaparición va a causar mucha expectación. En un drama que combina la preocupación por su salud con el morbo de ver a una estrella caída, todo el planeta está deseando comprobar si Biles se ha recuperado en solo una semana y si se encuentra al mismo nivel que antes. Pero no ha escogido un aparato nada fácil para esta última oportunidad en Tokio. Aunque ella es tricampeona mundial de barra de equilibrio, fue el único ejercicio en el que no alcanzó el oro en Brasil, donde tuvo que conformarse con el bronce.
Antes de marcharse de Japón solo con una medalla de plata, la lograda por sus compañeras en la final por equipos tras su abandono, Biles ha preferido jugársela a esta baza tan complicada en lo que promete ser una lucha emocionante. Enfrente tendrá a su compañera Sunisa Lee, la figura emergente de la gimnasia estadounidense a la que muchos consideran ya su heredera. Además, participarán la rusa Vladislava Urazova, las chinas Guan Chenchen y Tang Xijing, la rumana Larisa Rou y la brasileña Flavia Saraiva. No estarán, en cambio, otras dos rivales de Biles que han despuntado en estos Juegos: ni Rebeca Andrade, quien le ha dado a Brasil sus dos primeras medallas olímpicas en gimnasia femenina, ni Angelina Melnikova, que lleva tres metales. Mientras la primera cosechó el oro en salto y la plata en la general individual, la rusa se ha colgado el bronce en esta última y en suelo y el oro en la final por equipos.
Junto a ellas, otra figura de estos Juegos es la estadounidense Jade Carey, que este lunes ganó el oro en suelo y demuestra la potencia de su equipo de gimnasia femenino incluso con la ausencia de Simone Biles. Además de este oro, EE UU lleva el de individual completo de Sunisa Lee, que también obtuvo el bronce en asimétricas, y la plata por equipos y en suelo de Mykaila Skinner, quien precisamente sustituyó a Biles.
En el platillo volante del Pabellón Ariake, sus gimnastas tendrán este martes oportunidad de aumentar su medallero con dos opciones sobre la pista. Pero, más allá de los récords deportivos y del número de medallas, el verdadero interés será comprobar si Simone Biles ha superado o no la crisis que la tenía paralizada.
Aunque no ha podido competir para centrarse en su «salud física y mental», la joven ha estado en todo momento al lado de sus compañeras en los entrenamientos y dándoles ánimos en las finales. Su espíritu deportivo también quedó de manifiesto cuando, tras retirarse de la final por equipos, siguió en la pista con su equipo y fue de las primeras en acercarse a las rusas por su victoria. «No voy a perder una medalla para mi país o para estas chicas que han trabajado tan duro porque yo salga ahí y no lo haga bien», ha razonado deportivamente su decisión de no competir.
En un plano más personal, ha revelado con sinceridad el estrés que le angustia, que pone en peligro su carrera porque, a su juicio, «hay cosas más importantes en la vida que solo la gimnasia». Confiando en que haya superado el bache, este martes es la última oportunidad para ver a la gran Simone Biles en acción en estos Juegos Olímpicos de Tokio. Por supuesto, si no hay sorpresas de última hora, que todo puede ocurrir.
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