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El tirador iraní Javad Foroughi. EP
Tokio 2020 | Tiro: Un oro al servicio de los ayatolás
Tokio 2020 | Tiro

Un oro al servicio de los ayatolás

El campeón olímpico en pistola de 10 metros, acusado de ser miembro de la guardia revolucionaria islámica de Irán

Pío García

Enviado especial a tokio

Viernes, 30 de julio 2021, 14:23

Deporte y política siempre fueron unidos, por más que las autoridades olímpicas hagan afanosos esfuerzos por mirar hacia otro lado, como si la realidad viniera en lonchas que pudieran ser fácilmente separadas. Hay que hacer encaje de bolillos para reunir en los Juegos a países ... que andan embarcados en guerras continuas y en ocasiones saltan chispas que a la mínima pueden producir un incendio. El primer caso en Tokio fue la sonada retirada de un yudoca argelino, Fethi Nourine, para no enfrentarse en el tatami contra un rival israelí, Tohar Butbul. Cuando ya se han apagado los ecos de ese incidente, estalla otro que puede tener incluso más repercusiones diplomáticas.

La entrega de una medalla de oro en tiro, en la disciplina de pistola de aire a 10 metros, al iraní Javad Foroughi ha levantado las iras públicas de algunas organizaciones humanitarias y de una leyenda de este deporte, el coreano Jin Jong-oh, tricampeón olímpico. Jong-oh, que fue descalificado a las primeras de cambio en Tokio, cargó contra el COI nada más tomar tierra en el aeropuerto de Incheon (Seúl) por haberle dado la medalla de oro «a un terrorista», tal y como recoge el diario Korean Times.

Sostiene el tirador coreano, y también algunas organizaciones humanitarias, que Foroughi es un miembro de las milicias de la guardia revolucionaria islámica de Irán, los controvertidos pasdarán. «Darle esa medalla -prosiguió Jong-oh- es una tontería absoluta; la cosa más absurda y ridícula».

A esas quejas se ha unido también la asociación United for Navid, que defiende los derechos humanos en Irán. En un comunicado, repudió la entrega de la medalla de oro a Foroughi por ser «una catástrofe no solo para el deporte iraní, sino también para la comunidad internacional y para la reputación del COI». La asociación reclamó que el premio se dejara en suspenso hasta que se esclareciera la pertenencia o no del campeón olímpico a la guardia revolucionaria. Esta organización toma su nombre de una estrella de la lucha grecorromana iraní, Navid Afkari, ejecutado por un crimen que, según él mismo indicó en el juicio, confesó bajo tortura. El régimen culpó a Afkari de la muerte de un empleado de seguridad durante una jornada de protestas contra los ayatolás en Shiraz.

Los pasdarán, considerados una organización terrorista por algunos países (entre ellos Estados Unidos o Arabia Saudí), aunque no por la ONU y la Unión Europea, se ocupan de preservar el poder de los ayatolás en el interior de Irán. Fueron fundados en 1979 por orden de Jomeini con el fin de proteger el sistema político de la República Islámica y prevenir toda amenaza extranjera, así como los posibles golpes de estado. Son continuas las quejas contra ellos por atentar contra los derechos humanos y por cometer torturas y asesinatos.

Javad Foroughi, entre tanto, se ha convertido en una estrella en su país. Según recoge el diario británico The Guardian, el régimen lo ensalza y también los medios locales, que hablan de una «medalla inesperada». Foroughi recibió el oro con un saludo militar. Sin embargo, a tenor de la información oficial que facilita la organización de los Juegos Olímpicos, Foroughi empezó a entrenarse en el año 2013 en un sótano localizado bajo el hospital en el que trabajaba como enfermero sin que antes hubiera disparado jamás un tiro con una pistola. Cuatro años después se hizo profesional y ocho más tarde, se ha convertido en campeón olímpico con un registro nunca antes alcanzado en unos Juegos.

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