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Pau Echaniz (San Sebastián, 2001) vive en una nube desde que el jueves cruzó la línea de meta y se convirtió en medallista de bronce de C1. Su sueño de niño se convirtió en realidad, pero todavía no es del todo consciente de lo que ha logrado con 23 años y en su primera presencia en unos Juegos. «Estoy muy cansado, estoy reventado, pero es el precio que tiene ganar una medalla y lo pagaría una y mil veces. Estoy muy contento», admite a este periódico bajo el sol de París, en los exteriores de la Villa Olímpica.
– Debuta en unos Juegos y logra un bronce.
– Increíble. Lo hubiera firmado. Hice una manga perfecta, excepto el toque ese que me aleja del oro, que habría sido ya algo espectacular. Lo disfruté mucho, lo pasé muy bien y me salió todo redondo.
– ¿Cuál era el objetivo de Pau Echaniz en estos Juegos?
– Sabía que podía estar en la pelea. Estaba preparado, en calma y sabiendo lo que tenía que hacer en cada momento, con toda la energía puesta para alcanzar esta meta.
– ¿Cómo se viven esos 90-100 segundos de un descenso?
– Casi ni lo vives, está flotando, no piensas lo que estás haciendo, ejecutas los movimientos y ya está. No lo piensas, lo haces. Y cuando acabas muchas veces ni te acuerdas lo que has hecho. Es una zona donde en pocas ocasiones encuentra uno la perfección, en pocas mangas sientes que has alcanzado ese punto y aquí logré sacar una manga perfecta.
– Cuando cruzó la meta, su gesto ya denotaba que estaba más que satisfecho.
– Sí, llego y hay un momento que no sé muy bien lo que he hecho, pero rápidamente me doy cuenta que es un 88 y el mejor tiempo de la semifinal había sido 89, con lo que se desató la locura.
– ¿Y cómo vivió esa cuenta atrás hacia el bronce?
– Fue muy dura. Se me hizo eterna. Sabía que había tres o cuatro palistas que podían estar por delante, pero hubo un campeón olímpico y un medallista de plata que no alcanzaban mi tiempo y ahí me vi en el podio.
– ¿Y cuando en el marcador final sale Pau Echaniz tercero?
– Buah, fue increíble. Bajaba el último, el británico, que era uno de los favoritos, e iba mirando las puertas. Lo siento, pero deseaba casi que cometiera errores. Nunca quiero desear lo peor a nadie pero en ese momento ves que el sueño que llevas persiguiendo desde niño está a punto de hacerse real, y cuando llega y está por detrás, es algo que no se puede describir, es una locura.
– ¿Había imaginado muchas veces ese momento?
– Ha sido el trabajo mental de muchos años, de ponerme en esa situación, de ponerme en la salida, de soñarlo, es que la noche anterior soñé que quedaba segundo. Parece mentira que un niño pueda imaginar eso, pero desde que tengo diez años estaba imaginando esa salida, es algo que he trabajado tanto que sabía lo que había que hacer.
– ¿Y salió como imaginaba?
– Sí, incluso mejor.
– ¿Cómo fue la celebración con su familia?
– No hubo mucho tiempo, pero hubo un gran abrazo. Fue precioso.
– ¿Y después de casi un día, ya siente que esto es algo real?
– No he parado mucho, pero es muy fuerte y sí me estoy dando cuenta que he hecho algo tremendamente difícil, que tantas personas personas lo han intentado y no lo han logrado, solo lo había logrado Maialen, y yo llego y lo logro a la primera. Es que es muy fuerte.
– ¿Qué sucede en la familia Echaniz-Chourraut, que se acumulan las medallas olímpicas?
– No sé lo que es, pero hay algo que... Es increíble que Maialen lo hiciera en tres ocasiones y ahora sea yo quien le tome el relevo. Es algo inaudito. Y mi padre siendo un pionero, él no llegó a esa medalla, pero estuvo en dos Juegos, y tomar el relevo a él y a Maialen es maravilloso.
– Tiene los mejores referentes en casa.
– Mira que somos muy diferentes a la hora de competir, de remar y de ser, pero siempre se comparte el sacrificio y el esfuerzo que hay detrás, la constancia y el afán de superación siempre están ahí y en todas esas facetas. Maialen es uno de los mejores ejemplos que se puede tener. Me haya ayudado mucho.
– ¿Y que su padre sea su entrenador se compagina bien?
– No le veo como entrenador, los consejos siempre están y es que siempre la clava. A veces me fastidia pero siempre tiene la razón en lo que me dice, siempre sabe cómo gestionar las cosas, como hacerlo en cada momento.
– Y también lo será tener cerca a Maialen, cinco Juegos y tres medallas olímpicas.
– Es una barbaridad. Y tiene tanta ilusión que marca, porque lo vive con las mismas ganas que las que tengo yo o incluso más, Es que es una niña, es un alma libre, parece mentira cómo se entrena, como se pica y se sigue picando conmigo. Es muy guay vivir todo esto con ella.
– Ahora le tocará gestionar la presión del favorito.
– Puede ser, pero a mí las presiones no me afectan mucho, siempre voy a lo mío, intento ser puro, ser yo mismo. No pienso en lo que me puede desconcentrar.
– Además de piragüista, es diseñador de ropa.
– Es importante tener más cosas porque el deporte puede ser muy obsesivo. Es una vía de escape que me ayuda porque compaginarlo es fácil.
– Ahora puede aprovechar la promoción de lograr un bronce.
– Voy a subir el precio un 200%.
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