La vigilancia llega hasta zonas alejadas del Sena como son los Campos Elíseos AFP

París, la ciudad de la seguridad

Calles semivacías, miles de gendarmes y sirenas por todas partes. La capital vive en estado de máxima vigilancia de cara a la ceremonia inaugural

Igor Barcia

Enviado especial. París

Viernes, 26 de julio 2024, 00:12

París, la ciudad de la luz, del tráfico caótico y de los turistas es hoy la ciudad de la seguridad. Un escenario irreconocible para aquellas personas que han visitado alguna vez la capital parisina. Es el peaje que hay que pagar para ofrecer esta noche al mundo una imagen única y jamás vista en unos Juegos Olímpicos, la de una inauguración fuera del estadio. A través del Sena, París mostrará su mejor sonrisa a los millones de personas que vean ese tránsito de deportistas a través de seis kilómetros de recorrido. Pero para llegar a ese momento, la capital ha vivido blindada la última semana, con una seguridad tal que los cierres de calles la han transformado en una ciudad fantasma en zonas que a finales de julio deberían estar a rebosar de visitantes.

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Una de las calles cercanas a Trocadero, ayer totalmente vacía. I. Barcia

Este periódico ha experimentado en dos paseos esa sensación a caballo entre la película 'Abre los ojos', con Eduardo Noriega recorriendo una Gran Vía de Madrid vacía, y los tristes recuerdos de las calles desiertas durante la pandemia de covid. De Trocadero al Gand Palais, pasando por los Campos Elíseos, y desde el Ayuntamiento de regreso al Trocadero, París se ha convertido en la ciudad de la policía y de las sirenas, una constante cuando uno pasea estos días, da igual el rumbo. Es tal la sensación de seguridad y vigilancia que por la zona gris, la más cercana al Sena, se ven más cuerpos de seguridad que paseantes y ellos son los que deciden quienes pueden acceder a las zonas más 'delicadas' después de verificar unos códigos QR.

Trocadero será uno de los puntos centrales de los Juegos. Punto clave en la ceremonia inaugual, donde desembarcarán los equipos y donde se llevarán a cabo las actuaciones previas a los discursos y al encendido del pebetero, también será zona de premiación a lo largo de las dos semanas y media de competición. Hoy está completamente bloqueado por unas vallas que impiden acercarse, así como un buen numero de gendarmes que forman parte de ese dispositivo de vigilancia que eleva a 45.000 el número de agentes. El tráfico está cerrado y también lo está el acceso a la estación de metro. Caminar hacia el Arco del Triunfo a través de la Avenida d'Iéna es uno de esos momentos extraños. Calles habitualmente atestadas de tráfico están vacías y sólo el paso de comitivas oficiales de altos cargos olímpicos rompe esa sensación irreal que todo lo invade. Dos motoristas marcan siempre el paso a un grupo de vehículos negros lujosos donde viajan miembros olímpicos hacia sus hoteles.

Arco del Triunfo y Campos Elíseos marcan el límite de la zona de seguridad. Allí todo es más normal, más coches, más gente, más ruido... pero aún así se nota que París no está al cien por cien. Muchos parisinos han dado la espalda a los Juegos y a todos los contratiempos que trae meter un evento de tal magnitud hasta el corazón de la ciudad y se han marchado de vacaciones. Y a la espera de que miles y miles de personas lleguen para ver las competiciones, también ha descendido el turismo estival. De hecho, son muchos los hosteleros que estos días han protestado por la falta de clientes en una época en la que sus restaurantes y terrazas estarían llenas.

Campos Elíseos ha echado en falta en su empedrado al Tour de Francia, que ha tenido que emigrar a Niza. Pero en la gran avenida las cosas son como siempre, animadas, lujosas, con inauguraciones de tiendas donde acude gente de la vida social parisina, ajena a las labores un poco más allá de un grupo de obreros para dejar a punto la sede del Grand Palais.

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Ayuntamiento y Sena

Al otro lado de las Tullerías y del Louvre, la explanada del Ayuntamiento está tomada por los Juegos y la policía que ha cerrado otra de las grandes arterias de París, la Rue Rivoli. Los visitantes tienen la sensación de ver algo casi único, con gente corriendo por mitad de la calle y grupos de ciclistas aprovechando la falta de coches. La bicicleta es una de las grandes beneficiadas de este París 'tomado', de hecho, la organización de los Juegos y los responsables del transporte han recordado a los parisinos el aumento de kilómetros ciclables para poder desplazarse estos días. Mientras tanto, las orillas del Sena están cerradas y con las gradas preparadas para la gran ceremonia. Desde el puente Notre Dame, abierto para peatones, se puede ver que todo está a punto y también otro tipo de vigilancia. En apenas dos minutos, media docena de motoras pasan a toda velocidad río arriba mientras desde el aire, los helicópteros también hacen su trabajo.

Hoy será todo diferente y París está dispuesta a brillar más que nunca. Y los miles de deportistas que tomarán parte en los Juegos tomarán el relevo de los que han sido protagonistas estos días. Pero esos 45.000 gendarmes seguirán presentes hasta el 11 de agosto, recordando a cada paso la máxima seguridad en la que vive París.

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