El karateca malagueño Damián Quintero. Efe
Kárate

Mirando al podio de Tokio desde el sótano de casa

El coronavirus obliga a Damián Quintero, favorito a las medallas en el debut olímpico del kárate, a prepararse en un tatami improvisado de 12 metros cuadrados

miguel olmeda

Domingo, 19 de abril 2020, 07:53

La decisión se tomó el miércoles 11 de marzo y se ejecutó el jueves 12, en menos de 24 horas. La entonces imparable expansión del coronavirus no dejaba otro remedio: el Centro de Alto Rendimiento de Madrid y la Residencia Joaquín Blume cerraban sus puertas ... , en principio por quince días, que ya son 38 y subiendo, sin noticias de reapertura. La crisis, como en el resto de los sectores, sembró también pánico en el deporte español. Con los Juegos Olímpicos a poco más de cuatro meses, la imposibilidad de entrenar alejaba las medallas hasta de los más favoritos. El aplazamiento de Tokio 2020 a 2021 calmó las aguas, pero en esos niveles de exigencia nadie puede permitirse estar parado indefinidamente. Hay quienes buscaron cintas de correr, bicicletas estáticas, un gimnasio a pequeña escala, y Damián Quintero armó un tatami con placas de titanio en el sótano.

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«Aunque obviamente no se trata de uno de competición», explica el karateca malagueño; «con la zona que tengo, unos 12 o 15 metros cuadrados, puedo seguir con los entrenamientos mediante videoconferencia con mi entrenador». Un par de horas por la mañana y otro rato alguna tarde, «así no perdemos el ritmo, que es lo importante», a pesar de que no llega a la mitad de lo que trabajaba en el CAR y que en el aspecto físico tiene que apañarse con una comba, unas gomas y las mancuernas que le ha prestado un vecino. Muy lejos de los 120kg en sentadilla que levanta en el gimnasio, o los 90kg en press banca, perfectamente ajustadas por la Unidad de Control de Rendimiento del CSD que lidera Zigor Montalvo. Quintero ha perdido ya un kilo de masa muscular, aunque quizás eso sea lo de menos.

Lo de más es la incertidumbre que viene ahora. Cuándo volverá a entrenar con normalidad. Cómo podrá afrontar el nuevo año olímpico, al que llegará con la plaza para Tokio y el número uno del ranking mundial en la modalidad de kata. «El punto cumbre de estos cuatro años era en agosto y ahora hay que reestructurar toda la preparación», asume el malagueño, afincado en Madrid. «Mi entrenador intentará planificarlo de la misma manera que en 2019, pero entonces yo estuve entrenando a un nivel muy alto hasta junio, en julio estuve de vacaciones y en agosto hicimos la pretemporada. Ahora, esta va a tener que ser mucho más dura», reconoce.

En cualquier caso, Quintero, es «positivo» de cara a los Juegos. Le respalda un palmarés inigualable: hexacampeón de Europa individual (incluidos los cinco últimos años) y tres veces subcampeón; campeón mundial y doble medallista de plata y de bronce. En total, 111 preseas, 75 de ellas internacionales, camino de los 36, que en Tokio serán 37. «Mi amigo Ryo Kiyuna, el japonés, para mí es el favorito», asegura en un ejercicio de liberación: «Es el campeón del mundo y el anfitrión, aunque siempre estamos peleando por ser el número uno del ranking». Al karateca le halagan los pronósticos que ya lo ven en el podio olímpico, «pero hay que cogerlos con pinzas porque te pueden jugar una mala pasada si te confías».

Hay futuro, pero es incierto

Quintero no es el único estandarte española en un deporte que debutará en los Juegos en Tokio. Especialista en kata como él, y también campeona del mundo, Sandra Sánchez es «baza segura» sobre el tatami, pero no es la única. «Tengo la esperanza de que pueda entrar alguien más en el preolímpico», apunta el malagueño, que ve futuro en kárate nacional siempre que consiga mantenerse en el programa olímpico. «La juventud viene muy bien. Es un deporte que está muy metido en los colegios porque viene muy bien para la coordinación, la concentración y el respeto a los compañeros y al maestro, pero sí volvemos a quedarnos fuera de los Juegos las jóvenes figuras que van saliendo en categorías inferiores no se podrán dedicar al 100% al deporte», lamenta.

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Nombres como el de Marta García Lozano, campeona mundial sub-21 el pasado mes de octubre, pero no es la única. «Dentro del equipo nacional absoluto ya hay jóvenes de 22 y 23 años que despuntaron en categorías inferiores y siguen dando la talla», señala Quintero. «No somos Sandra (Sánchez) y yo, y ya está, nos van apretando y a nosotros nos viene genial», reconoce el líder del ranking mundial, que todavía ve lejos el final de su carrera: «Sí que he vivido el 80% de ella y uno ya va consiguiendo sus grandes objetivos». El oro olímpico sería la guinda.

El fugaz periplo olímpico que invita a reinventarse al kárate

La andadura olímpica del kárate va camino de ser muy efímera. Tanto que antes de debutar en Tokio 2020 ya se sabe que probablemente no repetirá en París 2024, lo que convierte en un imposible sus aspiraciones para consolidarse entre los fijos del programa, pese a que cumple con las condiciones del COI. La decisión de que no formará parte del próximo ciclo, que todavía no es definitiva, recae sobre el Comité Organizador de París 2024, que decidió el año pasado dejar al kárate fuera de sus cuatro propuestas de invitación dejando una plaza vacante. La última palabra, que la tomará el COI, está en el aire, toda vez que debería anunciarse en diciembre de 2020, después de los Juegos, pero el aplazamiento pone los plazos en duda.

La condición de olímpico ha cambiado al kárate por completo. «Yo lo llamo la época dorada, porque a nivel económico hay una diferencia abismal, empezando por las cuantías que otorga el CSD al ganar una medalla y siguiendo con la beca ADO, que al final es lo que da la tranquilidad de poder dedicarte 100% al deporte», explica Damián Quintero. A nivel mediático, también ha supuesto una revolución: «La gente te conoce por la calle, crecen mucho los seguidores en redes sociales y es muy bueno para captar patrocinadores privados».

Aunque en el kárate indigna que la exclusión de París 2024 llegue sin la oportunidad de demostrar su valor en Tokio, entienden que una evolución acercaría a su deporte a los telespectadores. «Habría que hacerlo más simple, más fácil de comprender. Otro error del kárate es que la figura del árbitro está demasiado consolidada, si lo destacas por encima de los deportistas, apaga y vámonos», lamenta Quintero.

«La kata es complicada de cambiar, pero se podrían buscar soluciones. Hay una lista de ciento y pico katas de distintos estilos y maestros, y hay una lucha interna dentro de eso. Habría que hacer un estudio exhaustivo y darles una puntuación a esos katas, pero también estipular muy bien las penalizaciones. No hay una regla escrita como tal y por eso juega mucho la baza del juez. Hay mucho margen de mejora en ese sentido», propone el malagueño.

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